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me alegraré con ellos, cuando les hiciere bien; y los plantaré en esta tierra en verdad, con todo mi corazon, y con toda mi alma*.

87. Y finalmente: He aquí que yo les cicatrizarè la llaga, y daré sanidad, y los curaré; y les mostraré la paz y la verdad, que pidieron. Y haré volver los que vuelvan de Judá, y los que vuelvan de Jerusalén; y los edificaré como desde el principio. Y los limpiaré de toda su iniquidad, en que pecaron contra mí; y seré propicio á todas sus maldades, con que pecáron contra mí, y me despreciáron. Y me será á mí de nombre, y de gozo, y de alabanza, y de regocijo para con todas las naciones de la tierra, que oyeren todos los bienes, que yo les he de hacer; y se asombrarán, y se turbarán por todos los bienes, y por toda la paz, que yo les haré á ellos†.

88. O todas estas son unas exajeraciones desmedidas, llenas de impropiedad, y aun de falsedad, ó el Espíritu Santo no habla aquí de la vuelta de Babilonia; porque sabemos de cierto por la misma Escritura, que nada de esto

* Ecce ego congregabo eos de universis terris, ad quas ejeci eos in furore meo, et in ira mea, et in indignatione grandi: et reducam eos ad locum istum, et habitare eos faciam confidenter. Et erunt mihi in populum, et ego ero eis in Deum. Et dabo eis cor unum, et viam unam, ut timeant me universis diebus: et benè sit eis, et filiis eorum post eos. Et feriam eis pactum sempiternum, et non desinam eis benefacere: et timorem meum dabo in corde eorum, ut non recedant à me. Et lætabor super eis cùm benè eis fecero et plantabo eos in terra ista in veritate, in toto corde meo, et in tota anima mea. Jerem. xxxii, 37, 38, 39, 40, et 41.

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+ Ecce ego obducam eis cicatricem et sanitatem, et curabo eos : et revelabo illis deprecationem pacis et veritatis. Et convertam conversionem Juda, et conversionem Jerusalem: et ædificabo eos sicut à principio. Et emundabo illos ab omni iniquitate sua, in qua peccaverunt mihi: et propitius ero cunctis iniquitatibus eorum, in quibus deliquerunt mihi, et spreverunt me. Et erit mihi in nomen, et in gaudium, et in laudem, et in exultationem cunctis gentibus terræ, quæ audierint omnia bona, quæ ego facturus sum eis: et pavebunt, et turbabuntur in universis bonis, et in omni pace, quam ego faciam eis, &c. - Id. xxxiii, 6, 7, 8, et 9.

se verificó, ni se pudo verificar en aquel tiempo. Si no es que se diga, que se habla aquí no de la antigua Babilonia de los Caldéos, sino de la vuelta de otra grande Babilonia, llamada así por los dos apóstoles mas amados S. Pedro, y S. Juan, con lo cual nos conformarémos enteramente segun se verá en su lugar, cuando observémos de propósito esta vuelta de Babilonia y á Babilonia misma.

89. Por último, considerad quieta y atentamente aquella profecía del Señor que hablando con sus discípulos, pocos dias antes de su pasion les dice así: Pues cuando viereis á Jerusalén cercada de un egército, entonces sabed que su desolacion está cerca... Porque estos son dias de venganza, para qué se cumplan todas las cosas, que están escritas... Porque habrá grande apretura sobre la tierra, éíra para este pueblo. Y caerán á filo de espada: y serán llevados en cautiverio á todas las naciones, y Jerusalén será hollada de los Gentiles: hasta que se cumplan los tiempos de las naciones*.

90. Estas últimas palabras ¿qué quieren decir? Jerusalén será hollada, ó conculcada de las gentes hasta que se llenen los tiempos de las naciones. Yo infiero de aquí una consecuencia, no solo legítima y justa, sino conforme con otros muchos lugares de la Escritura: luego las naciones tienen sus tiempos fijos y precisos, los cuales concluidos, Jerusalén dejará de ser hollada de las gentes. A esto alude visiblemente S. Pablo, ó esto mismo dice, hablando con las gentes cristianas: Mas no quiero, hermanos, que ignoreis este misterio (porque no seais sábios en vosotros mismos) que la ceguedad ha venido en parte á Israel hasta que haya entrado la plenitud de las gentes, y que así todo Israél se salvase, como está escritor.

* Cum autem videritis circundari ab exercitu Jerusalem, tunc scítote, quia appropinquabit desolatio ejus... Quia dies ultionis hi sunt, ut impleantur omnia, quæ scripta sunt... Erit enim pressura magna super terrain, et ira populo huic. Et cadent in ore gladii: et captivi ducentur in omnes gentes, et Jerusalem calcabitur à gentibus: donec impleantur tempora nationum. Luc. xxi, 20, 22, 23, et 24.

Nolo enim vos ignorare fratres mysterium hoc (ut non sitis

TOMO II.

F

91. De modo, que cumplidos ó llenos los tiempos de misericordia para las gentes, y habiendo entrado la plenitud de ellas (no cierto todas, sino las que han de entrar, segun la presciencia de Dios) entónces, dice el Apóstol, será salvo todo Israél, conforme está escrito: entónces, dice el mismo Cristo, Jerusalén dejará de ser conculcada de las gentes, y esto en el mismo sentido en que aora se dice con toda verdad, hollada de los gentiles; esto es, materialmente y formalmente materialmente cuanto al lugar donde estaba fabricada: formalmente cuanto á sus propios y lejítimos habitadores, ó á la nacion entera, de quien Jerusalén era cabeza, segun la institucion de Dios; pues en ambos sentidos se ha cumplido y se está cumpliendo la profecía del Señor. No quisiera detenerme un momento mas en la consideracion de este primer aspecto, que ha salido mas difuso que lo que yo pensaba; y no obstante, he dicho poquísimo respecto de lo que habia que decir. Mas se hace durísimo no decir una palabra sobre la esplicacion de estos dos testos que acabo de citar, que se hallan en los mejores intérpretes de la Escritura, y á lo menos la propongo à vuestra reflexion.

92. Jerusalén, dice Cristo, será conculcada de las gentes hasta que se Henen los tiempos de las naciones... Esto es, dice la esplicacion, hasta el fin del mundo, ó no mucho antes. ¿Cuando? Cuando el Anticristo rey y Mesias de los Judios, y monarca universal de todo el orbe, edifique de nuevo esta ciudad, y ponga en ella la córte de su imperio universal... La ceguedad de Israél, dice el Apóstol, debe durar hasta que entre la plenitud de las gentes. Cuando haya entrado esta plenitud, ó lo que parece lo mismo, cuando se hayan llenado, ó concluido los tiempos de las naciones, entonces todo Israél será salvo, segun está escrito... Esto es (prosigue la esplicacion), Israél será salvo un poquito antes de acabarse el mundo... Esto es, Israél será vobis ipsis sapientes) quia cæcitas ex parte contigit in Israël, donec plenitudo gentium intraret, et sic omnis Israël salvus fieret, sicut scriptum est.— Ad Rom. xi, 25, et

salvo despues de la muerte de su falso Mesías, y ruina de su imperio universal. ¡O, si fuese posible cerrar enteramente esta puerta, ó esta abertura, y quitar del todo este efugio tan ordinario! ¿Qué bienes no pudieran resultar de aquí para la verdadera y llanísima inteligencia de tantas y tan graves profecías? Yo imploro para esto y para otras mil cosas de que trato, el favor y la proteccion de los sábios de nuestro siglo, cuyo principal carácter es la inquisicion de la verdad en cualquier asunto que sea, sin negarse á ella despues de conocida.

93. No dejeis, señor, de reparar bien, aunque sea de paso, aquella especie de salva ó preparacion que hace el Apóstol, antes de revelar este secreto, como pidiendo á las gentes cristianas, con quienes habla, una atencion particular. Mas no quiero, hermanos mios (dice), que ignoreis este misterio (porque no seais sábios en vosotros mismos). ¡Qué salva tan inútil y tan fuera de propósito, si el misterio que va á revelar no es otro, sino que los Judios se convertirán al fin del mundo, y que la Iglesia presente ape.. nas recibirá entónces á los Judios que halláre! Esto quiere el Apóstol que no ignoren las gentes cristianas para que no se envanezcan, para que no se engrian, para que no se fien demasiado, para que no sean sábios solamente para sí mismos*. Pero de esto en otra parte, que todavia no es su tiempo.

* Ut non sitis vobis ipsis sapientes. — Ad Rom. xi, 25.

ARTICULO II.
ULO

SEGUNDO ASPECTO.

SE CONSIDERAN LOS JUDIOS DESPUES DE LA MUERTE DEL MESIAS COMO DESCONOCIDOS DE SU DIOS, Y HORROR DE PUEBLO SUYO; Y SE PREGUNTA AQUI, SI ESTE CASTIGO TENDRA FIN, O NO.

PARRAFO I.

94. Todos saben que la descendencia del justo Abrahán por Isaac, y Jacob, fué mas de dos mil años la única entre todas las naciones de la tierra, que conociese y adorase al verdadero Dios, la única escogida de Dios, consagrada á Dios, unida á Dios, la única que entrase en comercio y sociedad con Dios, que recibiese leyes, y ceremonias de Dios, que tratase con Dios, que se obligase á Dios, y á quien el mismo Dios se obligase. La única, en suma, que mereciese llamarse con verdad pueblo de Dios; Solo os conocí á vosotros de todos los linages de la tierra*, les decia el mismo Dios por el profeta Amós.

95. Del mismo modo saben todos, que este pueblo de Dios, tan distinguido, tan honrado, tan amado, tan beneficiado, fué siempre por la mayor y máxima parte el mas duro, el mas infiel, el mas ingrato de todos los pueblos. Para conservar este pueblo, para instruirlo, para ilustrarlo, para santificarlo, ¡ qué prodigios no hizo el Señor, qué escesos, qué providencias, qué beneficios, qué promesas, qué amenazas, qué castigos! Pero todo en vano, y tan en vano, que el mismo Dios se quejaba continuamente por sus Profetas, como un buen padre, que ya no halla que hacer para para corregir un hijo perverso.. ¿Qué es lo que debí hacer mas de esto á mi viña, y no lo hice? En vano castigué á vuestros hijos, no recibieron la correccion, les decia por

* Tantummodo vos cognovi ex omnibus cognationibus terræ. — Amos iii, 2.

+ Quid est quod debui ultrà facere vineæ meæ, et non feci ei? Isai. v, 4.

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