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APENDICE

SOBRE LA

POESIA DIDACTICA ESPAÑOLA.

Tan difícil es acercarse en la poesia didáctica al punto de perfeccion á que llegó Virgilio, que son muy contados los poemas de esa clase, asi antiguos como modernos, que hayan alcanzado mas de mediana fama; y desgraciadamente la literatura española no posee ninguno hasta el dia que pueda presentar confiadamente en competencia con los extrangeros. ¿En qué consiste, se preguntará acaso, esta falta tan extraña en una nacion muy fecunda en claros ingenios ?Noes fácil dar una explicacion satisfactoria de tan rara ascasez; pero quizá pueden aventurarse para explicarlà algunas conjeturas. En el siglo de oro de nuestra poesía se cultivaron con mas o menos acierto todos los géneros de composicion, excepto el didáctico; porque cabalmente todo concurria á alejar de ese objeto la atencion de nuestros poetas : dotados por lo comun de ardiente fantasía, dedicáronse con mas gusto á aque

llas composiciones en que podian dejarla campear libremente y desplegar toda su riqueza, que no á una sumamente rígida y estrecha, en que la razon lleva siempre en la mano la regla y el compas; en que daña la imaginacion, por poco que se le afloje la rienda; y en que los adornos empleados sin la mas severa templanza ofuscan en vez de hermosear. En el siglo décimosexto no habia hecho tampoco el pensamiento, con la ayuda de la filosofía, los adelantamientos que tanto contribuyen á inventar y delinear con acierto el vasto cuadro de un poema didáctico, sin dejar luego á la fantasía sino el cuidado de enriquecerle; siendo de notar que solo en el mejor siglo de su literatura, y cuando se unia la perfeccion del gusto á los mayores progresos del humano saber, tuvieron Francia é Inglaterra un Boileau y un Pope.

Pero los antiguos poetas españoles, arrebatados de su lozano ingenio, incitados por el cielo y el clima á otras composiciones de mas gala, testigos de extraordinarios acontecimientos, que les convidaban al canto heróico, cuando.no expresaban los sentimientos de su carazon o describían la naturaleza que los encantaba, difícilmente pudieron pensar en un género grave y .templado como el didáctico; y mucho menos cuando entregados por lo comun á otros cuidados y profesio hys, pa dodirabani la poesía sino sus ocios, sin poder aplicar a un poema de esa clase el desvelo y el tiempo que tan ardua empresa reclama. Hasta la lengua misma, mas aficionada á desplegar grandeza y pompa que á reducirse á estrecha medianía, parecia prestarse de mejor grado á otra clase de composi

ciones.

Hasta fines del siglo décimosexto no sé

que

contase

España ningun poema didáctico; debiendo el primero á Juan de la Cueva, que no contento con cultivar los géneros mas difíciles de poesía, como la epopeya, la tragedia y la comedia, emprendió dar en verso una coleccion de reglas poéticas, cuando no habia aun en España, y era rarísima en Europa, una obra original semejante, escrita en verso y en lengua vulgar. Esta circunstancia, unida al mediano mérito de aquella obra, exige que se la examine con algun detenimiento, á pesar de que en general merezca la severa crítica citada en el tomo primero de esta coleccion.

El Ejemplar poético, que tal nombre tiene la obra de Cueva, está dividido en epístolas, habiendo preferido el autor valerse de ese modesto nombre mas bien que presentarse como maestro; sin embargo de que estaba tan satisfecho de su obra como se echa de ver en su dedicatoria.

Mas prescindiendo de la flojedad y desaliño en que á veces incurre, cometiendo graves faltas de estilo y de versificacion, los defectos capitales de la obra de Cueva pueden reducirse á tres : 1o. falta de método, dislocacion de algunas materias y repeticion de otras: asi, por ejemplo, en la primera epístola se explaya el autor tratando del lenguaje, y despues en la segunda y aun todavía en la tercera vuelve á hablar del mismo asunto; de la propia suerte que en esta última quebranta el órden, reconociéndolo el autor mismo, al tratar de las especies de versificacion, de que se habia ocupado mucho antes.

2o. Plan incompleto de la obra ; pues baste decir que en una coleccion de reglas poéticas, en que desciende á veces el autor á levísimos pormenores, expresándose otras con demasiado lujo y redundancia,

omite hablar de géneros tan principales de poesí como la épica, la didáctica, la sátira, el apólogo, si contar algun otro menos importante.

3°. La falta de exactitud y aun de acierto al dar a gunas reglas poco fijas y seguras, y otras falsas y equ vocadas. Aun sin entrar á examinar lo que dice res pecto del teatro, se ve mas de una vez que al habla de otros géneros de poesía, ó no los deslinda cual de biera, ó indica una senda torcida. Asi, por ejemplo despues de haber hablado con acierto de la égloga confunde poco despues su índole; no de otra suert que despues de haber dicho con razon :

pasa

Han de ser las elegias lastimadas
Blandas, tiernas, suaves, tersas, claras,
Sin ser de historia ó fábula ofuscadas...

á decir desatentadamente:

Has de saber que en la elegía se halla
Que abraza el verso lírico y el blando
Epigrama, do puedes procuralla.

Mas advierte que yéndola buscando
Hallarás conocida diferencia,

Aunque á la una y la otra esté abrazando.

La obra de Cueva no puede por lo tanto conside rarse como una poética, digna de ponerse en mano de los jóvenes para servirles de segura guia; pero el medio de tan graves defectos, encierra no pocas be llezas, y ofrece con frecuencia, aunque sin trabazon n órden, algunos pasages de mérito. Presentaré en com probacion algunas muestras escogidas: asi expone la cualidades que deben adornar á un poeta :

Ha de ser el poeta dulce y grave,
Blando en significar sus sentimientos,
Afectuoso en ellos y suave;

Ha de ser de sublimes pensamientos,
Vario, elegante, terso, generoso,

Puro en la lengua y propio en los acentos:
Ha de tener ingenio y ser copioso,

Y este ingenio con arte cultivado;

Que no será sin ella fructuoso.

De esta manera se expresa acerca de la propiedad de estilo :

Una cosa encomienda mas cuidado,
Que en cualquiera sugeto que tratares
Sigas siempre el estilo comenzado:

Si fuere triste aquello que cantares,
Que las palabras muestren la tristeza,
Y los afectos digan los pesares.

Si de amor celebrares la aspereza,
La impaciencia y furor de un ciego amante,
De la muger la ira y la crueza,

Este decoro has de llevar delante,
Sin llevar en sus rabias congojosas
Cosa que no sea de esto semejante.
Si de cosas tratares deleitosas,
Las razones es justo que lo sean;
Si de fieras, sean fieras y espantosas.
Acomoda el estilo; que en él vean

La cosa que tratares tan al vivo

Que tu designio por verdad lo crean.

Al aludir en la primera epístola, aunque fuera de sazon, á la propiedad de caractéres, lo hace con tanta rapidez que nos recuerda un pasage de Horacio :

Pinta al Satúrneo Júpiter esquivo

Contra el terrestre bando Briareo,
Y al soberbio jayan en vano altivo;
Zelosa á Juno, congojoso á Orfeo,
Hermosa á Hebe, lastimada á Ino,
A Clito bello y sin fe á Teseo.

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