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notable en el manuscrito de los Fastos al año mil cuatrocientos treinta: <«<Partido el rey de Valencia, dice, envió una carta á la ciudad, en que la decia, que para ciertos negocios árduos necesitaba que Valencia le enviase por mensagero un sugeto de distincion, segun que en dicha carta se contiene mas largamente; la ciudad eligió á Miser Gabriel Palomar. El modo con que y ordenó el consejo que fuese por mensagero Gabriel Palomar. Vaya bien vestido, y acompáñenlo seis hombres de á caballo, entre los cuales haya algun sugeto de distincion; y vayan estos á su lado en todas partes, por ser un solo mensagero, y persona de consideracion, y por ir á tierra remota: y esto por el honor de la ciudad. Y por razon de los grandes gastos que tendrá que hacer, á mas del salario que se acostumbra dar á todo mensagero que la ciudad envia, dénsele en el primer mes de su mensagería doscientos florines de oro; y de allí adelante sea remunerado del mismo modo, ó con aumento, segun lo juzguen los arriba dichos, ó la mayor parte de ellos. Asimismo, á mas de dicho salario, dénsele dos acémilas para su ida y vuelta, y para todo el tiempo que las necesite y para llevar los libros llevar los libros y otras cosas, si acaso con

viene que siga al rey."

Tal era, en conclusion, la Constitucion del rey D. Jaime, cuya observancia aseguró por tantos siglos la tranquilidad, el órden, la regularidad en la administracion, y la dicha de los habitantes del reino de Valencia, aumentándose bajo su proteccion la union intima que existia entre el soberano y los pueblos, y consiguiendo de este modo que aumentase su poblacion (1), que floreciesen las letras (2), las artes (3) y la agri

(1) El rey D. Jaime I, en la real cédula dada en Ondara á 26 de Noviembre de 1272, que publicó Camany en las Memor. Histór. sobre la Mar. Comerc. y Art. de Barcelona dice: que entonces existian únicamente en el reino de Valencia 30,000 hombres cristianos.

(2) Véase el catálogo de los escritores eminentes que ha producido este reino en las bibliotecas de D. Nicolás Antonio, Fr. José Rodriguez, y el Doctor Vicente Gimeno, Fuster, y otras que circulan.

(3) De los grandes progresos que han hecho las artes en Valencia hablan con estension los oradores de la academia de San Carlos, Palomino en su Museo Pictórico, y Cea Bermudez en su Diccionario; pero el Señor Borrull nos ha conservado un hecho, relativo á un ilustre pintor valenciano, estractándolo de una obra manuscrita que trabajó Mosen Francisco Joan, titulada: TOM. I.

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cultura (1), y que se arreglase y estendiese mucho mas que en otros reinos su comercio (2), y viendo por fin con suma complacencia que se distinguian y eran estimados en todas partes el valor y pericia militar de sus hijos.

Llibre de notisies de la ciutat de Valencia, donde refiere entre las cosas pertenecientes al año 1409 lo siguiente: Sabent lo Concell com Mestre Marsal pintor era detengut de gran pobrea y de malaltia, y era molt lohat de ses obres, é dotrina donada d molts de sa art, otorgd en tant com al Concell plaés, é no pus, lo dit Mestre Marsal hagués son estaje é habitació en les cambres sobranes al pes de la farina de la dita ciutat, les cuals cambres son daquell alberch, que era stat comprat del honor.- En Guillem Ramon Catald.

(1) Fr. Francisco Egimenez, en una obra rara, titulada: Del régiment de la cosa pública, que dedicó á los jurados de Valencia en 1383, y se imprimió en la misma ciudad en 1499, publica el estado floreciente de la agricultura, contando los muchos y diferentes frutos que se cogian en este reino; y tambien Escolano en la Historia de Valencia, libro 4.°

(2) Camany, en la obra citada, dice: que en Valencia se estableció el primer tribunal consular de comercio que ha conocido España. Con efecto, el Sr. D. Pedro I, con privilegio dado en Valencia á 1. de Diciembre de 1283, se sirvió erigir en esta ciudad dicho tribunal del consulado; y el mismo autor advierte, que en el año 1343 se creó el de Mallorca, en 1388 el de Perpiñan, en 1494 el de Burgos y Bilbao, y en 1555 el de Sevilla, y confiesa que fue posterior al de Valencia el de Barcelona; añadiendo haberse formado en ella, poco antes de la ereccion del consulado del presente reino, una junta de prácticos, para gobernar los negocios marítimos, que sirvió de norma á este; aunque Valencia no disputará sus glorias al principado, á quien debió la mayor parte de sus pobladores, y por su medio la aficion al comercio.

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LIBRO IV.

D. Pedro I. Sitio de Montesa.

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Combatede la Muela.-El Almirante Conrado de Lanza. Los valencianos en Tunez. En Tremecen. Desórdenes en Cataluña. El conde de Fox. Guerra de Sicilia. Rendicion de Mecina. Roger de Lauria. Desafío. Estado de la corona de Aragon. Córtes de Tarazona.-Don Juan Nuñez de Lara. Combate de Malta. El príncipe de Salerno. Su prision.— Espediciones de los Almugabares.-Invasion de los franceses Sitio de Gerona.Valor de los moros valencianos. - Compromiso del rey D. Pedro. - Guillem Escrivá. Conducta de Roger de Lauria. Rendicion de Gerona.-Derrota de los franceses. Muerte del rey D. Pedro El rey D. Alfonso. Los unionistas.= Invasion de los aragoneses en Valencia. Muerte del rey D. Alfonso. D. Jaime II. Sitio de Alicante.: Límites del antiguo reino de Valencia. Supresion de los templarios. Orden de Montesa. Roger de Brindez. Innovaciones del rey. Guillem de Vinatea. Muerte del rey D. Alfonso. El rey D. Pedro II.=

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Guerra de la Union.

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L descender al sepulcro Jaime el Conquistador, se hallaba el reino de Valencia envuelto en los horrores de la mas desoladora confusion, por la sublevacion que lejos de sucumbir con el caudillo Alazarach ó Azadrach, parecia por el contrario haber alentado á los moros, o resueltos á sostener una lucha á muerte con los cristianos, cuya dominacion les arrojára de su patria y de sus hogares. Do quiera circulaban partidas sueltas, que cruzando el pais en varias direcciones, sorprendian los pueblos indefensos, arrebataban sus ganados, talaban sus mieses, y derramaban el espanto por medio de sus rápidas é imprevistas algaradas; sin que los musulmanes pacíficos pudieran salvarse tampoco de las irupciones de los rebeldes. Mientras estos guerreros atrevidos burlaban la persecucion de los cristianos guareciéndose entre las breñas de la parte áspera y montuosa del reino, vagaban tambien, cometiendo iguales escesos, los bandoleros, los criminales y los vagamundos, que aprovechan en todos tiempos estos desórdenes para perpetrar sus delitos. Sorprendíanse los caseríos aislados, y dego

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