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que acababa de morir, bija única, y que aun no tenia doce años cuando Jesucristo la resucitò: como se puede creer que en esta edad estuviese aun en estado de gracia, y que no hubiese participado de la corrupcion del siglo, tomaré ocasion de esto para hablaros hoy de la muerte de los justos, que es muy precioɛa á los ojos de Dios, como lo dice el rey profeta: pretiosa in conspectu Domini mors Sanctorum ejus (1). Todos desean esta preciosa muerte, que debe acabar las miserias de esta vida, é introducir al justo en el descanso eterno. Hasta los impios y los libertinos mas declarados desean morir bien y dicen de cuando en cuando como el profeta Balaan: moriatur anima mea morte Justorum, fiant novissi- · ma mea horum similia (2). No obstante, es bien estraño temiendo tanto una mala muerte, se pon. ga tan poco cuidado en vivir bien este es un er: or que debemos combatir, y para ello os haré ver por una parte el dichoso estado de un hombre justo en la hora de la muerte, y por la otra lo que es necesario hacer durante la vida para hallarse en este feliz estado, cuando llegue esta hora. Primero: las ventajas de una buena muerte. Segundo: los medios de hacer. la buena.

que

(1) Psalm. 115, v. 15. (2) Numer. 33, v. 10.

PUNTO PRIMERO.

La muerte, por cualquier parte que se mire, es muy ventajosa para un buen cristiano: undecumque mors pio bona est, dice san Agustin (1). Halla su consuelo principalmente en tres cosas: primera, en el fin de sus miserias: segunda, en la compañía de sus buenas obras: tercera, en el perdon de sus pecados.

I. La vista de las miserias de esta vida ya no le aflige; las mira como males pasados que fueron, que bien presto ya no serán y que van á merecerle una felicidad eterna que nunca se acabará. ¿Qué no tenia que sufrir el hombre justo durante su vida? burlas picantes, menosprecios injuriosos, calumnias atroccs, persecuciones sangrientas de parte del mundo, duros ataques, lazos, artificios, tentaciones violentas, sugestiones malignas de parte del demonio, rebeliones continuas, sublevacion de las pasiones de parte de la carne. Cuantos asaltos no tuvo que sɔstener contra los enemigos de su salvacion? Pero todo esto se ha pasado, la muerte va á libertarle de todo para siempre. El justo durante esta vida es como el racimo debajo de la prensa ; pero en la muerte goza

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de una profunda paz: justorum animæ in manu Dei sunt, & non tanget illos tormentorum mortis (1). Pecadores insensatos, vosotros os habeis burlado de ellos cuando se mortificaban y se daban á la piedad; sufrieron con paciencia vuestras burlas y vuestros menosprecios; vedlos ahora en paz: visi sunt oculis insipientium mori; illi autem sunt in pace (2). Dios mismo va á enjugar sus lágrimas, y poner fin a todos sus sufrimientos. Ya no mas gemidos, ni mas dolores, ni mas miserias; la mayor parte de todo esto ya se pasó, y lo que falta se acabará bien presto.

No solo mira el justo al morir eus sufrimientos como males pasados, sino tambien como la raiz y el princípio de una felicidad, que nunca se acabará. Ved aqui como Dios mismo se explica por su profeta Isaias: ad punctum in modico dereliqui te, & in miserationibus magnis congregabo te (3). Yo te he abandonado por un poco de tiempo, y yo te juntaré de nuevo en mi gran misericordia. Dios ama los justos son sus hijos y sus herederos á quienes prepara su reino : mas como algunas veces le desobe

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decen y son deudores á su justicia, los aflige y los castiga para purificarlos. Si yo pregunto á la naturaleza cuáles son sus aflicciones, me responderá que son largas y pesadas; pero si lo pregunto á Dios mismo, que no puede engañarse ni engañarnos, me dirá que no son casi nada: ad punctum. Ved aqui la cualidad; es un punto tan pequeño, que no se pue. de ver, ni dividir: in modico. Ved aquí la cualidad: es poca cosa una injuria, un pleito, una calumnia, una adversidad, una enfermedad. Esto no es nada, alma justa, en comparacion de la eternidad y de aquella grande efusion de mi misericordia, en la que yo voy á juntarte y alojarte: et in miserationibus magnis congregabo te. Yo he apartado mi ros. tro de ti por un momento en el tiempo de mi indignacion : ved aquí aflicciones y miserias que se han pasado: pero te he mirado despues con una compasion que nunca acabará: ved aquí los dulces y agra dables frutos que producen: in momento indignationis abscondi faciem meam parumper à te, & in misericordia sempiterna misertus sum tui (1). Dolores pasados, ¿en dónde estais? suspiros, penas, afrentas, persecuciones, enfermedades, yo no cono cia vuestro mérito, no sabia lo que valeis. ¿Quién hubiera creido, que en el estado en que estoy, cer

ca de rendir el alma en las manos de mi Dios, y pronunciando con una lengua moribunda el nombre de Jesus, hubiéseis de venir vosotras a mi memoria para conducirme á la [bienaventuranza eterna? No obstante, esto es lo que me sucede esta es la herencia de los siervos de Dios, y la justicia que hallan en él: hæc est hæreditas servorum Dei, & justitia eorum apud me, dicit Dominus (1). Justicia que está fundada sobre las buenas obras que hicieron, y en cuya compañía salen de este mundo.

II. Eu la muerte todo nos deja: solo nuestras buenas obras no nos dejarán. Parientes, amigos, placeres, honores,friquezas, tierra, cargos, tierra, cargos, todo esto nos abandona: solo el bien y el mal que hubiéremos hecho, nos acompañará y decidirá de nuestra suerte. ¡Desdichado de aquel que solo hubiese hecho obras malas, ó que pudiendo hacerlas buenas, no las hubiere hecho! ¡ Dichoso al contrario aquel que i entonces se halláre rico en buenas obras! estas le precederán, le acompañarán y le seguirán en el gran viage de la eternidad.

Le precederán: irán á solicitar la bondad de Dios, para que le abra su paraíso, y le señalaran el lugar de su morada: anteibit faciem suam justitia tua,

(1) Isai. 54, v. 17.

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