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en acciones de piedad, leer libros devotos, visitar los enfermos, instruir á los hijos y á los criados, y emplear el dia en buenas obras.

ट Habeis pasado asi los domingos y las fiestas? Haced seria reflexion sobre ellos; porque la profanacion de las fiestas es de todos los pecados el mas capaz de atraer la ira de Dios sobre nosotros, como nos lo advierte él mismo por su profeta Eccequiel, irritaverunt me, sabbata mea violaverunt vehementer (1). Por fruto de este discurso tomad la reso lucion de observarlas mas exactamente en lo sucesivo. A esto os exhorto con estas palabras del rey profeta.

Conclusion: convertere, anima mea, in requiem tuam; quia Dominus benefecit tibi (2). Convertiros, hermanos mios: si por desgracia habeis ofendido á Dios por la semana, volved á él en el domingo instituido para este fin: se llama el dia del Señor; porque si habeis sido vuestros y de vuestros negocios en los otros dias, debeis ser de Dios y de su servicio en este: es un hurto, ó mas bien un sacrilegio robarle un dia tan santo, empleandolo en acciones profanas y en vanas diversiones, y si habeis tenido esta costumbre: convertere, convertiros,

(1) Ezech. 20, v. 12.

y mudad de conducta: convertere, anima mea in requiem tuam: habeis trabajado en los dias de tra

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bajo para los otros, ó para vuestro cuerpo, trabajad el domingo para vosotros mismos y para vuestra alma. Eres mercader, y has contado con toda la semana para tus acreedores, da en este dia cuenta á tu Dios. Eres labrador, has cultivado y desmontado la tierra, cultiva y menea tu conciencia á lo menos una vez cada semana. Eres oficial de justi cia, y has tratado los pleitos de los otros; hazte ahora el proceso á ti mismo; juzga y castiga tus pecados: tu oficio es hacer dar á cada uno lo que le pertenece; haz dar á Dios el culto que le es debido en este dia ; haz observar esta ley del código: dies festos Majestati altissimæ dedicatos nullis volumus voluptatibus occupari (1). Prohibimos pasar en diversiones los dias de fiesta consagrados á la suprema magestad de Dios, dicen los emperadores Leon, y Anthemio. En fin, acordaos en estos dias de los favores que Dios os ha concedido: quia Dominus benefecit tibi, y observad las fiestas con tauta fidelidad, que merezcais entrar algun dia en el reposo eterno asi sea.

(1) Ley Dies fest. cod. de fer. l. 3. t, 12.

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UNCA reflexiono sobre estas palabras de nuestro evangelio, que no me pasme con san Agustin (1), de que los hombres que no son hechos sino para Dios, piensan tan poco en amarle, que sea necesario obligarlos por un precepto expreso. No es ne

cesario, que nos digan que amemos á nuestros parientes, á nuestros amigos, y á nuestros protectores: les damos nuestro afecto, y nuestros cuidados, les ofrecemos nuestros servicios, y les manifestamos nuestro reconocimiento: no es necesario, que nos digan que amemos á las criaturas: demasiado las amamos, y muchas veces con furor Y con locura. Es posible, ¡Oh mi Dios, que seais vos solo el único á quien miramos con indiferencia! Es cierto, que si yo pregunto á cada uno de vosotros, si ama á Dios, no hay ninguno, que no responda resueltamente que le ama: secura mente respondet: diligo, dice san Gregorio (1). Hasta las personas mas empeñadas en el mundo dicen que aman á Dios, no á la verdad como es amado por muchos justos, sino como puede ser amado en medio de los empeños del siglo. Para discernir, pues, el verdadero amor del pretendido, que está hoy su jeto á tantas ilusiones, juzguemos de él por la regla que Dios mismo nos da: yo la hallo en la exposicion simple de las palabras del precepto: diliges Dominun Deum tuum: amarás al Señor tu Dios: ved aqui la mas esencial de nuestras obligaciones, que yo explicaré en mi primer punto: ex toto corde tuo, & in tota anima tua, & in tota mente tua. Le

(1) Greg. Magn. Hom. 30, in Evang.

amareis de todo vuestro corazon, de toda vuestra alma, y con todo vuestro espiritu: ved aqui el mo. do con que debemos cumplir esta obligacion, lo que explicaré en el segundo: el precepto, y la práctica del precepto del amor de Dios. Esto es todo lo que intento explicaros en esta instruccion.

PUNTO PRIMERO.

Tú amarás: esto es todo lo que nos ordena el evangelio, que es una ley toda de amor: diliges, ¿ pero qué es lo que hemos de amar, y por qué motivos? Vedlo aqui en estas tres palablas: dominum Deum tuum. Amaremos á Dios, porque es nuestro soberano Señor, y pide de nosotros este homenage: dominum. Le amaremos, porque es nuestro Dios, nuestro primer principio, y nuestro último fin: Deum. Le amaremos, porque quiso ser todo nuestro, y es justo que nosotros seamos todos suyos: tuum. Estas tres palabras bien explicadas bastan para hacernos percibir lo que es el primero, el mas grande de todos los preceptos: học est primum, & maximum mandatum.

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I. Diliges dominun. Amaremos a Dios, porque es nuestro soberano Señor. El culto, y el homenage que le debemos, dice san Agustin, es nuestro amor : quis cultus ejus, nisi amor ejus? (1) Pues

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