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No dilates de dia en dia el convertirte al Señor, porque su ira vendrá súbitamente y el os perderá en el dia de su venganza. Eccli. 5, v. 8. Véase la dominica III de adviento, tomo I. De la confesion.

Qui abscondit scelera sua non dirigetur, qui autem confessus fuerit, & reliquerit ea, misericordiam consequetur.

El que oculta sus pecados, no se corregirá, mas el que los confesáre con propósito de dejarlos, alcanzará misericordia. Prov. c. 28, v. 13. Véase la dominica III despues de epifanía,

tomo I.

De la contricion.

Pænitemini, & convertimini, ut deleantur pecata vestra.

Arrepentios y convertios para que se os perdonen vuestros pecados. Act. c. 3, v. 19. Vease la dominica III de cuaresma, tomo I.

De la comunion.

Probet se ipsum homo; & sic de pane illo edat, & de calice bibat.

Examinese el hombre á sí mismo y despues coma de este pan y beba de este cáliz. 1.

Ep. 1, c. 11, v. 28 á los Cor., c. 11. Véase la dominica de ramios, tomo I.

De la comunion indigna.

Qui manducat & bibit indignè, judicium sibi manducat & bibit.

El que come de este pan y bebe de esta sangre indignamente, come y bebe su propia condenacion. Epist. 1 á los Cor., c. 11, v. 29. Véase la dominica de pasion, tomo I.

Del santo sacrificio de la misa.

Calix benedictionis cui benedicimus, nonne communicatio Sanguinis Christi est? & panis quem frangimus, nonne participatio corporis domini est?

El caliz que bendecimos ¿no es la comunion de la sangre de Jesucristo? y el pan que partimos ¿no es la participacion de su cuerpo? Epist. 1, á los Cor., c. 10, v. 16. Véase la dominica infraoctava del Corpus, tomo II.

Del matrimonio. Véase la dominica II despues de epifanía, tomo J.

De las obligaciones de los padres y madres. Véase la dominica XX despues de pentecostés, tomo II.

De las obligaciones de los hijos. Véase la dominica I despues de epifanía, tomo I.

De las obligaciones de los párrocos y de los parroquianos. Véase la dominica II despues de pascua, tomo I.

De la perseverancia en la gracia. Véase la dominica I despues de pascua, tomo I.

de la mortificacion de las pasiones.

Si secundum carnem vixeritis, moriemini; si autem spiritu facta carnis mortificaveritis, vivetis.

Si viviereis segun la carne, morireis; pero si mortificareis con el espíritu las obras de la carne, vivireis. Epist. á los romanos, cap. 8, v. 13. Véase la dominica IV despues de epifanía, tomo I.

De la devocion á la pasion de nuestro Señor

Jesucristo.

In fide vivo Fili Dei, qui dilexit me, & tradidit semetipsum pro me.

Yo vivo en la fé del Hijo de Dios, que me amo

y se entregó por mí. Epist. á los Galatas, cap. 2. Véase la dominica de quincuagésima, tomo I.

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CELEBRAN

Euntes, docete omnes gentes, baptizantes eos in nomine patris, filii, spiritus sancti, docentes eos servare omnia, quæcumque mandavi vobis.

Id, enseñad á todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo, enseñándoles á observar todas las cosas que os he mandado. En san Mateo cap. 28, vv. 19, 20.

LEBRAMOS hoy el mas augusto de todos los mis. terios, que es el de la santisima Trinidad; es decir, de un Dios en tres personas, Padre, Hijo, y Espiri tu santo, de un Dios encerrado en sì mismo, que goza de sì mismo, y que se basta solo á sì mismo. Aquì particularmente, debemos confesar con el profeta, que Dios es verdaderamente un Dios oculto,

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verè es tu Deus absconditus (1). Es un Dios oculto, no solo á nuestros ojos, sino tambien á nuestro entendimiento, que puede bien admirarlo, pero que no puede llegar á alcanzarlo. Guardemos silencio sobre este misterio incomprensible. Asi como asi no podriamos decir cosa que no fuese indigna de esta augusta é inefable Trinidad. El entendimiento humano no tiene alas para elevarse hasta ella, y cuan. tos mas esfuerzos hace para acercarse á este adorable objeto, parece que mas se aleja de él: mirabilis facta est scientia tua ex me, confortata est, potere ad eam (2). Solo en el cielo la veremos claramente. Entre tanto creamos y adoremos lo que no podemos comprender.

& non

Pero al mismo tiempo que quedamos como oprimidos debajo del peso de esta gloria, y de esta magestad infinita, no olvidemos, hermanos mios, las grandes obligaciones que tenemos a la santisima Trinidad, en cuyo nombre hemos sido bautizados. Es una de las obligaciones de nuestro ministerio el hacéroslas conocer: porque Jesucristo, ordenando á sus discipulos que bautizasen á los pueblos en el nom. bre dal Padre y del Hijo y del Espiritu Santo, les ordenó al mismo tiempo que los instruyesen: euntes

(1) Isai. 45, v. 15.

(2) Psalm. 138, v. 6.

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