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singulariter accedunt ad eum, et quilibet eorum osculatur sibi manus et postea os. Et postea Episcopus ascendit ad sedem et ibi facit officium usque ad Credo inceptum. Postea ver nit ad altare et ibi finit Credo, quo finito osculatur textum Evangelii.... Et ista fiunt in hiis diebus solum, et Sancti Johanis, Pascha et Pentecostes Assumptionis B. M. et Corporis Christi.... et ut Epis copus videatur in sede retro altare, vertantur per Clavigerum ganfernones. Aun se conserva este ceremonial en algunas festividades, sin mas variacion que dar el ósculo de paz en el hombro, que antes se daba en la mejilla.

cantasen. Cantetur per Pre- et postea tesaurarius et poscentorem tenentem ferulan vi- tea Sacerdotes sibi asistentes ridem in manu dextera et incedendo per chorum faciendo clericos cantare. En los maitines de Natividad y en otras festividades se hacian representaciones como veremos luego. Para celebrar de pontifical salia el obispo de la sacristía rezando el salmo Judica me Deus alternando con los que le acompañaban, que eran diez presbíteros, el diácono y el tesorero vestidos todos de capa pluvial. Llegado al altar, decia la confesion, concluida la cual besaba el texto, y con los acompañantes bajaba á la puerta de las rejas que cierran el presbiterio, donde el diácono, tesorero y asistentes le besaban la mano, le daban el ósculo de paz, y luego se subia á la silla alta que esta trás de el retablo, donde permanecia hasta entonar el credo, concluido el cual besaba el testo del Evangelio. Para que el pueblo pudiese gozar de la vista de su pastor se bajaban las cartelas en que remata el altar mayor que la Consueta llama ganfernones. Ipsa (Confessione) finita osculatur textum et postea retrocedit ad januam rexiarum. Postea Diaconus primo, Tomo XLV.

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13 En las segundas vísperas de Navidad al hacerse la conmemoracion de S. Estéban dice la Consueta que se haga representacion del martirio de S. Estéban: fiat representatio martirii Sancti Stephani, que hecha al vivo sería sin duda divertidísima. No era esta la única representacion que se ejecutaba en las iglesias: y en la nuestra hubo una bien par ticular y que por fin fue prohibida por los escándalos que

C

jacet Arnaldus de Solerio, archidiaconus Bisuldunensis.... qui etiam suis expensis propriis Fecit fieri cimborium seu coopertam argenteam super altari majori ecclesiæ Gerundensis. No contento el P. M. Roig con las ponderaciones que Lucio Marineo Siculo, Fr. Jaime Rebullosa, y el P. Sala habian hecho de este altar, añadió la menuda descripcion que acabamos de estractar; pero la guerra de la independencia que cubrió de gloria á los Gerundenses, haciendo conocer que -los quilates de su fidelidad y valor eran del mas distinguido y elevado mérito, manifestó que el altar de su catedral tan ponderado no era de tanto mérito como se suponia. Cuando despues de la mas heróica resistencia capituló Gerona con los franceses, prometieron estos que no pondrian contribucion alguna; pero lo cumplieron como acostumbraban. Posesionados de la plaza se avivó sin duda su codicia al ver el frontal cubierto de oro y de piedras; y deslumbrados, no vieron, ó se olvidaron de lo que habian ofrecido. Un millon de francos fue la contribucion que

impusieron á un pueblo sin dinero, sin susistencia, y sin fuerza física para sostenerse, sin duda esperando sacarle del templo: mas se hallaron burladas sus esperanzas. Se vió que el ponderado oro mazizo no era mas que una delgadísima chapa, y las piedras preciosas falsas y sin mérito, como declararon no solamente los inteligentes de Gerona, sino tambien los de Barcelona, á donde se enviaron para su exámen. Todo el oro valió y pesó 400 onzas, que sirvieron para el pago de la contribucion; y á esto vino á reducirse todo el precio del frontal, retablo y dosel, con todas sus figuras y labores. Despues de este exámen debió ponerse esta inscripcion: Thecel. Appensum est in statera &c. Sin embargo, lleva todavia la atencion del viagero curioso y amante de antiguedades, que descubre en él el estado de las artes en tan remota edad. Ya hemos dicho en que siglos se ejecutó esta obra tan curiosa. A espaldas del altar, y al nivel de su altura, está colocada la silla episcopal, que es de mármol, en un plano capaz de contener seis personas, y adonde se sube

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por escaleras colocadas á los dos lados. Cuando el obispo celebra de pontifical sube con los ministros y demas asistentes cerca de su persona á ocupar esta silla, donde permanece hasta que baja á ofrecer la oblata; y despues de consumir vuelve á ocuparla, y desde alli hecha al pueblo la bendicion. No deja de ser imponente el espectáculo del obispo colocado en aquella elevacion, y lo seria mas si los señores canónigos y demas eclesiásticos ocupasen el presbiterio, y arrancando el coro de donde está, dejasen desembarazada la magnífica nave.

8 El número de capillas que hay en esta iglesia asciende á treinta y cuatro, segun dice el Mtro. Roig, que las cuenta una por una, dan do la denominacion de cada una, y espresando los beneficios fundados en ellas, nombres de los fundadores y obligaciones de los beneficiados. Estos son en el dia ciento y cuarenta, que con las ocho dignidades y treinta y seis canónigos componen un clero de 184 individuos. Asi es que se hacen los oficios divinos con gran solemnidad y pompa. Las capillas ocupan los

arcos y estribos que sostienen las bóvedas, y en cada arco hay dos bastante capaces. Sobre dichos arcos y dentro de la misma pared hay una galería hermosa, cómoda para cuantas maniobras puedan ocurrir en el templo. Hemos dicho ya que el coro ocupa el centro de la nave. Es capacísimo, y su sillería del gusto dominante á principios del siglo XVI. Mas antiguedad tienen los cláustros; y si se puede averiguar esta por una inscripcion sepulcral que hay en ellos, y copiaremos despues, estaban hechos ya en el siglo XIII, ademas de que su arquitectura y las labores toscas que adornan los capiteles de las columnas no desmienten, antes confirman la antiguedad que les damos. En el ángulo de estos, correspondiente á la parte del norte, está el copioso archivo donde se custodian tantós documentos y códices como hemos citado en los dos tomos anteriores, tantas bulas y libros litúrgicos, cuya relacion sería pesadísima. Daremos no obstante una ligera idea, que acaso podrá escitar á alguno de los curiosos literatos que estan en proporcion, á exami

nar y publicar esta oculta riqueza.

9 Las bulas son muchísimas, y entre ellas llevan la atencion dos, escritas en papiro ó papel egipcio, una del año de 891 y otra del de 900. La primera, que tiene seis pies, cinco pulgadas y ocho líneas de longitud, y un pie y siete líneas de latitud, es del Papa Formoso, en la cual confirma las donaciones hechas á la iglesia de Gerona. Copia Balucio en la Marca hispánica, núm. 59 del Apéndice, la segunda, que es del Papa Romano, dada en el año de 900, la cual tiene seis pies, una pulgada y nueve líneas de longitud, y un pie, seis pulgadas y cuatro líneas de latitud; y es una carta al Obispo Servus Dei, confirmatoria de los bienes de su iglesia. Esta es idéntica con la de Formoso, escepto que en la de Romano se hace mencion de la espulsion del intruso Hermomiro. Las demas bulas estan en pergamino. Consérvanse tambien mas de cien códices antiguos, los mas de ellos litúrgicos, escritos con el mayor esmero y proligidad en los siglos XII, XIII, XIV y aun XV: pero

hay algunos mas antiguos y dignos de particular mencion. Uno de estos es la esposicion del Apocalipsi, escrita por Victorino, obispo Petavionense, en Stiria, de quien dice S. Gerónimo en su catálogo de los Escritores eclesiásticos, que no escribia igualmente en latin que en griego. Non æque latine ut grece noverat. Unde opera ejus grandia sensibus, viliora videntur compositione verborum; y entre otras obras cuenta esta esposicion del Apocalipsi, cuya version latina corre con el nombre de S. Gerónimo, el que dice que murió mártir el espositor: pero el P. Martianay, editor de las obras del Santo, dice que no, y que no debe confundirse con otro Victorino Mártir, obispo de Poictiers. Escribió esta copia un presbítero, llamado Senior, por mandado del abad Nilo, en el año en que Fernando Flaginiz tenia puesto sitio á Avila. Las palabras del códice son las siguientes: Inveni portum volumine, VII nonas Julias in his diebus erat Ferdinando Flaginiz Avilas Toleta civitas addevelando Mauritanie discurrente era millesima decimatertia. Alfonso VI

hechos mas principales del li-
bro sagrado, y el pintor lo-
gró á lo menos trasmitir su
nombre á la posteridad, aun-
que no será fácil hallarle en
ninguno de cuantos auto-
res han escrito de pintura.
En caractéres completamen-
te
te góticos dice: Pintrix et
adjutrix frater Emeterius et

tomó á Toledo en 1085. Aun-
que algun literato que vió
esta antiquisima esposicion la
atribuya á Beato, y diga ser
la copia del siglo XIII, se
conoce su equivocacion, ya
en el tiempo, como acaba de
verse, ya en el autor, como
se halla en el prólogo que di-
ce asi: Diversos marina dis-
crimina transvadentes inve- Pastor.
niunt casus. Si turbo vento-

rum fuerit vehementior, for-
mido est. Si erga jacentis ele-
menti moderatior transpirave-
rit aura, pertimescunt insi-
dias. Ita mihi in hoc videtur
quod misisti volumine quod in
Apocalipsi explanationem vi-
detur continere Victorini, et
est periculosum et obtrecta-
torum latratibus patens de
egregi viri opusculis judica-
re. Nam et anterior Papias
geropolites episcopus, et Ne-
pos in Egipti partibus epis-
copus, de mille annorum ita
ut Victorinus censuerunt.. etc.
Si vita comes fuerit et domi-
nus sanitatem dederit, tibi
nostrum in hoc volumine de-
sudavit ingenium, Anatholi
carissime. Es pues evidente
que la esposicion no es de
Beato y si de Victorino. Son
diguas de atencion las figu-
ras con que se espresan los

10 Posee tambien esta San

ta Iglesia un escelente códice de concilios, que se tuvo presente para la edicion de la obra titulada Collectio Canonum Ecclesiæ Hispana que en el año de 1821 publicó el sábio bibliotecario mayor de S. M., D. Francisco Antonio Gonzalez, quien da noticia. de dicho códice en el prólogo, digno de su erudicion, que puso á la citada obra. Hemos hablado en otra parte de la magnífica biblia manuscrita. Por su antiguedad merece particular mencion entre las preciosidades de esta iglesia un martirologio de Adon, obispo de Viena del delfinado autor del siglo IX, códice copiado en el siguiente, y tan completo como los consultados por el P. Roswejdo, para publicar el que imprimió este jesuita en 1613.

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