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No temerlas mayores... ¿Qué se hicieron,
Edipo, esos oráculos mentidos

Que tanto te aterraban?... Hoy por ellos
A tu patria, á tus padres renunciabas;
Te condenabas á fatal destierro;
Y en medio de tus penas, solo vias
La amenaza de males mas horrendos...
Ya no, Edipo, ya no : tu hogar, tu patria,
Los votos y esperanzas de tus pueblos,
Los brazos de una madre cariñosa
Esperándote estan... ¡ Con qué contento
La volverás á ver, á consolarla,
A consagrar tu vida y tus desvelos
Solo á hacerla feliz!

EDIPO.

Sí, esposa mia:

En medio de la angustia que padezco,
Esa sola esperanza me sostiene,
Esa sola y no mas... Si pude ciego
Sacrificar la dicha de mis padres
A un temor vano; si pagué su afecto
Con fuga y abandono; si no pude
Consolar en sus últimos momentos
A mi buen padre, y á sus pies postrado
Demandarle perdon... al cabo un medio
Me queda de expiar mi grave culpa,
A fuerza de cariño y de respeto,

De no apartarme un hora, un solo instante
De mi madre infeliz!

YOCASTA.

Pues ya has resuelto

Seguir la senda que el deber, mis votos,
Tu corazon te dictan, ¿qué provecho
Sacarás de afligirte?... Ven, Edipo,
Ven; que ya por instantes crecer veo
Las sombras de la noche; y tras la lucha,
Tu fatigado espíritu y tu cuerpo

Descanso han menester : mañana puedes...

EDIPO.

Esposa mia, solo te encomiendo

Una cosa, no mas...

YOCASTA.

¿Qué quieres? Dílo.

EDIPO.

(Corre enternecido hacia sus hijas, y las abraza.) Mira que el alma, el corazon te dejo, Mas que mil vidas...

YOCASTA.

¿Ves que las afliges?

EDIPO.

Mis hijas... mis amores... hoy os veo

Por la postrera vez!...

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YOCASTA.

Por piedad, caro Edipo...

EDIPO.

Ya no espero

Apoyo en mi vejez... tener siquiera
A quien mirar en mi postrer momento!

(EDIPO, YOCASTA, y sus dos HIJAS, quedan abrazados y formando un grupo, en el pórtico del palacio.)

FIN DEL ACTO CUARTO.

ACTO QUINTO.

ESCENA I.

EDIPO, HYPARCO.

EDIPO.

Hyparco, no tardemos: que ya el dia
A clarear empieza; y con sigilo
Salgamos, sin que nadie nos aceche,
De la ciudad.

HYPARCO.

¿Porqué con tal ahinco

Apresuras tú propio el fatal plazo
Que tanto va á costarte?

EDIPO.

¡Tú que has visto

Mi lucha y afliccion, me lo preguntas !...
Porque á cada momento que resisto,
Las fuerzas y el valor me van faltando;
Y ni yo propio sé cómo he podido
Del palacio salir.

HYPARCO.

Pues ahora debes

Mostrar tu corazon y antiguo brio...

EDIPO.

En medio de las hijas de mi alma
La infeliz yace; que el quebranto mismo
Al sueño la rindió; pero yo oia

En la callada noche sus gemidos,
Y alguna vez me pareció escucharla
Que el nombre repetia de su Edipo...

HYPARCO.

¿Es asi como cumples tu promesa?

EDIPO.

¿Pues qué mas puedo hacer?... Ni aun he querido Despedirme de ella y de mis hijas,

Por no afligirlas mas!

HYPARCO.

Segun te miro,

No es posible emprender tan larga marcha...

EDIPO.

Sí, sí, al instante; en tan fatal conflicto,
Mi solo anhelo, mi única esperanza
Es llegar cuanto antes á Corinto.

HYPARCO.

¿Y no fuera tal vez mas acertado
A Atenas por el pronto dirigirnos?...

EDIPO.

¡ A Atenas !... ¿ Y á qué fin?

HYPARCO.

Alli pudieras,

Al lado de Teséo, mas tranquilo

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