No temerlas mayores... ¿Qué se hicieron, Que tanto te aterraban?... Hoy por ellos EDIPO. Sí, esposa mia: En medio de la angustia que padezco, De no apartarme un hora, un solo instante YOCASTA. Pues ya has resuelto Seguir la senda que el deber, mis votos, Descanso han menester : mañana puedes... EDIPO. Esposa mia, solo te encomiendo Una cosa, no mas... YOCASTA. ¿Qué quieres? Dílo. EDIPO. (Corre enternecido hacia sus hijas, y las abraza.) Mira que el alma, el corazon te dejo, Mas que mil vidas... YOCASTA. ¿Ves que las afliges? EDIPO. Mis hijas... mis amores... hoy os veo Por la postrera vez!... YOCASTA. Por piedad, caro Edipo... EDIPO. Ya no espero Apoyo en mi vejez... tener siquiera (EDIPO, YOCASTA, y sus dos HIJAS, quedan abrazados y formando un grupo, en el pórtico del palacio.) FIN DEL ACTO CUARTO. ACTO QUINTO. ESCENA I. EDIPO, HYPARCO. EDIPO. Hyparco, no tardemos: que ya el dia HYPARCO. ¿Porqué con tal ahinco Apresuras tú propio el fatal plazo EDIPO. ¡Tú que has visto Mi lucha y afliccion, me lo preguntas !... HYPARCO. Pues ahora debes Mostrar tu corazon y antiguo brio... EDIPO. En medio de las hijas de mi alma En la callada noche sus gemidos, HYPARCO. ¿Es asi como cumples tu promesa? EDIPO. ¿Pues qué mas puedo hacer?... Ni aun he querido Despedirme de ella y de mis hijas, Por no afligirlas mas! HYPARCO. Segun te miro, No es posible emprender tan larga marcha... EDIPO. Sí, sí, al instante; en tan fatal conflicto, HYPARCO. ¿Y no fuera tal vez mas acertado EDIPO. ¡ A Atenas !... ¿ Y á qué fin? HYPARCO. Alli pudieras, Al lado de Teséo, mas tranquilo |