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L'Echo de Rome, Journal du Concile, en el número 19, correspondiente al 11 de setiembre de 1870, dando cuenta de la Congregacion 88.", dice lo siguiente:

<Mons. Payá y Rico, Obispo de Cuenca (España) subió el primero á la tribuna, y espuso, en nombre de la Comision de que forma parte, las resoluciones adoptadas sobre las enmiendas presentadas por diferentes Padres del Concilio al schema De Sede Episcopali vacante. Mons. Payá y Rico es uno de los Prelados mas doctos y mas elocuentes de España. Yo he oido calificarle de Biblioteca viva (Bibliothèque vivante) por muchos Obispos franceses admiradores suyos. La belleza de su lenguaje, la profundidad de su ciencia, la elevacion de su genio, recuerdan al célebre Suarez y al método que hizo tan célebre á la antigua Universidad de Salamanca. L'Univers dijo del Sr. Payá en el núm. 1,152: «Todo >el honor de la sesion de hoy ha sido para Mons. el >Obispo de Cuenca. Este ha sabido, por espacio de cinco >cuartos de hora, tener suspendido de sus labios á su >augusto auditorio. Hablando el latin con una facilidad »y elocuencia admirables, ha refutado con una ciencia >>eclesiástica profunda y segura que ha encantado, todos >>los argumentos, y de todo género, invocados hasta el >presente contra una definicion clara y completa del >dogma de la infalibilidad. Se asegura que, despues de >>este discurso tan notable, los PP. se decian: «Despues de »tales palabras, ¿qué mas puede oirse ni decirse?» El cabildo catedral, el Seminario conciliar, el clero todo de la diócesis de Cuenca han dirigido á su Prelado las felicitaciones mas entusiastas. >

Felicitacion de la Junta Superior de la Asociacion de Católicos en España al Obispo de Cuenca.

Asociacion de Católicos.-Junta Superior.-Esce

lentísimo é Illmo. Sr. Obispo de Cuenca: Son conocidos de esta Junta Superior los aplausos y la admiracion entusiasta con que han sido acogidos por los PP. del Concilio los dos discursos pronunciados, por V. E. I. en defensa de la infalibilidad del Romano Pontífice (1).

Tambien tiene noticia esta Junta de los homenages que, por su ciencia, erudicion y elocuencia ha recibido del clero y pueblo romano, y, por último, de la especialísima honra que por tan relevante servicio le ha dispensado Su Santidad á V. E. I.

Todas estas glorias pertenecen á la Iglesia, y especialmente á nuestra patria, que en V. E. I. ha tenido y en otros ilustres Prelados de los que han concurrido al Concilio del Vaticano, sucesores dignísimos de los Padres que tanto se distinguieron en el Tridentino.

La Junta Superior de la Asociacion de católicos en España se cree en el grato deber de felicitar á V. E. I. por estas glorías, y así se acordó se hiciese en sesion de este dia.

Dígnese V. E. I. recibir este homenage de alta admiracion, y darnos su bendicion.

Dios guarde á V. E. I. muchos años. Madrid 12 de agosto de 1870.-Excmo. é Illmo. Sr.-De V. E. I. respetuosos admiradores Q. B. S. A.-Leon Carbonero y Sol, Vicepresidente 2.°-Ramon Vinader, Secretario 1.-Antonio Lizarraga, Tesorero.-Francisco de la Concha y Alcalde, Secretario interino.- Vicente de la Fuente, Presidente de la Junta provincial.

(1) Uno de los discursos fue pronunciado en defensa de la infalibilidad, y otro (el primero) sobre el tema De Parvo Catechismo.

LOS OBISPOS ALEMANES

Y EL CONCILIO ECUMENICO DEL VATICANO.

Para concertarse sobre el mejor modo de llevar á cabo las definiciones y decretos sancionados en el Concilio del Vaticano, reuniéronse en Fulda en los últimos dias de agosto todos los Obispos alemanes. Despues de mucha oracion y seria reflexion, convinieron en dirigir á los fieles confiados á su celo una Carta Pastoral para hacerles conocer la autoridad suprema é infalible del Concilio del Vaticano, y la sagrada obligacion de todos los fieles, así eclesiásticos como seglares, de someterse con filial docilidad y ciega obediencia á sus decretos, so pena de cesar de ser hijos de nuestra santa Madre la Iglesia. Efectivamente: dicha Pastoral, fechada el último dia del referido mes, fue publicada en el Mainzer Journal.

Despues de haber enseñado en ella que, para conservar en toda su pureza é integridad las verdades que nos habia revelado, Nuestro Señor Jesucristo confirió á su Iglesia el cargo y privilegio del magisterio infalible en todo lo concerniente al depósito de la revelacion, tanto en materias de fe como de costumbres, magisterio que debia durar hasta la consumacion de los siglos, añaden los Padres de Fulda que varios son los modos de llenar esta enseñanza infalible. El mas solemne de todos es el de los Concilios generales, es decir, de esas numerosas Asambleas en las que la cabeza y los miembros del cuerpo enseñante de la Iglesia se entienden y se ponen de acuerdo para decidir en las dudas y controversias que hubieren surgido en materias de fe. Cuando

así habla la Iglesia, su doctrina es la doctrina de Dios, y como tal debe ser acatada por todos sin escepcion alguna. Sin duda los Obispos, por congregarse de todos los ángulos de la tierra, y por reunir en cierto modo toda la sabiduría del mundo entero, como por ser varo-. nes de esperiencia y hondamente versados en los estudios teológicos, son acreedores á las mayores considera— ciones, y sus fallos han de ser acogidos con profunda reverencia. Todo esto, sin embargo, no los constituye infalibles, ni es suficiente motivo para que prestemos fe sobrenatural á sus decretos. Su infalible autoridad no consiste ni en la ciencia, esperiencia ó probidad de los Obispos, sino en la asistencia divina, que les fue prometida siempre que hablaran reunidos en Concilio general. Así es que cuando los hijos de la Iglesia reciben con fe los decretos de un Concilio general, lo hacen en la inquebrantable conviccion de que Dios, verdad sola é infalible, y única fuente de la infalibilidad, coopera con él, y le asiste y guia de un modo sobrenatural, y le preserva de todo error.

Establecida esta doctrina, que es la de la Iglesia católica, los Obispos alemanes declaran que el Concilio del Vaticano es real y verdaderamente el intérprete fiel y el órgano infalible de la Iglesia, y que, por tanto, no puede negarse obediencia á sus fallos sin cesar, ipso facto, de ser hijos suyos; porque, segun los Padres referidos, los Obispos del Concilio del Vaticano vinieron de todas partes del mundo y en número mayor al de los Concilios anteriores; vinieron llamados por la sola y competente autoridad, la Cabeza de la Iglesia, quien no solamente presidió las sesiones conciliares, sino que tambien confirmó y aprobó sus actos en 24 de abril y en 18 de julio de este año; en una palabra: que el Concilio

del Vaticano reunió las condiciones exigidas para que el Señor le otorgara la prometida infalibilidad. «Por lo tanto, continúan los venerables Obispos de Fulda, cuando se suscitaran objeciones y oyéreis sostener que el Concilio del Vaticano no es un verdadero Concilio general, y que sus decisiones no tienen autoridad alguna, no os dejeis estraviar en manera que hayais de faltar à vuestra devocion à la Iglesia ó en vuestra sumision á sus decretos, puesto que tales objeciones carecen de todo fundamento.

»Vinculados todos en la unidad de fe y amor con el Papa, los congregados Obispos del Vaticano, tanto los que en paises cristianos ejercen sus cargos en Sillas debidamente establecidas, como los llamados á estender el reino de Dios entre los paganos en apostólica pobreza, tengan rebaños mas o menos numerosos, estos y aquellos, como legítimos sucesores de los Apóstoles, tienen el mismo derecho de tomar parte en el Concilio, y de examinar maduramente todos los asuntos.

>Mientras duraron los debates, los Obispos, segun lo exigia su conciencia ó lo pedia su cargo, espresaron sus convicciones y sentimientos llana y francamente, y con toda la necesaria libertad; y como era natural en una Asamblea de cerca de ochocientos Padres, manifestáronse muchas diferencias de opinion. Mas estas diferencias de opinion de ningun modo pueden atenuar la autoridad de los mismos decretos, y eso aunque no tomemos en consideracion que la mayor parte de los Obispos que durante el tiempo de la sesion pública mantuvieron una opinion opuesta, abstuviéronse en dicha sesion de espresar disentimiento...

>Por lo tanto, por medio de las presentes (concluyen los Obispos de Fulda) declaramos que el presente

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