cer bien nuestros ministerios, que es poner los ojos en lo interior de las almas, y no en lo esterior que se parece de fuera, 66.

Cap. 15. De otro medio para aprovechar á los prójimos, que es desconfiar de nosotros, y poner toda nuestra confianza en Dios, 69.

Cap. 16. De la eficacia grande de este medio de confiar en Dios, para alcanzar mercedes de su mano, 76.

Cap. 17. Cuanto desagrada á Dios la desconfianza, 80. Cap. 18. Que no habemos de desmayar ni desanimarnos, aunque veamos, que se hace poco fruto en los prójimos, 82.

Tratado segundo, de los tres votos esenciales de la Religion, y de los bienes grandes que hay en ella.

Cap. 1. Que la perfeccion del

Religioso consiste en la perfecta guarda de los votos que hace de pobreza, castidad y obediencia, go.. Cap. 2. Por qué se hacen y confir

man estas cosas con voto, 93. Cap. 3. De otros bienes y provechos grandes que trae consigo el obligarse con votos, 95. Cap. 4. Por qué llaman los Santos otro segundo bautismo y martirio á esta entrega que hace uno de sí á la Religion por estos tres votos, 97.

Cap. 5. Que no se quita ni disminuye la libertad de los votos; antes se perficiona, 99. Cap. 6. De los bienes grandes que hay en la Religion, del agradecimiento que debemos á Dios, por habernos traído á ella, 102.

Cap. 7. De lo mismo, 111. Cap. 8. De la renovacion de los votos que usa la Compañia, y del fin y fruto que con ella se pretende, 113.

Cap. 9. De lo mismo, 116.

Tratado tercero, del voto de la pobreza.

Cap.

ap. 1. Que el voto de la po

breza es el fundamento de la perfeccion evangelica, 121. Cap. 2. Del premio grande, con

que el Señor premia á los pobres de espíritu, 125. Cap. 3. Que no solo en la otra vida, sino tambien en esta, paga Dios á los pobres de espíritu, 127.

Cap. 4. En qué consiste la pobreza de espíritu, 130. Cap. 5. De los Religiosos que

habiendo dejado cosas mayores, se aficionan en la Religion á

cosas menores, 135.

Cap. 6. De tres grados de pobre

za, 139.

Cap. 7. De algunos medios para

alcanzar la pobreza de espíritu, y conservarnos en ella,

140.

Cap. 8. De otro remedio que nos ayudará mucho para alcanzar la pobreza de espíri

tu, y conservarnos en ella,

145.

Cap. 9. En que se confirma lo dicho con algunos ejemplos, 148.

Cap. 10. A qué, y cómo obliga al Religioso el voto de la pobreza, 150.

Cap. 11. En que se declara, como es contra el voto de la pobreza, recibir ó dar alguna cosa sin licencia del superior, aunque la tal cosa no fuese de la casa, 154.

Cap. 12. 12. Desciende á algunos casos particulares, que son contra el voto de la pobreza, 157.

Cap. 13. Respondese á una objec

cion, con que se declara mucho esta materia, 161.

Cap. 14. Que el voto de la pobreza obliga á pecado mortal: y qué cantidad bastará, para que lo sea, 165.

Cap. 15. Si puede el Religioso recibir dineros, para repartir en obras pias sin licencia del superior; y cuando pecarà en esto contra el voto de la pobreza, 167.

Cap. 16. En que se confirma lo dicho con algunos ejemplos,

171.

Tratado cuarto, de la virtud
de la castidad.

Cap. 1. De la escelencia de la

virtud de la castidad, y de los grados, por donde habemos de subir á la perfeccion de ella, 175

Cap. 2. Que para conservar la cas

tidad es necesaria la mortificacion y guarda de los sentidos, y especialmente de los ojos, 178.

Cap. 3. Que en esta virtud de la castidad especialmente es necesario hacer mucho caso de cosas pequeñas, 181. Cap. 4. Que especialmente en la confesion habemos de hacer caso de cualquier cosa que sea contra la castidad, 183. Cap. 5. Cuan vehemente y peligrosa es la pasion del amor, y cuanto la debemos temer, 186.

Cap. 6. De algunos remedios contra las tentaciones deshonestas,