Obrazy na stronie
PDF
ePub

que haviam de vir a seu reino aquelles quatorze annos de varia fortuna, e dizendo-lhe que importava prevenir-se de algum varão de grande prudencia, que superintendesse á conservação e remedio do reino, Placuit Pharaoni consilium, (Genes. XLI-37) contentou o conselho ao rei, e voltando-se para José, disse: Nunquid sapientiorem, et consimilem tui invenire potero? (Ibid. 39) Por ventura, José, posso eu achar algum que seja mais sabio, mais prudente, e em cujas mãos e conselho esteja mais segura minha monarchia? O sceptro e a coroa ponho debaixo do vosso patrocinio, mandae, ordenae, despendei, não como vassallo, mas como pae. O mesmo digo no nosso caso.

Isidoro de Isolanis, já acima allegado, auctor que ha muitos annos que escreveu, admirando-se muito de que em seu tempo não fosse celebrado na egreja o glorioso S. José, conclue assim: Suscitabit Dominus sanctum Joseph ad honorem nominis sui, caput el patronum peculiarem imperii militantis ecclesiæ: Esteja embora esquecido por agora S. José, e não seja sua memoria tão celebrada como merece, que Deus levantará este grande santo a seu tempo, para que seja particular padroeiro do seu imperio na egreja militante: Patronum peculiarem imperii militantis ecclesiæ. Duas coisas havemos de saber para intendimento destas palavras uma, quando se começou a celebrar S. José; outra, qual é no mundo o imperio de Christo. O tempo em que se começou a celebrar S. José, foi pontualmente depois da perda d'el-rei D. Sebastião, de triste memoria, e antes da felicissima restituição á coroa d'el-rei D. João nosso senhor; para que posto entre a ruina do reino, e o remedio, compadecido da ruina a remediasse. E o imperio de Christo qual é? O mesmo Senhor foi servido de nol-o explicar, quando disse ao nosso fundador o senhor rei D. Affonso Henriques: Volo in te, et in semine tuo imperium mihi stabilire. Quero em vós, e em vossa descendencia estabelecer o meu imperio. Pois se Deus levanta no mundo a S. José, quando quer levantar a sua magestade por rei: se o imperio de Christo na egreja militante somos nós; e S. José ha de ser particular padroeiro deste imperio: que resta, senão, que effectivamente se conclua de nossa parte, que é o constituir

TOMO XI.

12

e reconhecer com publica solemnidade a S. José por protector particular do reino de Portugal, e sua conservação; dizendo a este José, o que os egypcios disseram ao outro: Salus nostra in manus tua est, respiciat nos tantum Dominus noster, et læti serviemus regi? (Gen. XLVII-25)

SERMÃO

ᎠᎪ

AGONIA DO SENHOR

NO HORTO.

Capit contristari, et mæslus esse. Matt. XXVI-37.

Quien en aquella noche ultima y terrible, de la qual escriviò S. Matheo estas palabras, guiado de los ecos lastimozos, que sonavan en el valle de Gethsemani, y respondian en el vesino monte Olivete, entrasse animozo por los horrores de las sombras a descubrir la causa de aquellas vozes; oh que trágico espectáculo se le ofreceria a los ojos, a los oidos, al discurso, y, si tuviesse piedad, a toda el alma! A la entrada del Huerto hallaria ocho hombres durmiendo, sin atender a lo que passava: más adentro retirados otros tres, tambien entregues al sueño; que todo en los hombres es descuido de lo que Dios piensa y padece. Estavan estos tres mas cerca, y aqui divisaria claramente, lo que dezian las vozes: Pater, si possibile est, transeat à me calix iste. (Matt. XXVI-39) Padre (dizia): De quien será Hijo? En cáliz habla si acaso le quererá dar veneno su Padre por algun delicto grande? Llegaria alfin, si le bastasse el animo, y ve

ria cahido en tierra un bellissimo Joven con los brazos tendidos, con los ojos levantados al cielo, temblando, anelando, agonizando, bañado todo, y vertiendo sangre, la cabeza, el rostro, las manos, los piés, los vestidos, y hasta la tierra bañada. Y que os parece, señores, serian los affectos deste Hombre en la estrañeza de un tal caso? Yò creo, que aunque fuesse un samaritano medio barbaro de aquellas montañas, movido a compassion, se romperia las ropas para atarle las heridas. Pero hallando, que la sangre era sudor, causado de sola la aflicion, y congoxa, sin golpe, sin herida, sin llaga, aqui seria mayor su admiracion, el dolor, el assombro, el pasmo. Esto haria la piedad sola, aun desacompañada de la fé, y sin conocer, quien era el que padecia, y por quien padecia, Pero se supiera, que aquel Hombre tan lastimado era juntamente Dios, y Dios el Padre, a quien suplicava, sin ser oido; y que la causa de aquel sudor, y de aquella sangre era el mismo, que la estava mirando, y suyas las culpas, por las quales padecia el innocente, yò nò sê ponderar, ni comprehender, qual devria ser entonces mayor dolor, mayor pena, si la del Señor, que padecia tanto, ò del hombre, que le veía padecer por su causa. Y si esto es, lo que deviò hazer, y lo que hizo un samaritano sin fé; los sacerdotes y levitas fieles, y obligados a mayor piedad, seria bien que se passassen de largo, sin compassion, sin dolor, sin atencion, ni a los gemidos, ni a la sangre, ni a la persona, ni a la causa, ni a si mismos? Oh pensamientos y cuidados de Christo! Oh pensamientos, y cuidados de los hombres! Estos pensamientos, y estos cuidados, tan atentos unos, y tan desatendidos otros, será lo que yò pretendo ponderar en este discurso, entrando un poco en el alma de Christo, para que nos otros entremos tambien en las nuestras.

I.

Capit contristari, et mæstus esse.

En esta passion, ó propassion de tristeza repetida, en esta tristeza sobre tristeza: Tristari, el mæstus esse, comprehendió S. Ma

theo todos los tormentos y penas que puede (ó nó puede) padecer un corazon afligido. S. Marcos dixo: Capit pavere, et lædere ; (Marc. XIV 33) el Syriaco: Capit commoveri, et vehementer angi; y el mismo Christo: Tristis est anima mea usque ad mortem; (Ibid. - 34) dolores mortales, temores, tédios, desabrimientos, afliciones, penas, angustias, congoxas, ansias, agonías, tales, que bastaran a quitar la vida; y tales, que bastaran a sacar arroyos de sangre de las venas a un hombre, que juntamente era Dios; todo esto quiere decir: Cœpit contristari, et mæstus

esse.

1

Pero porque el evangelista dice: Capit, justo será, que sepamos primero, quando empezaron estas tristezas y afanes en el corazon de Christo. El sentir comun, ó vulgar és, que empezaron en aquella hora, en que el Señor entró a orar en el Huerto, y quanto a las señales exteriores, y manifiestas a los discipulos, assi fuè. Pero si atentamente se considera, y mas reconditamente penetrarmos el interior del alma de Christo, siguiendo hacia atrás este hilo de su dolor, de sus cuidados, y de sus pensamientos, tristes y congoxozos, hallaremos, que fueron continuados y perpetuos en toda su vida; y que empezaron desde el primer instante de su concepcion. S. Pablo en el cap. 10, ad Hebr. alegando y comentando el psalmo 39: Ideo ingrediens mundum, dixit : Hostiam, et oblationem noluisti, corpus autem aptastî mihi : (Ad Hebr. X-5) En el mismo punto, en que la humanidad de Christo fuè unida al Verbo, y entró en este mundo: Ingrediens mundum : assi como luego, y al mismo instante conoció, y acceptó el precepto de morir por los hombres con todas las circunstancias de su passion, y cruz; assi desde entonces empezó a tener y traher siempre viva en la memoria la misma cruz, y la misma muerte, mucho más cerca aun de lo que en esta hora la tenia; porque la tenia Y trahia dentro de si mismo: In capite libri scriptum est de me, ut facerem voluntatem tuam Deus meus volui, et le gem tuam in medio cordis mei. (Psal. XXXIX-8 e 9) Todo quanto está escrito por los profetas, y representado en figura por los patriarcas, que havia de padecer Christo, vió, y conoció perfectissimamente en aquel instante, y desde el mismo instante

[ocr errors]
[ocr errors]
« PoprzedniaDalej »