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CARTA CXXVIII.

Biblioteca del Cármen descalzo de Barcelona. Noticia de la vida del canónigo Don José Gerónimo Besora y de los muchos libros raros y preciosos que con toda su selecta libreria legó al referido convento.

Mi querido hermano: La biblioteca de los

PP. Carmelitas descalzos de esta ciudad es uno de los objetos que excitan la curiosidad de los viageros. Y lo es ya desde el año 1654 en que el sabio canónigo de Lérida Don José Gerónimo Besora legó á esta comunidad toda su exquisita libreria compuesta de 5567 volúmenes, gran parte de ellos manuscritos. La grandeza de este don, hecho á toda la república literaria, me obliga á honrar la memoria de tan insigne bienhechor con las noticias que he podido recoger. Era natural de Barcelona y canónigo de Lérida, prebenda que obtuvo el dia 21 de octubre de 1621, tomando posesion por él su padre Agustin Francisco de Basora, ciudadano de Barcelona. Estuvo varias veces ausente de su iglesia, encargado de sus negocios en Barcelona, donde fué

uno de los diputados del principado en 1656. Vivia todavia en 1665 en que explicó una inscripcion y estátua Romana que se halló en Tarragona, como dice Roig, Historia de Gerona, pág. 401. Consta que hizo un viage á Roma, mas no se sabe cuándo ni con qué objeto. Murió en Barcelona en su casa proapia, sita en la calle del portal del Angel, dia 114 ó 15 de febrero de 1665. En el último de estos dias se hizo la publicacion de su testamento, el cual tenia hecho de su letra desde el año 1654 y habia entregado cerrado á Bartolomé Plea, notario, á 5 de diciem bre del mismo. Empieza con su lema ordinario, que escribia al frente de todos sus libros: Jesus, Maria, Joseph, Spes mea D. O. M. Nombra por testamentarios à Don José de Corts, Arceliano de Santa Maria del mar y canónigo de Barcelona, á los PP. procuradores de la Cartuja de Montealegre y del convento de San José de Barcelona, y á Pablo de Salvador, vecino de Ascó, diócesis de Tortosa. Elige sepultura en Montealegre « en lo claustro petit devan la porta de la iglesia que esta prop de la cadira prioral del cor; Dy vull que sobre lo lloc del cadáver se asente una llosa quadrada de jaspe negre, la cual fassa com á paviment y estrado á dita

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TOMO XVIII.

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>porta; en la cual llosa estiguen esculpides >>tres linees, ço es, la primera dient: José. »Hiero. Besora; la segona: Præsbiter; la ter>cera: requiescat in pace. Despues un poc mes avall estiguen esculpides dos linees; la primera dient universa vanitas; la segona omnis homo vivens. Sino fos que moris pro»fessant en algun orde, per que en tal cas >>vull ser enterrat junt als religiosos de aquell >orde.» La erudiccion de este ilustre Catalan »se vé en la oracion in laudem Sanctæ Theresiæ, que dijo en un certámen en las fiestas de la beatificacion de dicha Santa que se hicieron en Barcelona, y anda en el tomo que sobre este asunto se imprimió en 1615. Tambien se descubre en las notas que puso de su mano al catálogo de los Obispos de Lérida en el ejemplar impreso que poseia, y á la biblioteca de escritores Jesuitas compuesta por Alegambe. Otro libro tenia de su mano, que intituló de cosas memorables; pero no parece. Acaso del viage à Roma nació la correspondencia que conservó con Juan Bautista Laura de Perusia, en cuya centuria 2 Epistolarum, impresa en Roma en 1621, hay una carta suya en que dá gracias á nuestro Besora por la oracion que le envió de Santa Teresa, de la cual hace grande aprecio. Otra

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hay de Besora al mismo. Pero nada de esto conservará tan viva la memoria de su saber como su biblioteca. Es verdad que algunas veces el ánsia en acopiar libros no tiene mas causa ni objeto que la vanidad. De lo cual ojalá hubiera muchos ejemplares que contraponer á los muchos y muy dolorosos estragos que hace aquella violenta pasion! El sabio Besora no tuvo otro móvil en sus preciosas adquisiciones, que el amor á la literatura recóndita y poco vulgar, y fué uno de aquellos genios que no pudiendo contenerse en la esfera de las ciencias abstractas, desean conocer los sabios que han trabajado antes que nosotros, conservar la memoria de sus escritos rescatándolos de las manos descuidadas é ignorantes, y procurarles un depósito dig no de sus autores y del público para quien se trabajaron.

Esto logró aumentando tan copiosamente con su biblioteca la que ya tenia esta comu nidad. La franqueza con que estos PP. me han tratado, singularmente el P. Fr. José de la Virgen, bibliotecario, reprende y avergüenza la envidia de otros, que se llaman y tienen á sí mismos por sabios, olvidados ciertamente del capítulo VII del libro de la Sabiduria. Pero dejemos esto y vamos á lo que

importa, que es la descripcion y noticia de algunos manuscritos de esta biblioteca, ode los cuales hablaré por el órden que se me antojáre.

Lo primero que vi fué un tomito en 8. (B. 42) de varias poesias, parte buenas y parte malas. Pero es muy apreciable por contener algunas de las del P. M. Fr. Luis de Leon mas completas y exactas que las ya publicadas, las cuales ó copié del todo ó noté las variantes mas sustanciales. Tales son la famosa cancion: Virgen que el sol mas pu ra, etc., y los salmos 1, 4, 12, 41, 44, 113, 124, 129, 156, 147 y algunos otros. Hállanse ademias tres salmos mezclados con los que son ciertamente suyos, y cuyo lenguaje y-frase poética me parecieron al pronto de la misma mano. Son el 83, Quam dilecta, el 119, Ad Dominum y 122, Ad te levavi oculos meos. Mas no hallándolos en las ediciones que publicaron Quevedo y Mayans, sospeché que fuesen de otro de los buenos de aquel tiempo. Y efectivamente, son del M. Fr. Pedro Malon de Chaide, el cual los ingirió en su Conversion de la Magdalena. De todo esto he dado puntual razon al P. M. Fr. Antolin Merino con el deseo de cooperar al mayor esmero de la coleccion de las obras del maes

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