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turmas suas, quando egredie- Israél por sus esquadrones,

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I Este era hijo de Raguél 6 de Jethro, y por consiguiente hermano de Séphora, y cuñado de Moyses. Vease el Cap. 11. y la nota al v. 1. del Cap. xvIII. del Exod. Jethro, quando se separó de Moyses, y se volvió á Madian, Exod. XVIII. dexó sin duda á su hijo Hobáb en compañía de Moyses. LYRA y el TosTADO opinan que Hobáb fue el suegro de Movses, y que tuvo otros dos nombres, Raguel y Jethro. Pero esta opinion no parece tan bien fundada. Véase á Wou

TERS.

2 FERRAR. Y beneficiaremos á tí. Por la manera con que Moyses hablaba á Hobáb, parece que miraba ya como cercana su entrada en la tierra prometida, no previendo las murmuraciones y pecados de aquel pueblo rebelde é ingrato, que habia de retardar muchos años el cumplimiento de la divina promesa.

3 Como práctico de la tierra, pues siendo Madianita, y vecino á estos de

a Exod. XVIII. 27. Tom. II.

quando salian.

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29 Y dixo Moysés á Hobáb hijo de Raguél Madianita, deudo suyo: Nos encaminamos ácia el lugar, que Dios nos ha de dar: ven con nosotros, para que hagamos bien contigo: porque el Señor ha prometido bienes á Israél.

30 A quien él respondió: No iré contigo, sino que me volveré á mi tierra, en la que nací.

31 Y Moysés: No quieras dexarnos, le replicó: porque tú sabes 3 en qué lugares debamos asentar el campo en el desierto, y serás nuestra guía *.

32 Y si vinieres con nosotros, te daremos lo mejor que hubiere de las riquezas, que el Señor nos ha de dar s.

siertos, tendrás conocimiento de ellos, para decirnos, donde hemos de acampar, &c.

4 MS. 3. Alumbrador. MS. 8. Guyon. El Hebreo y rab num, y serás á no¬ sotros por ojos. Aunque la columna de la nube les mostraba el lugar, donde debian fixar el tabernáculo, para que al rededor de el sentára el pueblo su campamento; esto no obstante, como la gente acampada ocupaba un grande espacio de tierra, debian buscar los sitios que eran mas acomodados para plantar las tiendas, para la facilidad de proveerse de agua, y porque queria tambien Dios que echaran mano de aquellos medios huma¬ nos y regulares, que dicta la prudencia.

5 Hobáb cedió á las instancias de Moyses, y le siguió por el desierto. Del Cap. 1. 16. de los Jueces consta, que los hijos de Cinéo ó de Hobáb, Judic. IV. II. subieron de la ciudad de las Falmas ó de Jericó con los hijos de Judá, y que en

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las cercanías de esta ciudad pose yéron unos campos muy fertiles, en cumplimiento de la promesa que hace aquí Moyses á Hobáb. No se deben confundir estos Cinéos hijos de Hobáb, con otros Cinéos hermanos y parientes de éste, que se quedaron en la tierra de Madián, y que por la mayor parte fuéron destruidos por los Israelitas, quando entráron en la posesion de esta region. Así se colige tambien del Cap. xv. 19. del Genes. donde Dios promete á Abraham la tierra de los Cinéos, por lo menos aquella parte que estaba vecina á la tierra de promision.

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33 Partiéron pues del monte. del Señor camino de tres dias, y el arca de la alianza del Señor iba delante de ellos, proveyendo en los tres dias lugar para el campamento 2.

34 La nube del Señor iba tambien sobre ellos de dia, miéntras caminaban.

35 Y quando era alzada el arca, decia Moysés: Levántate 3, Señor, y sean disipados tus enemigos, y huyan de tu rostro los que te aborrecen.

36 Y quando era baxada, decia: Vuelvete, Señor, ácia la multitud del exército de Israél.

do de la Vulgata se debe explicar por las palabras del texto original, que dice así: onaph you, que iba á vista de ellos; en el centro, pero elevada, y en dispo sicion que pudiera ser vista de todos.

2 MS. 3. Por enculcar para ellos folgança. MS. 7. E para catar á ellos kolgança. Es término de guerra, tomado de los que se adelantan para reconocer los sitios, donde pueda acamparse el exército mas cómodamente.

3 Estas palabras de Moysés manifes taban la confianza que tenià en la pro teccion de aquel, de quien el arca era como el throno. Y las últimas: Vuélvete, Señor, &c. daban tambien á entender el temor que tenia de que el pueblo se hiciera indigno de semejante proteccion, y de que precisara al Señor á abandonarle y retirarse de él.

4 MS. 7. A las millarius de los Reales. FERRAR. A millares de milles de 15ruél.

CAPÍTULO XI.

Murmuran los Israelitas, y son castigados con fuego enviado de Dios. Establecimiento de los setenta Ancianos. El Señor envia codornices al campo.

Interea mur populi, quasi dolentium pro labore, contra Dominum. Quod cùm audisset Dominus, iratus est. Et b accensus in cos ignis Domini devoravit extremam castrorum partem.

I nterea ortum est mur

2 Cùmque clamasset_populus ad Moysen, oravit Moyses ad Dominum, et absorptus est ignis.

3 Vocavitque nomen loci illius, Incensio: eò quòd in

I Lleno el Señor de paternal bondad ácia su pueblo, disponia que las marchas que hacia, fuerau proporcionadas á la debilidad y pocas fuerzas de las mugeres de los niños, y del crecido número de ganados que lo seguian; y así el trabajo y fatiga del camino, de que aquí se quejan los Israelitas, no era la verdadera causa de sus murmuraciones, sino un pretexto que tomáron para ellas. Y esto se ve por lo que se dice en los vv. 4. y 5. donde la causal quippe da á entender lo que los movia á quejarse y murmurar sin tener motivo para ello. Y aunque en el Hebréo y en los LXX. se leen las copulativas y, xai y; esto no obstante, en este lugar así como en otros se toma por la disyuntiva o. Cap. xxxII. II. Psalm. XCIV. 5.

2

Un grande fuego ó incendio, segun el estilo de la lengua Hebrea,ó enviado in mediatamente de la divina omnipotencia. 3 A los que estaban en este cabo, donde probablemente habria sido la murmuracion.

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4 En Hebréo пyan, por el castigo que Dios envió contra su pueblo; y tambien los sepulcros de la concupiscencia ó apetito, por las carnes que allí apetecié→ ron; v. 34. de manera, que lo que refie→ re en los últimos versos es una recapitulacion de lo que se dice aquí, y en la serie de todo el Capítulo, y por consiguiente una sola plaga con que castigo Dios la murmuracion y apetito de su pueblo. Otros se persuaden que fueron dos castigos, el uno de fuego, que consumió y devoró la extremidad de los alojamientos, porque se quejáron de la fatiga y cansancio del camino, y que por esta razon se dió el nombre de Incendio á aquella parte del campo que fué abrasada : y el otro, que no se dice quál fué, por el deseo y ansia que mostráron de comer carnes, y que por esta causa fue llamado, Sepulcros de la concupiscencia ó apetito, todo aquel sitio que ocupaba entónces el campamento. Pero la primera opinion parece la mas bien fundada, y es la que se sigue comunmente.

a Infra XIV. 1. Psalm. LXXVII. 19. 1. Corinth. x. 10. b Psalm. LXXVII. 21.

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quanto se habia encendido contra ellos el fuego del Señor.

4 Porque el mezclado vulgo', que habia subido con ellos, ardió en deseo2, estando sentado y llorando, juntándosele tambien los hijos de Israél, y dixo: ¿Quién nos dará carnes para comer?

5 Nos acordamos de los peces que de valde 3 comíamos en Egypto: se nos vienen al pensamiento los cohombros ,y los melones, y los puerros y las cebollas, y los ajos.

6 Nuestra alma está ya se

6 Anima nostra arida est, nihil aliud respiciunt oculi no- ca ninguna otra cosa registran stri nisi Man. nuestros ojos, sino Maná . 7 Y el maná era como la simiente del cilantro, del color del bdelio 7.

7 Erat autem Man quasi semen coriandri, coloris bdellii.

8 Circuibatque populus, et colligens illud, frangebat molá, sive terebat in mortario, coquens in olla, et faciens ex

I MS. 3. E los allegadisos. MS. 7. E el mesclamiento. FERRAR. Y el acogediço. No fuéron los Hebreos los que comenzáron esta murmuracion, sino los Egypcios, que dexando su patria y sus casas habian venido y mezcládose con ellos estos los induxéron á acompañarlos en ella, y á seguirla.

2 De comer carne.

3 MS. A. De buenamente. Que por poquísimo precio ó casi de balde comíamos en Egypto. Estos podian comprarios por poco dinero, o tomarlos por sí mismos en el Mediterráneo, ó en los canales del Nilo donde la pesca es muy abundante.

4 MS. 3. y 7. y FERRAR. Badéas.
5 Estamos ya sin fuerzas y desfalleci-

dos por falta de alimento.

8 Y el pueblo iba al rededor, y recogiéndolo, lo quebrantaba con muela de molino, ó lo machacaba en un mortero, cocién

6 Ninguna cosa registran nuestros ojos sino este maná, que nos tiene ya fastidiados, y que nos va persiguiendo por todas partes.

7 MS. A. De veliño. MS. 7. De aljofar. FERRAR. Color de cristhal. Este era una especie de goma olorosa transparente, y semejante en el color á la cera. PLINIO Lib. XII. Cap. IX. Los LXX. trasla❤ dan εἶδος κρυστάλλου, vista de crystal, que era semejante en el color al crystal. Otros sienten que aquí significa una perla, y esto parece mas conforme á la descripcion, que se hace del maná en el Exod. XVI. 31. Véase lo que allí hemos notado. En la Historia del Rey D. Alonso el Sabio se llama veliko.

a 1. Corinth. x. 3. b Exod. XVI. 14. Pseim. LXXVII. 24. Sapient. XVI. 20. Joann. VI. 31.

eo tortulas saporis quasi pa- dolo en una olla, y haciendo de él unas tortitas de sabor como de pan con aceyte.

nis oleati.

9 Cumque descenderet nocte super castra ros, descendebat pariter et Man.

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I Este rocío, dice ALAPIDE, que era escarcha, sobre la qual, como dice el Hebréo, los LXX. y la FERRARIENSE, caía el maná, para que no se manchase, cayendo sobre la tierra.

2. MS. 3. Alcavelas.

3 Viendo al pueblo llorar y lamentarse tan importunamente, y echar ménos los manjares groseros que habia dexado en Egypto, teniendolo tan delicado en el que el Señor les enviaba del cielo; y así sintió tanto el peso de gobernar este pueblo, que le pareció insopor table. Este Moyses, que despues de haber aceptado la comision de Legislador del pueblo de Dios, hacia frente á todas las dificultades y peligros, seutia desfallecer en sí y faltarle toda la constancia, quando este desgraciado pueblo caía en algun enorme delito. La virtud y la pieTom. II.

9. Y quando por la noche caía el rocío por el campo ', caía tambien al mismo tiempo el Maná.

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dad son las mejores fortalezas que deben cubrir y defender á una nacion; y por el contrario sus pecados, y sobre todo la impiedad é irreligion le deben ser mas formidables que los exércitos mas invencibles y numerosos.

4 MS. 7. Enmaleciste. El que lea este discurso de Moyses, aprenderá quál es la parte que toca á los que Dios llama al ministerio Pastoral. Vive muy engañado aquel hombre, que se persuade que ha de vivir á su gusto en un ministerio establecido para hacer frente á los errores y á las pasiones de los hombres : y de aquí se sigue, que el que halla su reposo en semejantes empleos, da claramente á entender que no cumple fielmente la obligacion del cargo que le ha sido encomendado. S. AUGUSTINUS Epist. XXI. ad Valerium.

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