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seria un modo de hablar inexacto, pues, como observa mui bien Bentley, no eran los suegros sino el rei quien suministraba las armas; y es falso por otra parte que los soldados cautivos de Craso las tomasen contra su patria.

V. 9.° Sub rege Medo... Los medos, partos ó persas (pues como he dicho otras vezes, todos estos eran nombres de una misma nacion) eran los mas terribles enemigos del imperio. Así Horacio no descuidó de unir al rege Medo el Marsus et Apulus, que forman inmediatamente la oposicion.

V. 13. Hoc caverat... Quizá se habia murmurado en Roma que se hubiesen dejado tanto tiempo en poder de los enemigos los soldados y las banderas tomadas á Craso, y por eso tal vez introduce el poeta á Régulo, persuadiendo al senado á abandonar los guerreros que habian preferido el cautiverio á la muerte.

V. 15. Trahenti... Trahentis se lee generalmente, contradiciendo de un modo visible el sentido de la frase y la intencion del poeta; pues ¿cómo podia Régulo, rehusando las condiciones vergonzosas que se le ofrecian, dar un mal ejemplo con esta conducta heróica? Para leer trahentis seria menester sustituir nec á et en el mismo verso. Bentley propone leer exempli trahentis, correccion tan juiciosa como la de exemplo trahenti de Cruquio ú de Cantero, ya introducida en un gran número de ediciones.

V. 18. Signa ego... Este discurso de Régulo es un modelo en su género. No hai circunstancia de las que podian hacer impresion sobre el espíritu de un soldado ú de un ciudadano de que no se haya hecho mencion. Las banderas romanas colgadas en los templos de Cartago; las armas arrebatadas á los guerreros sin combatir; atadas á las espaldas las manos de hombres tan zelosos de sus derechos, tan ufanos de su libertad; las plazas enemigas gozando de una seguridad sin límites; sus campiñas, taladas un tiempo por los ejércitos romanos, vueltas al cultivo; tal es el cuadro que presen

tan las primeras palabras de Régulo, cuadro que deja ver el arte del orador en medio del desaliño del soldado. Los cuatro cuartetos siguientes son tambien de una fuerza admirable.

V. 26. Flagitio additis... Añadís la pérdida al delito, es la traduccion literal. El epíteto vil añadido al rescate, y el participio perdido espresan esta idea en la traduccion. Ántes la estrofa decia así :

¿De su rescate el precio al vil soldado
Tornará el brio? No, pérdida es vana.
No retorna el valor, cuando ha faltado,
Al pecho afeminado,

Ni á su primer color tinta la lana.

V. 37. Hic, unde vitam sumeret inscius... Bentley, el mas perspicaz, y al mismo tiempo el mas presuntuoso y atrevido de todos los que han ejercitado su crítica sobre los versos de Horacio, desaprueba el hic y el inscius de este verso, que reemplaza con los dos adverbios hinc y aptiùs; el último sobre la fe de algunos manuscritos, y el primero por su autoridad. Los raciocinios que emplea para justificar su correccion valen tan poco como la correccion misma. Timuitque mortem termina mui bien el período anterior, y da á entender suficientemente que el temor de la muerte era el que habia hecho á los soldados rendir las armas, y dejarse cargar de cadenas. Este, continúa Régulo, es decir, el que habia consentido sufrir la esclavitud por evitar la muerte, no sabiendo dónde encontrar la vida, esto es, no viendo otro medio de guarecerse del riesgo, mezcló la paz al combate, ó lo que equivale á esotro, propuso él mismo la paz ignominiosa que conservó sus dias; frase que amplifica la idea anterior, y determina el sentido del timuit mortem.

V. 41. Fertur... Esta pintura de Régulo, alejando de sí á su mujer y á sus hijos, y fijando en el suelo sus ojos ferozes hasta saber la decision del senado, es de

mano de maestro. El héroe, apartando de sí parientes; amigos y pueblo, y, aunque seguro de los horribles tormentos que le aguardaban en su destierro, partiendo para él con la misma serenidad que si fuera á su casa de campo, acaba de cautivar la admiracion y de completar el efecto.

V. 55. Venafranos in agros... De Venafro y de Tarento se habló en las notas á la oda Septimi Gades. He aquí la última estancia de la traduccion de Cienfuegos,

ODE VI.

AD ROMANOS.

Religionis contemtum et morum corruptelam maxima Romanis mala intulisse.

Delicta majorum immeritus lues

Romane, donec templa refeceris,

Ædesque labentes Deorum, et

Fœda nigro simulacra fumo.

Dîs te minorem quòd geris, imperas ;

Hinc omne principium, huc refer exitum.

Dî multa neglecti dederunt

Hesperiæ mala luctuosæ.

Jam bis Moneses et Pacori manus

estancia notable por su palabrería, ó estrambótica ó insignificante.

Bien cual si huyendo la estruendosa Roma,

Y el cargoso velar en la fortuna

De sus clientes, á rendir marchase

A la rústica paz amables cultos
De calma y de contento

En los campos Hibleos de Tarento.

ODA VI.

Á LOS ROMANOS.

Que el desprecio de la religion y la corrupcion de las costumbres eran las causas de las desgracias que habian afligido á Roma.

Romanos, las maldades

De padres espiaréis endurecidos,
Mientras de las deidades

No reparéis los templos derruidos,

Y de Júpiter sumo

Los simulacros que ennegrece el humo.
Si dueños sois del mundo,

Es porque á Jove veneráis por dueño.

El principio fecundo

Él de todo es y el fin : su justo ceño

Sobre la triste Hesperia,

¡Qué no envió de llanto y de miseria !

Ya Pacoro Y Monéces

Non auspicatos contudit impetus

Nostros, et adjecisse prædam

Torquibus exiguis renidet.

Penè occupatam seditionibus

Delevit urbem Dacus et Athyops;

Hic classe formidatus, ille

Missilibus melior sagittis.

Fecunda culpæ sæcula nuptias

Primùm inquinavere, et genus, et domos;

Hoc fonte derivata clades

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