DON LUIS DE GONGORA Y ARGOTE Odi profanum vulgus et arceo. Hor. Carm. lib. III.-1. Los Manriques.-El secretario Falces.-Falces y Góngoras.-Góngoras y Argotes.-El licenciado don Francisco de Argote. Fué don Alonso Manrique el segundo hijo que tuvo en su tercera mujer El maestre don Rodrigo y tan valiente, vencedor de sus enemigos en veinticuatro batallas por el esfuerzo de su brazo; y del olvido enemigo implacable del valor, por las inmortales Coplas de otro de sus hijos: y aunque la vida murió nos dexó harto consuelo Era niño todavía don Alonso, al morir su padre. Ya adolescente fué a estudiar a la Universidad de Salamanca, y muy joven aún, los Reyes Católicos premiaron en él con la mitra de Badajoz, el apoyo decidido que la casa de los Manriques siempre les prestó. Muerta la Reina y divididos los nobles en dos bandos, los que estaban al lado del rey don Fernando y los que decían salir por los derechos de doña Juana, de don Felipe y de don Carlos, la casa de los Manriques se puso desde luego contra el Rey aragonés, señalándose el Obispo de Badajoz entre los más entusiastas partidarios, primero de don Felipe y luego de don Carlos. Aquél le tuvo entre los de su Consejo secreto; y viendo el Obispo que, después de la muerte del Rey consorte don Felipe, los partidarios de don Fernando el Católico crecían, temiendo el enojo de éste, quiso pasar a los Países Bajos al lado de don Carlos, para lo cual se trasladó el año 1508 al Monasterio de Monte Corbán (Santander) en espera de una ocasión propicia para embarcarse. Estorbóselo el Rey y hubo de volver a empuñar el olvidado báculo de Badajoz, con el que años antes había conseguido hacer entrar en la Iglesia a gran número de mahometanos que, en el bautismo, como recuerdo de su pastor, tomaron el nombre de los Manriques. No estaba ahora su ánimo para ocuparse tan solicitamente de la salud de sus ovejas; persistía en su intento de reunirse con don Carlos, y pasando al vecino reino de Portugal, embarcó en el año siguiente de 1509, en Lisboa, con rumbo a Flandes. Muerto don Fernando el Católico, llegó la hora de recoger el fruto, y la primera provisión que firmó Carlos I fué la del Obispado de Córdoba, vacante a la sazón, en don Alonso Manrique que, (1) en los Países Bajos, se había aficionado a la persona y a las obras de Erasmo. El día 9 de diciembre del año 1516 tomó posesión del Obispado, en su nombre, el licenciado Pedro Buezo, y fué como provisor y gobernador de la Diócesis don Pedro Manrique, sobrino del Obispo (2). Era a la sazón la Iglesia de Córdoba una de las cuatro más ricas de España; la nómina del Deán de Córdoba era proverbial y los 40.000 ducados de renta de la mitra, dádiva regia para eclesiásticos de noble estirpe y recompensa otras veces del talento y de la virtud. Por aquella sede pasaron en los siglos XVI y XVII descendientes de las más linajudas casas y hasta el mismo hermano del Emperador, don Leopoldo de Austria (3). (1) V. Salazar y Castro: Historia de la casa de Lara, tomo II, cap. XXII, págs. 446 y sigs.-Menéndez Pelayo: Historia de la Poesía castellana en la Edad Media (ed. Bonilla), tomo II, cap. XVIII y XIX. (2) V. Gómez Bravo (Juan): Catálogo de los Obispos de Córdoba. Córdoba, 1778, tomo I, págs. 410 y sigs. (3) Paz y Mélia: Sales españolas, vol. I, pág. 18: "y guardate mucho que no le eches al pescuezo la nómina del Deán de Córdoba, porque podía ser que llevándola se viese en peligro." V. Censo de Población de las Provincias Atento a los negocios de la Corte, solicitado acaso con insistencia por el joven Rey, que en sus primeros y difíciles pasos querría tener consigo hombres de valía y de confianza, tardó tres años en hacer su entrada en Córdoba. Tuvo ésta lugar en la tarde del 22 de enero del año 1519 (1). Llevaba consigo de Secretario (si es que no le precedió acompañando al sobrino y provisor don Pedro Manrique) a un sacerdote de Uclés, capellán de la casa de los Manriques, que se apellidaba Falces. No está averiguado todavía qué lazos de amistad, protección o parentesco unían a este secretario Falces con los Manriques, ni si antes había tenido, del Obispo o de otro caballero de la casa, algún cargo de confianza. Ni se ha podido saber gran cosa de los talentos y actividad de este personaje, un poco nebuloso. Consta que, además de Secretario del Obispo, fué racionero de la Catedral de Córdoba; que llevó consigo a esta ciudad a una hermana casada con Alonso de Hermosa y madre de Ana de Falces, y que, por lo menos la madre y su hija, vivieron siempre en casa del racionero Falces. Sábese también que estas señoras tenían parentesco próximo con el secretario de Felipe II, Eraso, y cabe suponer, sin grave temor a errar, que el secretario Falces fué hombre docto en agibilibus, pues supo o mereció reunir considerable renta de beneficios eclesiásticos, base más tarde del relativo desahogo material en que vivieron sus deudos. y Partidos de la Corona de Castilla en el siglo XVI. Madrid, 1820, pág. 394. Cabrera de Córdoba, en sus Relaciones, alude muchas veces a los 40.000 ducados de renta del Obispo y a estos ducados se refiere Góngora con aquellos versos del romance Despuntado he mil agujas: Partir quiere a la visita de un pastor y sacerdote, que se casa con su Iglesia con quarenta mil de dote. (1) V. Gómez Bravo, ob. cit.: "Cantado el Te Deum fué conducido a la Capilla mayor... Antes de retirarse pidió que se cantase un Responso en la sepultura de su ticon Iñigo Manrique", pág. 414. |