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Es cierto que Voltaire no ha llenado la tragedia tanto como otros Franceses de las debilidades de tales amores romanescos; porque habiendo reconocido en el público de su nacion un nuevo gusto ò fanatismo Anglo--filosofico, hizo estudio de fomentarle, substituyendo à la debilidad de los amores el furor, la sangre y la atrocidad; à las ternuras de los amantes las sàtiras contra la religion, y las befas contrá sus ministros, seguro de agradar à la numerosa comitiva de sus proselitos, sin advertir que pecaba contra la principal regla del teatro, consagrado á la instruccion del auditorio; y contra las costumbres y decoro de los personages, atribuyendo hasta à los Americanos unos sentimientos demasiado estudiados y' filosoficos, muy agenos de su caracter.

Desde el siglo 16. los mas famosos poetas Italianos se dejaron gobernar del deseo de deleitar al público en tanto grado, que no se cuidaron de observar las reglas mas importantes, con tal que excitasen el placer de los con currentes ociosos, y sobre todo de las mugeres. La imitacion de la naturaleza (en sentir de Gravina) la abuyentaron en estos últimos siglos los Romanceros, quienes viciaron no solo à Guarini, sino tambien al Taso por mas doc-. tos è ingeniosos que fuesen, á causa de querer estos compla cer el bumor de los concurrentes. (a) No tuvieron mayor fortaleza los poetas Italianos del siglo pasado para oponerse

à

(a) De la tragedia.

à la corriente del corrompido gusto del público; y todos los del nuestro, que desean no estar encerrados en los gabinetes de los sabios, siguen el mismo camino del gusto corriente de la nacion, sugetandose à la que Muratori llama ignorancia forzada; pues por servir à la voluntad de otro, y al humor de los tiempos es preciso, que basta la gente mas docta se muestre ignorante. (a)

·

Mas no todos tienen la bondad y sinceridad de confesarlo, como hizo Lope de Vega, à quien han imitado en esto dos cèlebres Italianos, restauradores é ilustradores de su teatro en este siglo. El eruditisimo Apostolo Zeno poeta è historiador Cesareo ha ensalzado à suma gloria la Opera Italiana con la invencion, con el arte del teatro, con la delicadeza en el manejo de las pasiones, y con la fuerza y dignidad en la descripción de los caracteres heroicos, por todo lo qual le alaba justamente Signoreli. Oygase ahora la ingenua declaracion que hace Zeno en una carta á Muratori. Si be de decir sinceramente mi dictamen acerca de los dramas, aunque be compuesto muchos, soy el primero à dar el voto de reprobacion. La larga experiencia me ha hecho conocer, que siempre que no se cometen muchos abusos, se pierde el fin primero de tales composiciones, que es el deleite. Quanto mas se quiere estar sobre las reglas, mas se disgusta, y si el librito tiene algun elogiador, el teatro tiene poco concurso.

Con

(a) Perfecta poesia tom. 2. pag. 27.

Conforme à la de Zeno es la confesion hecha por el Abogado Goldoni, restaurador en este siglo de la comedia Italiana. No obstante, yo creo, dice, que mas escrupulosamente que algunos preceptos de Aristoteles ò de Horacio se deben guardar las leyes del pueblo en un espectaculo destinado à su instruccion por medio de su entretenimiento y deleite..... basta el gran Lope de Vega no se aconsejaba con otros maestros, que con el gusto de sus oyentes. Y yo compelido de un genio semejante asi me atrevo à decirlo al de este cèlebre poeta Español, he escrito mis comedias siguiendo muy de cerca la misma guia. (a)

No se crea que con lo dicho quiero justificar el abandonarse à las extravagancias mas ridiculas, por hacer reir, ò divertir, y sorprender la infima plebe. Digo solamente, que si el quebrantar alguna regla de Aristoteles por acomodarse al gusto corriente del público, se quiere considerar como un delicto grave en Lope de Vega y en otros Españoles; conviene reprehender tambien por el mismo delicto à muchos cèlebres antiguos, que dieron exemplo à los Españoles, y à muchos famosos modernos que los han imitado, sin vacilar un momento en la eleccion, entre ver aplaudidas sus composiciones, è babitar con Euripides en los gabinetes de los sabios.

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§. XV..

SI ES MAS, BARBARO EL GUSTO DEL VULGO DE España, que el de otras naciones; y si por el teatro público se debe inferir la rudeza ò civilidad de una nacion..

Ara, aclarar mejor quan injustamente se me increpa

Pra

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de que me esfuerzo á. defender mi nacion con artificios pueriles, y estratagemas sofisticas, yo mismo› me he hecho cargo, muy de intento de todas las respuestas, que pudieran. debilitar: los, argumentos que me proponia.. Pero mis contrarios, con una nueva logica, han pretendido combatir con las propias razones, sin: echar de ver, por decirlo mejor afectando ignorar, que esas; mismas ya las habia yo disuelto y desvanecido.. Esto es todo lo que pretendo hacer en este parrafo ; quiero decir, cerrar à los contrarios, la retirada. à que podrian acudir para burlar la fuerza de las razones que he promovido en el antecedente..

Sea asi, podrán decir ; en todo tiempo y en todas las naciones se han. conformados los poetas al gusto universal del público, pero siendo el vulgo, ó público de España mas; rudo, y barbaro, que el de las demàs naciones. es, de creer que las obras teatrales trabajadas sobre este gusto seràn mas rudas, barbaras y extravagantes. Tal es cabalmente el modo de pensar y de escribir de muchos extrangeros. Representan: la nacion Española poco menos que privada del sentido comun.. Quando tratan de lass extravagancias. introducidas en el teatro, de repre

sen

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sentar en dós horas el curso de muchos siglos, siempre añaden: como se suele bacer en Madrid: como es el gusto de los Españoles; al contrario, si se dice que la accion no debe exceder el termino de poquisimas horas, se añade: como se usaba antiguamente en Atenas y Roma, y como se usa el dia de boy en Italia y Francia. (a)

Si algun extrangero que và à España entra en el tea tro público, y tropieza con alguna representacion (extravagante, sin acordarse de otras, quizá más monstruosas que se aplauden en su paìs, al instante pronuncia, que la mezcla de bufonesco y grave, de tràgico y còmico, de caballeresco y popular gusta extremamente à los Españoles. Esto ha hecho puntualmente el Padre Caymo, bajo el nombre de vago Italiano, como puede verse en la pagina 170. de su obra, y en la 171. donde estàn copiadas todas las fanfarronadas que ha divulgado Quadrio acer ca del teatro Español.

Pero discurramos amistosamente, y sin preocupacion. Todos los paises han tenido y tienen en todos tiempos un crecido vulgo, que casi es el mismo en todas partes. Este no se compone precisamente de la plebe; pues tiene bajo de sì numerosas tropas de todas las clases de la república. En todas las naciones son muy raros los hombres que piensan con juicio en todas las materias. Habrà alguno que se distinga sobre el vulgo en los conocimienIi 2

(a) Signoreli lugar citado pag. 144.

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