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Este juicio imparcial del estado de la comedia Italiana àcia la mitad del siglo 16., formado por una persona habil en la materia, y que lo publicò en aquel tiempo à vista de toda Italia, no pareciò digno de insertarse en una historia critica de los teatros: no sucede asi con el que hizo Lope de Vega contra nuestro teatro, pues se copia como muy conducente para darnos un retrato de èl; y si bien este juicio ha sido impugnado por Españoles de nota, con todo se afirma que ninguno ha podido tachar de embustéro á Lope de Vega.

§. X.

LA COMEDIA ESPAÑOLA DESDE EL TIEMPO DE Lope de Vega basta cerca de la mitad del siglo 17. forma una nueva època del teatro, superior à todas las anteceden tes desde la restauración de las letras.

L

A riqueza del teatro Español recibiò en este siglo un aumento prodigioso, dice Signoreli. Este aumento empezò à fines del siglo 16., y se debiò al portentoso ingenió de Lode Vega, Padre del nuevo teatro. Aqui tenemos que pe combatir una de las preocupaciones mas universales de los Italianos modernos contra el teatro Español, adoptada tam→ bien de algunos criticos Españoles, quienes siguiendo con una docilidad poco laudable el injusto modo de pensar de ciertos extrangeros, desprecian mas de lo que corres ponde el merito de Lope de Vega, y de nuestro téatro: sin advertir, que de esta suerte privan à la nacion Española de la gloria de haber sido la inventora de un nuevo tea

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tro, admitido despues por las demàs naciones, las que habiendose enriquecido con los tesoros de nuestros poetas, procuran enterrar en el mas infame olvido las minas de donde los sacaron.

No desapruebo la imparcialidad con que se confiesan los muchos defectos de que abundaron Lope de Vega, y otros cèlebres poetas còmicos Españoles de aquellos tiem pos conviene para adelantamiento de la dramatica descubrirlos y afear su imitacion; pero sería mayor interès del teatro, con gloria inmortal de nuestra nacion, que en lugar de gastar el papel en declamaciones rancias contra las comedias Españolas, y de sacar al público algunos pedazos ridiculos de las malas se presentasen para muestra muchas de las que hay, que entre uno ù otro defecto, contienen un crecido numero de excelencias dignas de imitacion. Finalmente no hallo razon para creer que tantos poe tas extrangeros como se formaron con el estudio de nuestro teatro, y se enriquecieron con nuestros despojos, estudiasen las extravagantes comédias con que hoy dia nos reconvienen como propias de nuestro clima, y no mas presto otras que por la invencion, por la pintura natural de los caractères, por la versificacion elegante y armoniosa, son modelos adequados, sobre los quales se pueden arreglar nuevas comedias que arrebaten la atención del público.

El modo de hacer util la historia de los teatros es examinar con imparcialidad y critica lo que hay de bueno en varias composiciones dramaticas, y proponerlo para la

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imitacion; señalando asimismo lo que hubiere de malo à fin de que prevenidos los jovenes puedan evitarlo como ha executado perfectamente Signoreli donde trata del teatro griego, latino, y francès. Pero para hacer esto, se necesita, à màs de un sano gusto y fino juicio, estudio y trabajo, de lo que gustan poco algunos censores modernos de nuestro teatro. Estos con solo juntar en un legajo todas las comedias Españolas, y graduarlas de otros tantos partos monstruosos de imaginaciones trastornadas, sin haber leìdo si quiera una de ellas, quedan muy satisfechos de haber dado una idèa justa de nuestro teatro; y nombrando à Lope de Vega venga, ò no al caso, sin conocer sus excelencias ni sus defectos, pasan por eruditos en la historia de los còmicos Españoles, esparciendo y fomentando por este medio entre los ignorantes mil crasas equivocaciones contra aquel prodigioso ingenio, y contra otros insignes poetas que ilustraron la comedia. Este modo de escribir, verdadera peste de la República literaria, se llama escribir con gusto, con dignidad, y con exactitud.

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Al contrario si alguno intenta defender de semejantes censuras injustas y desmedidas el merito de muchos autores cèlebres , por mas que lo haga sin disimular sus defectos, antes confesandolos, y pretendiendo solamente que sea apreciado lo bueno que contienen, à este tal se le mira por hombre de gusto corrompido, y se le calumnia como defensor de aquellos defectos que él mismo reprehende Todo esto me ha sucedido en las justas apologias de Sene

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ca, Lucano y Marcial, à quienes han censurado los Italianos modernos mas de lo que permiten los limites de la buena critica. Confesè con ingenuidad sus defectos ; nunca pretendi hacerlos creer, no digo superiores, pero iguales à los elegantes escritores del siglo de oro; los puse debajo de los Tulios, de los Virgilios, y de los Horacios; pretendi solamente dar à conocer su verdadero merito disimulado y ofuscado por sus injustos censores. No obstante, con un falso supuesto, y con aquella exactitud caracteristica de muchos escritores modernos, se me acusa delante de toda Italia como hombre rudo, que estima superior el estilo de Seneca al de Ciceron, y el de Lucano al de Virgilio; ò que ha confundido el estilo de Lucano y Marcial con el de Virgilio y Horacio. (a)

Lo mismo debo esperar de la justa apologia de Lope de Vega, y de nuestro teatro. Podrè muy bien desaprobar las muchas comedias extravagantes que se vieron y aplaudieron en nuestras tablas, y alabar solamente aque

Hlas en que los pocos defectos están compensados con otras

tantas perfecciones; podrè reprehender los errores en que incurrieron nuestros mejores poetas, dejandose llevar à las veces de su fecundo ingenio fuera de los limites de lo verisimil; basta que pretenda vindicarlos de las injustas censuras, y manifestar sus indisputables excelencias, para que se exclame: be aqui un fanàtico Apologista

(a) Betineli carta inserta en el Diario de Modena,

de

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de Lope de Vega-be àqui un protector del teatro mās de◄ satinado, sin satisfacer á mis razones de otro modo, que con quatro chanzas insipidas, y con sacar al público unos quantos pasages ridiculos de comedias extravagantes. Entre tanto, estos mismos rigidos censores aplaudiràn y hablaràn con asombro del delicado gusto del decantado Pope, ignorando ò afectando ignorar, que en el prefacio à las obras de Shakespear hace la ароlogìa de este poeta, cuyos Dramas son por otra parte mucho mas irregulares y extraños, que los mas dispara tados de Lope de Vega. Pero tales censores de nuestro teatro acreditan bastantemente que deciden con tanta presuncion como ignorancia, y falta de critica. Convendria aprendiesen el modo de juzgar del merito de los poetas Dramaticos de aquellas personas doctas y criticas que han dado justa idea de las excelencias y defectos de los antiguos. Pudieran observar el juicio con que el Padre Bru moi señala en el discurso sobre la comedia las perfeccio nes de Aristofanes, al paso que no calla los defectos;

como discurre sobre los varios dictamenes que se forman en orden al merito de los Comediografos, segun el gusto dominante en los diferentes siglos. (a) Si leyeran al Padre Rapin en su excelente poetica, verían que al tiempo que reprehende los vicios en que incurrió Lope de Ve ga, encuentra no pocos en Aristofanes, Plauto, Terencio, y

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(a) Teatro de los Griegos tom. 5.

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