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la moral y de la metafísica se puede sin duda abandonar, sin que nadie lo lleve á mal, los versos y las demas cosas fútiles y livianas.

V. 12. Condo et compono... Algun intérprete observó que estos dos versos denotan el acopio de los documentos, y el arreglo y el órden con que se colocan para servirse de ellos en la ocasion.

V. 13 Lare... Por escuela, secta, sistema.

V. 15. Tempestas... Aut fortuna, aut casus, aut animi inclinatio, como dice el antiguo escoliador.

V. 16. Civilibus undis... En los negocios de los ciudadanos, negocios que se representan como ondas del mar del mundo.

V. 17. Virtutis veræ custos... Es decir, estóico rígido y severo.

V. 18. Nunc in Aristippi... De la austeridad del Pórtico vuelve á la indulgencia de los cirenáicos, de quienes despues salieron los epicúreos: es decir, que combina y reune todo lo que estas escuelas tenian de bueno, y sin seguir esclusivamente ninguna de ellas, forma un cuerpo de doctrina útil y conveniente.

Furtim relabor... Esto es, vuelvo á caer poco á poco. Los estóicos, severísimos hasta en sus exageraciones, habrian reprobado que se pretendiese conciliar sus principios con los de la escuela de Aristipo; y por eso dice el poeta que se acerca á ellos poco á poco y como á hurtadillas.

V. 19. Et mihi res... Esto alude á la indiferencia.con que los sectarios de Aristipo y de Epicuro miraban por sistema todas las cosas. Habeo, non habeor à Laide, decia el fundador de la secta cirenáica, cuando se le reconvenia del amor que tenia á Láis. Esta indiferencia puede ser una gran virtud y un gran vicio segun los objetos sobre que se ejercite. Pero lo que el poeta dice ántes y despues, muestra que él habla de la indiferencia virtuosa, ó sea de la impasibilidad, que es ordinariamente el carácter de la virtud.

V. 21. Longa... Algunos leen lenta, por variar el

epíteto del dia y de la noche, como el poeta varía el del año y los tiempos. Por lo demas estas comparaciones pintan bien la impaciencia que tenia Horacio por dedicarse al estudio y la práctica de los preceptos de la moral.

V. 27. Elementis... Los preceptos de que se habla en seguida.

V. 28. Oculo... Otros oculos.

Lynceus... Yo hablé de este individuo en las notas al v. 90 de la sátira segunda del primer libro. Hubo ademas de aquel Linceo otro personaje del mismo nombre, de cuya perspicazia de vista se contaban prodigios casi iguales á los que referí en el lugar citado.

V. 30. Invicti membra Glyconis... Glicon era un filósofo dotado de una fuerza prodigiosa. Dícese que se añadió una G á su verdadero nombre, que era Licon, para denotar la dulzura de su habla.

V. 32. Est quadam... Quoddam se lee en las ediciones antiguas, y quodam en los mas de los códices; pero en alguno mui bueno y en varias ediciones modernas se lee quadam, y así cita tambien Facciolati este pasaje. Tenus, dice Bentley, cuando se junta con los pronombres, siempre pide el ablativo femenino, como hactenus, eatenus, quatenus, aliquatenus. Esto en cuanto á la espresion : en cuanto á la idea, baste decir que este verso se ha hecho proverbial.

V. 34. Verba et voces... Es decir preceptos, advertencias, documentos para curar estas enfermedades del alma. El mismo sentido tiene el piacula del verso siguiente.

V. 37. Ter purè... Lee á menudo con intencion pura los libros de moral. Ter se emplea aquí verosímilmente para designar las tres inmersiones de los que pretendian purificarse de algun vicio, ó cualquiera otra de aquellas ceremonias religiosas que era menester repetir tres vezes; pues no debe olvidarse que el número tres era misterioso desde mui antiguo.

V. 42. Virtus est vitium fugere... Este dogma im

portantísimo ha sido impugnado, sobre el falso supuesto de que Horacio limita la virtud á lo que es solo el principio de ella; pero este es un error, tanto ménos escusable, cuanto que el poeta determina en seguida la inteligencia de su proposicion, por el modo con que la amplifica en la siguiente: Virtus prima est fugere vitium; prima sapientia stultitiâ caruisse. Es decir, el primer escalon para la virtud es huir el vicio, como el primero para la sabiduría es no dejarse arrastrar de las pasiones. ¿Quién seria el que rehusase á estos luminosos axiomas de la moral el homenaje de una religiosa aquiescencia?

V. 43. Turpemque repulsam... Esto es, la repulsa, que en general se juzga oprobiosa. Sordida la llamó en otra ocasion el poeta por el mismo motivo.

V. 45. Curris mercator... Por Estrabon sabemos que en el año de 727 salió de un puerto del mar Rojo un convoi de 120 velas con destino á las Indias. Los enormes beneficios que este comercio produjo hicieron que se dedicasen muchos á él.

V. 47. Ne cures ea... Esto es, como dice el antiguo escoliador: Non vis discere, et audire, et credere meliori, ut non cures ea quæ stultè miraris. Es decir, para conjurar esa pobreza que tú llamas un mal, arrostras toda clase de riesgos, y para librarte de un mal mayor, cual es tu ansiar desmedido, rehusas oir las reflexiones y los consejos de la razon y de la sabiduría. Esto ya se ve que es perentorio, y por desgracia demasiado comun.

V. 50. Coronari Olympia... Por ad Olympia. V. 51. Sine pulvere... Sin trabajo, sin esfuerzo. V. 52. Vilius argentum... Este es el grito de la sabiduría.

V. 53. O cives, cives... Este es el grito de la pasion y del interes. El original no nota estas transiciones. V. 54. Virtus post nummos... ¿Cuál es el irresistible poderío de la virtud, que aun la avaricia misma le reconoce y le acata? Obsérvese que ni aun el adora-.

dor de las riquezas dice, no hagáis caso de la virtud, sino, posponédla al dinero. Esto es digno de ser no

tado.

Janus summus.... Véase la nota al verso 18 de la sátira primera del segundo libro.

V. 55. Prodocet... Esta es la leccion de casi todos los manuscritos. Perdocet se lee en otros y en casi todas las ediciones.

V. 58. Sed quadringentis... En los mas de los manuscritos y ediciones se leen así estos versos.

Si quadringentis sex septem millia desunt;
Est animus tibi, sunt mores, et lingua fidesque;
Plebs eris.

Cruquio encontró en uno de sus mas antiguos códices antepuesto el verso Est animus al Si quadringentis; y hallando que con esta variacion ofrecia el pasaje un sentido claro, en vez del embrollado que antes presentaba, restableció los versos en el lugar de que verosimilmente los sacó un copista ignorante ó aturdido. Á pesar de esta autoridad, y de la de dos códices de Pulmann y uno de Bersmann, que ofrecian los dichos dos versos en el mismo órden, los editores continuaron presentándolos en el que he citado, sin hacer alto en la dureza y escabrosidad de la trasposicion. Bentley restableció la leccion de Cruquio, mejorándola ; pues sobre la fe de ocho manuscritos de Lambino, de muchos de Torrencio, de Pulmann, de Bersmann y otros, leyó Sed quadringentis, en vez de si, y desint en vez de desunt, apoyado en la autoridad de otros muchos códices. Este restablecimiento del testo no podia ser desconocido, á ménos de cerrar los ojos á la evidencia. En el verso Est animus lee el mismo crítico ingles est lingua, en lugar de et lingua; pero siendo esto indiferente, no vale la pena de que se aumente por ella el número de las variantes de este pasaje.

Sex septem... Por sex vel septem. Es decir, si te faltan

6000 ó 7000 sestercios (yo he dicho en otra ocasion que cada uno valia sobre tres cuartos castellanos), para componer la suma de 400,000 sestercios, que se necesitaban para contarse en la clase de caballeros y aspirar á ciertos empleos, pertenecerás siempre á la plebe. Augusto aumentó á cerca de 10,000 duros la cuota que se necesitaba para poder ser caballero. Algunos escritores hacen mayor esta suma, pero es porque dan á los sestercios un valor mayor.

V. 59. At pueri ludentes... Varios intérpretes han creido que el juego á que alude aquí el poeta, es el que los griegos llamaban Urania, que consistia en tirar una pelota por alto y cogerla en el aire : el que la cogia mas vezes era el rei, y el que ménos el asno. Por lo demas esta idea es magnífica: «En la plaza, dice el poeta, claman todos la virtud despues del dinero; y los muchachos, jugando, dicen: el que mejor lo haga es el rei. ¿Quién es el que tiene razon?» Hé aquí argumentos de grandísima fuerza.

atrincherémoV. 60. Hic murus aeneus... Esto es, nos, como en una fortaleza, en la idea de que el supremo bien es tener la conciencia pura, y no hacer cosa de que tengamos que reconvenirnos.

V. 62. Roscia... L. Roscio Oton, tribuno del pueblo, dió su nombre á la lei que señalaba el puesto que cada cual debia ocupar en las reuniones públicas; que fijaba la renta de los caballeros, y que escluía de esta dignidad á los libertos y á sus hijos. Aquella lei, que contribuyó á mantener distinciones reconocidas por la constitucion del estado, tenia el inconveniente de privar de muchas ventajas á individuos de gran mérito.

V. 63. Nænia... Este nombre, que se daba propiamente á las canciones lúgubres, se aplicaba tambien á cualesquiera otras, y aun á las que las amas cantaban á los niños para dormirlos. ¿ Vendrá de aquí el nena, nena que cantan nuestras nodrizas?

V. 64. Maribus Curiis... De Curio y de Camilo hablé en las notas á la oda 12 del primer libro. El incantata

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