Obrazy na stronie
PDF
ePub

á la larga los provechos grandes | traíamos del mundo, que es una que se siguen de la guarda del si- parte muy principal para aprender lencio, y los daños graves que trae buen lenguaje, como lo es para consigo lo contrario. saber olvidar lo mal aprendido; San Basilio, in regul. fusius dis- y lo segundo, con el silencio teneput. 13, dice, que es muy prove-mos mucho lugar y tiempo para choso, especialmente á los que co- aprender el buen modo de hablar; mienzan á ejercitarse en el silen-porque él nos le da muy cumplido cio lo primero, para aprender para andar mirando á los religioá hablar como conviene; porque sos antiguos que entendemos son se requieren muchas circunstan- doctos en esta ciencia, y saben hacias para esto, y es negocio que blar como conviene, para aprentiene dificultad, y mucha; y pues der de ellos, y que se nos imprima para aprender las demás ciencias y aquella madureza con que ellos haartes damos por bien empleados blan, aquel reposo y peso de las palamuchos años, á trueque de salir bras. Como el aprendiz está mirancon ellas; tambien será razon que do cómo hace su maestro la obra empleemos algunos años en apren- para hacerla él de aquella manera, der esta ciencia de saber hablar; y así aprende y sale maestro; así porque si no os haceis discípulo, y habemos nosotros de andar miranprocurais aprender, nunca saldréis do á los que se señalan en esto, para maestro. Pero diréis: Hablando mu- aprender de ellos. Mirad al otro cho, la aprenderémos, como las hermano antiguo y al otro Padre demás ciencias y artes se aprenden ejercitándose mucho en ellas. Dice san Basilio que esta ciencia de saber bien hablar no se puede aprender sino es callando y ejercitándose mucho en el silencio; y da la razon, porque como el hablar bien depende de tantas circunstancias, y nosotros estamos tan mal acostumbrados á hablar no con esas circunstancias, sino lo que se nos antoja, y cuando nos parece, y con el tono que queremos, sin órden ni concierto; el silencio hace dos cosas muy principales para saber hablar: lo primero, que con el mucho silencio se nos olvida el mal lenguaje nuestro primero que

qué buen modo tiene de hablar, con qué buena gracia despacha y da recaudo á todos los que le hablan y tratan, por ocupado que esté, que parece no tiene otra cosa que hacer sino responderos á vos: siempre le hallaréis de un temple, siempre de un semblante, no como vos, que cuando estais muy ocupado respondeis desgraciada y sacudidamente. Mirad al otro, cuando le ordenan algo de parte de la obediencia, cuán bien responde: que me place, de muy buena voluntad, cuán sin excusas ni sin preguntar quién lo manda. Mirad al otro, como nunca sabe hablar cosa que lastime, ni pueda dar disgusto á su

hermano, ni en la recreacion ni á callar, para que despues sepamos

se señalen en esta ciencia para imitarlos, hagámonos primero discípulos, para que despues de mucho silencio podamos salir maestros.

fuera de ella, ni por burla ni por hablar: Sileamus certo tempore, ad gracia, ni en presencia ni en ausen- præceptorum eloquia pendeamus, nicia; con todos y de todos habla hil nobis videatur rectum esse, nisi con respeto y estima: y aprended quod discimus, ut post multum silenvos á hablar de esa manera. Ad- tium, de discipulis efficiamur mavertid como el otro, cuando le di-gistri: Tengamos silencio por algun jeron la palabrilla de que se podia tiempo, andemos mirando á los que sentir, no respondió con otra tal: con cuán buena gracia lo disimuló, como si no la hubiera entendido, conforme á aquello del Profeta, Psalmo XXXVII, v. 15: Factus sum sicut homo nos audiens. ¡Qué bien supo ganarse á sí y á su hermano! y aprended vos á haberos de esta manera en semejantes ocasiones. Para estas dos cosas dice san Basilio que aprovecha mucho el largo silencio: Quippe cum taciturnitas simul, et oblivionem ex desuetudine pariat, et ad ea quæ recta sunt discenda, otium suppeditet.

Y aunque estos Santos van hablando con los que comienzan; pero á todos nos toca lo que se ha dicho, porque ó sois antiguo ó novicio, ó os quereis haber en la guarda de la lengua como novicio ó como antiguo, escoged lo que quisiéreis; si sois novicio, ó os quereis haber como novicio, el primero documento ha de ser callar hasta que sepais bien hablar, como queda dicho: si San Ambrosio, lib 1 offic. c. 10, sois antiguo, ó os quereis haber coy san Jerónimo sobre aquello del mo antiguo, habeis de ser el ejemEclesiastés, III, v. 7: Tempus tacen-plo y dechado en que se ha de mirar di, et tempus loquendi, confirman el novicio, y de quien ha de aprenesto mismo, y dicen que esta es la der el que comienza. Mas estimo causa por la cual Pitágoras, aquel que os hayais como antiguo que antiquísimo filósofo, el primer do- como novicio, porque á mas obliga cumento que daba á sus discípulos el ser antiguo: para eso fuísteis noera que callaṣen por cinco años, vicio, y callásteis tanto, para aprenpara que con el largo silencio olvi- der á hablar; ya será razon que sedasen lo que mal sabian, y oyén- pais hablar al cabo de tanto tiemdole á él aprendiesen lo que habian po: y si nunca habeis sido novicio, despues de hablar, y de esa manera ni habeis aprendido à hablar, es saliesen maestros. Y así viene á con-menester que os hagais en esto nocluir allí san Jerónimo: Discamus vicio, para que así aprendais á haitaque, et nos prius non loqui, ut blar lo que conviene, y cuándo postea ad loquendum ora reseremus: conviene, y cómo conviene. Aprendamos pues nosotros primero

CAPÍTULO V.

Que el silencio es un medio muy importante para ser hombres de

oracion.

sordos por impedimentos que tienen en el órgano del oido, otros por haber gran ruido no oyen; así tambien el ruido y estruendo de las palabras, y cosas y negocios del mundo, impide y nos hace sorNo solo aprovecha el silencio pa-dos para oir las inspiraciones de ra aprender á hablar con los hom-Dios, y caer en la cuenta de lo que bres, sino aprovecha tambien, y nos conviene. Quiere Dios soledad es muy necesario, para aprender á para tratar con el alma: Ducam hablar y tratar con Dios, y ser eam in solitudinem, et loquar ad cor hombres de oracion: así lo dice ejus, Osee, II, v. 14, dice por el san Jerónimo, y por eso dice él, profeta Oseas. Llevarla he à la soque tenian aquellos Padres tanta ledad, y allí le hablaré al corazon, cuenta con el silencio: Ex hoc allí serán los consuelos y regalos. enim in eremo sancti Patres edoc- Ecce ego lactabo eam: Allí la daré ti summa cum diligentia observant leche á mis pechos para significar sancta silentia, tamquam sanctæ los favores y mercedes que hace al contemplationis causam. Hier. in alma, cuando se recoge de esta maRegul. Monach. 22. Por esto aque-nera. Dice san Bernardo, serm. 40 llos santos Padres del yermo, en- in Cantic., espíritu es Dios, y no señados del Espíritu Santo, guar- cuerpo, y así soledad espiritual pidaban con suma diligencia el san- de, y no corporal. Y san Gregorio, to silencio, como causa de la san-1.30 Mor., c. 12, dice: Quid prodest ta contemplacion. Y san Diadoco solitudo corporis, si solitudo defuerit tratando del silencio (1) dice: cordis? Poco aprovechará la soledad Præclara ergo res est silentium, del cuerpo, si no hay esta soledad nihilque aliud, quam mater sa- y recogimiento del corazon. Lo que pientissimorum cogitatuum: Gran- quiere el Señor es, que allá dentro de y excelente cosa es el silencio, de vuestro corazon hagais una moporque es madre de santos y levan- rada y una celda para tratar con tados pensamientos. Pues si que-Dios, y para que su divina Majesreis ser espiritual y hombre de tad huelgue de tratar y conversar oracion, si quereis tratar y conver-con vos. De esa manera podréis desar con Dios, guardad silencio. Si cir con el Profeta, Psalm. LIV, v. 8, quereis tener siempre buenos pen- que habeis huido y acogidoos á la samientos, y oir las inspiraciones soledad: Ecce elongavi fugiens, et de Dios, tened silencio y recogi-mansi in solitudine. No es menesmiento; porque así como unos son ter para eso que os hagais ermitaño, ni que huyais el trato y conversacion de los prójimos; mas si

(1) Diadoc. lib. de perfect. spirit. c. 70, in Biblioth. sanct. Patr. tom. 3.

la oracion y contemplacion, y el trato con Dios, es causa del silencio. Decia Moisés à Dios: Ex quo loquutus es ad servum, impeditioris, et tardioris linguæ sum. Exod. iv, v. 10. Señor, despues que comenzásteis á hablar y tratar conmigo, me he hecho tartamudo, y no acierto á hablar. Y el profeta Jeremías, cap. 1, v. 6, en comenzando á hablar con Dios, dice que se ha vuelto niño, y que no sabe hablar. Nota aquí san Gregorio, lib. 7 Mor.

quereis andar siempre devoto, y | así como el silencio es causa de la muy dispuesto y preparado para santa contemplacion, así tambien entrar fácilmente en oracion, tened silencio. Dice muy bien san Diadoco, ubi supra, que así como cuando la puerta del baño se abre muchas veces, se sale presto por allí el calor; así cuando uno habla mucho, todo el calor de la devoción se va por la boca. Luego se derrama el corazon, y el alma es desamparada de buenos pensamientos. Es cosa de ver cuán presto desaparece todo el jugo de la devocion: en abriendo la boca á hablar demasiado, vásenos el corazon por cap. 6, que los hombres espirituala boca; mas si quereis tener mu-les que tienen trato y conversacion cho tiempo desocupado, y ahorrar con Dios luego se hacen mudos y granjear muchos y largos ratos para las cosas del mundo, y les da para tener oracion, tened silencio, en rostro el hablar y oir tratar y veréis qué de tiempo os sobra de ellas; porque no querrian oir para tratar con Dios y con vos. ni tratar de otra cosa sino de lo que ¡Oh qué bien lo dijo aquel santo aman y tienen en su corazon, y toTomás de Kempis! «Si te apar-do lo demás les da fastidio y pesatases de pláticas supérfluas, y de andar en balde, y de oir nuevas y murmuraciones, hallarias tiempo aparejado para pensar buenas co-Y acá lo experimentamos; y sino sas.» Pero si sois amigo de parlar, miradlo: cuando el Señor os hace y de derramaros por los sentidos, merced en la oracion, y salís de no os espanteis que andeis siempre ella con devocion, como no os da alcanzado de tiempo, y que os fal- gana de hablar con nadie, ni de té aun para los ejercicios ordina- levantar los ojos à una parte ni á rios, como leemos, Exod. v, v. 12, otra, ni de oir nuevas, sino que pade los hijos de Israel, que porque rece que os han echado un candado andaban derramados por Egipto à la boca y á todos vuestros sentibuscando pajas, no podian cumplir dos, ¿qué es la causa de eso? La caula tarea ordinaria, y así eran cas-sa es, porque estais allá dentro ocutigados por ello. pado y entretenido con Dios; por eso no os viene gana de andar buscando entretenimientos y consuelos

Hase de advertir aquí otro punto principal y muy espiritual, que

77

dumbre: Valde namque insolens, atque intolerabile æstimant, quidquid illud non sonat, quod intus amant.

PARTE II.

CAPÍTULO VI.

Que el silencio es medio muy principal para aprovechar y alcanzar la perfeccion.

Decia el P. M. Nadal, muy es

exteriores. Y por el contrario, cuan- do la avellana anda muy ligera do uno anda parlando, y distraido y salta, es señal que está vana y y derramado acá fuera, es que no no hay sustancia dentro. Eso es hay espíritu, ni devocion ni entre-lo principal que miramos en esas tenimiento allá dentro. Así lo dice cosas, y por esto hacemos tanto caaquel santo Tomás de Kempis. so de ellas. «¿Qué es la causa que tan de gana hablamos y platicamos unos con otros, viendo cuán pocas veces volvemos al silencio sin daño de la conciencia? La causa, dice, es que por el hablar buscamos ser consolados unos de otros, y deseamos aliviar el corazon fatigado de pensamientos diversos, y toma-piritual y muy docto, una cosa mos placer en pensar y hablar de particular y muy notable del silas cosas que amamos, ó nos son lencio, que declara bien su imcontrarias. >> No podemos vivir sin portancia, que aunque á alguno algun entretenimiento y contento; por ventura le parecerá encarey como no lo tenemos allá dentro cimiento y exageracion, no lo es, en el corazon con Dios, buscámos-sino verdad llana y muy experile en esas cosas exteriores. Esta es mentada. Decia que para reforla razon porque acá en la Religion mar una casa, y toda una Religion, hacemos tanto caso de estas y otras no es menester mas de reformarla semejantes faltas exteriores, y las en silencio. Haya silencio en casa, reprendemos tanto, aunque de su- y yo os la doy reformada. No payo parecen pequeñas; porque esas rece que se puede decir mayor alafaltas exteriores, el andar que- banza del silencio, porque aquí se brantando el silencio y perdiendo encierran todas. La razon de esto tiempo, y otras cosas semejantes, es, porque cuando hay silencio en son señal de poco aprovechamien- casa, cada uno atiende à su negoto, y de la poca virtud interior | cio, á qué vino á la Religion, que que hay allá dentro: muestra uno es á tratar de su aprovechamiento en eso que no ha entrado en es- espiritual. Pero cuando no hay píritu, ni ha comenzado á gustar silencio, entonces son las quejas, de Dios, pues no se sabe entre- los corrillos, las murmuraciones, tener consigo y con Dios à solas las amistades particulares que se en su celda. Cuando el arca no fomentan con estas conversaciones tiene cerradura, por el mismo ca- y familiaridades: entonces es el so entendemos que no hay allá den- perder tiempo y hacerlo perder á tro tesoro ni cosa preciosa. Cuan-los otros, y otros muchos incon

« PoprzedniaDalej »