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missa solemni. Calicem palla cum cooperuerit, et cum celebrante genuflexerit, per breviorem ad credentiam descendit, ubi campanula deposita, ad laevam translt celebrantis etc.

3. Ad verba: Per quem haec omnia genuflectit, et ad dexteram transit, ubi calicem suo tempore discooperit. Ad verba dimitte nobis dominicæ orationis, patenam purificat, eamque cum osculis celebranti offert.

4. Ad credentiam se, post communionem sub specie panis, confert, postquam calicem discooperuerit et cum celebrante genuflexerit.

5. Ampullas super altaris mensam affert, suoque tempore vinum et aquam pro purificationibus ministrat. 6. Missali in cornu epistolæ translato, in cornu redit evangelii pro purificatione calicis.

Articulus III

DE MISSA CANTATA CUM ADSISTENTIA DUORUM CLERICORUM IN MINORIBUS VEL SIMPLICITER TONSURATORUM ET CUM ADSISTENTIA

DUORUM CLERICORUM IN SACRIS.

De missa cum adsistentia duorum clericorum in minoribus vel simpliciter tonsuratorum.

5. 1. Usque ad confessionem valent, pro præsenti

casu, quæ supra diximus (cap. 1, art. 1, n. I.)

2. Post confessionem clerici cum celebrante ad suppedaneum ascendunt, et dum hic altare osculatur haud genuflectunt (D. 4027), et cum eodem ad cornu epistopro introitu accedunt, Kyrie recitatis, celebrantem medium comitantur pro hymno angelico: quo dicto Suppedaneo genuflexionem faciunt, et ad scamnum per breviorem ferunt, ubi stant vel sedent, verum non eodem scamno cum celebrante.

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se

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3. Hymno a choro absoluto, ad pedes redeunt al

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taris, debitaque ibi genuflexione facta; in suppedaneum ascendunt, semper apud celebrantem stantes, eumque e medio ad latera comitantes et e contra.

4. Ad primæ orationis intonationem, vel secundæ, juxta ritum diei, primus clericus cruci caput inclinat, et missali e credentia sumpto exspectat post celebrantem orationis conclusionem, qua durante, in medium procedit altaris ubi, eodem tempore genuflexionem facit, quo secundus clericus genuflectit in suppedaneo, ut et ad dexteram accedat celebrantis eique assistat.

5. Primus clericus cantata epistola, atque ante altare genuflexione facta, ad credentiam pergit ad missale deponendum, ac deinde se apud coassistentem ducit, quocum sistit ad finem usque gradualis; quo tempore celebrans in medium procedit pro Munda cor, et alter clericus missale in cornu transfert evangelii, ad altare cum primo clerico ascendens, qui deinde ad suppedaneum ascendit apud celebrantem.

6. Responso Laus tibi, Christe, simul in medium accedunt pro intonatione salutationis Dominus vobiscum vel symboli; quo occurrente, postquam recitaverint, debitam faciunt genufiexionem in suppedaneo, et ad scamnum descendunt attendentes quod primus ad dexteram celebrantis, ad sinistram alter consistat.

7. Post cantum symboli in medium redeunt, ubi facta flexione, ad suppedaneum ascendunt.

8. Intonato a celebrante verbo Oremus pro offertorio, primus clericus attendit ad velum plicandum, quod a celebrante ei dimittetur.

(Continuabitur)

MI NUEVO COADJUTOR

Sucesos de la vida de un anciano párroco irlandés.

NOVELA ESCRITA POR PATRICIO SHEEHAN

(Continuación)

Uno de los alguaciles se registró el bolsillo, cedió á lo crítico de las circunstancias, hizo una pelotilla con el billete de banco, y lo arrojó á la playa, con marcado disgusto. Jacobo recogió la misiva, la examinó concienzudamente, y se la guardó.

-Ahora, muchachos, ¡ firmes! ¡firmes! ¡todos á un

tiempo!

Los alguaciles hocicaron sobre el césped de la orilla. Y allí fueron los vitores, las felicitaciones, los palmetazos en los hombros y en las espalda. . ¡Nunca se vió tan ruidoso entusiasmo! Entonces se organizó una procesión que atravesó todo el pueblo y, cantando ¡ Dios salve á Irlanda! acompañó á los alguaciles á casa del Padre Letheby. Felicia, llorosa, pero contenta por haberse librado de la cárcel y de la pena de muerte comenzó á preparar la comida. Hondo silencio reinó en el pueblo, el silencio de las conjeturas y de las suposiciones. ¿Se marcharian ó se quedarían los alguaciles?.. ¿Tomarían á broma lo ocurrido ó adivinarian bajo las cuchufletas y accidentes el odio que Contra ellos sentía el vecindario?.. Las mismas preguntas se formulaban los dignos alguaciles. Pero, al fin, decidieron marcharse, por dos razones: primera, que asi recién salidos del peligro, podrían relatar con mayor emoción el suceso y conseguir gratificación más crecida: segunda, porque Jacobo Deady, mientras los desollaba quitándoles la capa de aceite y de hollín que les aplicó en la cara la noche antes, les recomendó confidencial

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mente que se marcharan cuanto antes, á menos que tuvieran decidido empeño en ser enterrados en Kilronan.

A las seis de la tarde alquilaron un cochecito, y. en medio de adioses irónicamente entusiastas y de un chaparrón de adjetivos nada halagüeños, salieron á escape para coger el expreso de la noche con rumbo á Dublin.

El Padre Letheby se posesionó inmediatamente de su casa, sin encontrar en ella más novedad que un pronunciadísimo olor á tabaco.

El siguiente día fue el de la Conmemoración de los fieles difuntos. Contraidos y pálidos los labios, abatido el semblante, mi coadjutor, después de celebrar la misa, vino á preguntarme si había noticias del obispado. No había noticias. El pobre con la sencilla ingenuidad que le caracterizaba confiaba enteramente en la profesía de Alicia. ¡Las ánimas del purgatorio no habían respondido á sus esperanzas! Fui á visitar á Alicia. Me miró con mirada interrogadora.

¡No se ha recibido carta! ¡No ha llegado auxilio! -le dije- falsa profetisa, hija de Mahoma, ¿por qué nos has engañado?

La pobrecilla lloraba en silencio. Al fin, exclamó: Pues, sinembargo, todo se arreglará satisfactoriamente. Las ánimas del purgatorio no lo abandonarán. Aún no ha terminado el dia; aún no hemos llegado á mañana.

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Tristemente transcurrió el día; triste, con tristeza de suposiciones y de recelos, de desengaños amargos y de negros presentimientos; mientras se deslizaban aquellas horas mortales, mi pobre Vicario tenía más y más el aspecto de un fugitivo perseguido.

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A la mañana siguiente el horizonte se despejó. Cuando iba á desayunarme entró el Padre Letheby, agitando alegremente una carta abierta, y entregándome otra cerrada.

La abri con todo el respeto que merece un sello episcopal y lei:

"Obispado de ... Día de Difuntos 187..."

Movi la cabeza. ¡ Alicia tenía razón!

"Mi querido señor Letheby:"

-¿Querido? exclamó el interesado, dando un brinco y colocándose tras

encima de mi hombro.

de

de mi silla, para leer por

"Acabo de nombrar al Padre Feely cura párroco

Athlacca, en la vacante producida por el fallecimiento del canónigo señor Jones, y he resuelto nombrar á usted administrador de esta catedral y de los fondos episcopales. Procediendo de este modo, ya sé que rompo algo con la costumbre, pues aún no lleva usted un año de residencia en mi Diócesis. Pero, al efectuar este nombramiento quiero reconocer públicamente el celo y la energía que usted ha demostrado desde que llegó á Kilronan. Estoy seguro de que ese celo se avivará más aún en el desempeño de las importantes funciones de su nuevo cargo. Véngase, si puede, para el sábado, con objeto de recibir las confesiones; hasta tanto que se instale en el presbiterio, será usted mi huésped.

el

Siempre de usted afectísimo en N. S. . . .

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-Siempre, siempre tuve muchísima confianza en Señor Obispo, exclamé, al concluir de leer por segunda vez tan hermosa carta. Su Exceler.cia sabe distinguir entre los accidentes de la vida de un sacerdote y las cosas esenciales para el carácter sacerdotal. Pero ¿creo que ha recibo usted otra carta ?

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