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5. De la tribu de Judá doce mil señalados; de la tribu de Ruben doce mil señalados; de la tribu de Gad doce mil señalados;

6. De la tribu de Aser doce mil señalados; de la tribu de Neftali doce mil señalados; de la tribu de Manasses doce mil señalados;

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7. De la tribu de Simeon doce mil señalados; de la tribu de Leví doce mil señalados; de la tribu de Issa car doce mil señalados;

8. De la tribu de Zabulon doce mil señalados; de la tribu de Josef doce mil señalados; y de la tribu de Benjamin doce mil señalados.

9. Despues de esto vi una grande muchedumbre que ninguno podia contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban en pie ante el trono y delante del cordero, cubiertos de vestiduras blancas y palmas en sus manos.

10. Y clamaban en voz alta diciendo: La salud á nuestro Dios que está sentado sobre el trono, Ꭹ al cordero.

11. Y todos los ángeles estaban en pie al rededor del trono y de los ancianos y de los cuatro animales, Y se dejaron caer ante el trono sobre sus rostros y adoraron á Dios

12.

Diciendo: Amen. La bendicion, y la claridad, y la sabiduría, y la accion de gracias, y la honra, y la virtud, y la fortaleza á nuestro Dios en los siglos de los siglos. Amen.

13. Y tomando la palabra uno de los ancianos me dijo: Estos que estan cubiertos de vestiduras blancas, ¿quiénes son? ¿Y de dónde vinieron?

14. Y le dije: Mi Señor, tú lo sabes. Y dijome: Estos son los que vinieron de grande tribulacion y lavaron sus ropas y las emblanquecieron en la sangre del cordero.

15. Por esto estan ante el trono de Dios y le sirven dia y noche en su templo; y el que está sentado en el trono, morará sobre ellos.

16. No tendrán hambre, ni sed nunca jamas, ni caerá sobre ellos el sol, ni ningun ardor:

17. Porque el cordero que está enmedió del trono, los guardará y los llevará á fuentes de aguas, y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos.

(Cap. XIV). 6. Y ví otro angel volando por medio del cielo, que tenia el Evangelio para predicarle á los moradores de la tierra y á toda nacion y tribu y lengua y pueblo,

7. Diciendo en alta voz: Temed al Señor y dadle honra porque vino la hora de su juicio, y adorad á aquel que hizo el cielo y la tierra, la mar y las fuentes de las aguas.

8. Y otro angel le siguió diciendo: Cayó, cayó aquella Babilonia la grande, que dió á beber á todas las gentes del vino de la ira de su fornicacion.

9. Y los siguió el tercer angel diciendo en alta voz: Si alguno adorare la bestia y su imagen y tomare la señal en su frente ó en su mano;

10. Este beberá tambien del vino de la ira de Dios, que está mezclado con puro en el caliz de su ira, y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos angeles y delante del cordero.

11. Y el humo de los tormentos de ellos subirá en los siglos de los siglos, y no tienen reposo dia ni noche los que adoraron la bestia y la figura de ella y el que tomare la señal de su nombre.

12. Aquí está la paciencia de los santos que.guardan los mandamientos de Dios y la fé de Jesus.

13. Y of una voz del cielo que me decia: Escribe: Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor. Desde hoy mas dice el Espíritu que descansen de sus trabajos, porque las obras de ellos los siguen.

NOTA.

(a) Despues que el Antecristo haya sido precipitado en el estanque de fuego y azufre y despues que las reliquias de su poder hayan sufrido los últimos golpes de la

ira de Dios, los judios convertidos que ocuparán entonces el primer lugar entre los fieles de Jesucristo, deben gozar de una gran paz de siete años segun el profeta Ezequiel (1): «Y saldrán los moradores de las ciudades de Israel, y encenderán y quemarán las armas, el escudo y las lanzas, el arco y las saetas, y los báculos de las manos y las picas, y los quemarán con fuego siete años. Y no llevarán leña de los campos, ni la cortarán de los bosques, porque quemarán las armas al fuego y despojarán á aquellos de quienes habian sido presa, y robarán á los que los habian destruido, dice el Señor Dios (2): Et egredientur habitatores de civitatibus Israel, et succendent, et comburent arma, clypeum et hastas, arcum et sagittas, et baculos manuum et contos, et succendent ea igni septem annis. Et non portabunt ligna de regionibus, neque succident de saltibus; quoniam arma succendent igni, et deprædabuntur eos quibus prædæ fuerunt, et diripient vastatores suos, ait Dominus Deus.» Nosotros creemos que esta paz de siete años coincidirá con aquel silencio que segun S. Juan debe hacerse en el cielo al abrirse el séptimo sello. En efecto ¿qué otra cosa es este silencio si no la cesacion de la ira divina que ha triunfado tan gloriosamente de los inicuos? Pero por otra parte no se puede decir que estos siete años de prosperidad pasarán antes de abrirse el sexto sello, de sonar la sexta trompeta y de derramar la sexta copa, porque las plagas anunciadas por estas figuras son enviadas del cielo para la destruccion de las dos terceras partes de los secuaces del Antecristo que sobrevivieron á la derrota de él, y que por consiguiente serian en extremo numerosos para dejar en paz á los fieles de Jesucristo. Y si la prosperidad que dará el Señor á su iglesia en los últimos dias, es la misma cosa que este silencio; podemos creer que será grandisima y quizá sin par en la historia del cristianismo, porque siendo dado á los hombres este silencio como el último signo precursor de la venida del supremo juez, deberá ser una cosa de todo punto extraordinaria, para que pueda causar impresion en los hombres y advertirles que es un signo del fin del mundo. Ademas se concibe facilmente cuán profunda será es

(1) Pero de siete años solamente, porque todos los grandes sucesos que tienen lugar inmediatamente antes, se anuncian para el fin de los tiempos. (2) Ezeq., c. XXXIX, v. 9 y 10:

ta paz en vista de la impotencia y del pequeño número á que quedarán reducidos los impíos.

CAPITULO V.

Juicio universal.- Nueva Jerusalem.-Conclusion.

ARTICULO I.

Del juicio universal.

(Cap. XIV). 14. Y miré, y hé aquí una nube blanca y sobre la nube sentado uno semejante a! hijo del hombre, que tenia en su cabeza una corona de oro y en su mano una hoz aguda.

15. Y salió otro angel del templo clamando en voz alta al que estaba sentado sobre la nube: Echa tu hoz y siega, porque es venida la hora de segar por estar ya seca la mies de la tierra.

16. Y el que estaba sentado sobre la nube, echó su hoz sobre la tierra, y la tierra fue segada.

17. Y salió otro angel del templo que hay en el cielo, que tenia tambien una hoz aguda.

18. Y salió del altar otro angel que tenia poder sobre el fuego, y clamó en voz alta á aquel que tenia la hoz aguda diciendo: Mete tu hoz aguda y.vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque maduras estan las uvas de ella.

19. Y metió el angel su hoz aguda en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó la vendimia en el grande lago de la ira de Dios.

20. Y fue hollado el lago fuera de la ciudad, y salió sangre del lago hasta los frenos de los caballos por mil y seiscientos estadios,

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(Cap. XX). 11. Y vi un grande trono blanco y uno que estaba sentado sobre él, de cuya vista huyó la tierra y el cielo, y no fue hallado el lugar de ellos.

12. Y ví los muertos grandes y pequeños que estaban en pie delante del trono, y fueron abiertos los li

bros, y fue abierto otro libro, que es el de la vida, y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros segun sus obras.

13. Y dió la mar los muertos que estaban en ella, y la muerte y el infierno dieron los muertos que estaban en ellos, y fue hecho juicio de cada uno de ellos segun sus obras.

14. Y el infierno y la muerte fueron arrojados en el estanque del fuego. Esta es la muerte segunda.

15. Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el estanque del fuego.

ARTICULO II.

De la nueva Jerusalem.

(Cap. XXI). 1. Y ví un cielo nuevo y una tierra nueva: porque el primer cielo y la primera tierra se fueron, y la mar ya no es.

2. Y yo Juan vi la ciudad santa, la Jerusalem nueva, que de parte de Dios descendia del cielo y estaba aderezada como una esposa ataviada para su esposo.

9. Y vino uno de los siete ángeles que tenian las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo diciendo: Ven acá, y te mostraré la esposa que tiene al cordero por esposo.

10. Y me llevó en espíritu á un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa de Jerusalem que descendia del cielo de la presencia de Dios,

11. Que tenia la claridad de Dios, y la lumbre de ella era semejante á una piedra preciosa de jaspe á manera de cristal.

12. Y tenia un muro grande y alto con doce puertas, y en las puertas doce ángeles y los nombres escritos que son los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel.

2

13. Por el oriente tenia tres puertas, por el septentrion tres puertas, por el mediodia tres puertas y tres puertas por el occidente.

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