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nociese de su culpa y por ella le condenaron en perdimiento de los oficios, juros y tenencias que poseía de la corona real, que era mucho; y que la fortaleza de Montilla, por haber detenido en ella al Alcalde, se desmantelase, y en otras penas pecuniarias: y á los demás cómplices en su delito condenaron á muertes y destierros y les confiscaron los bienes, derribaron y sembraron las casas de sal: y el destierro del Marqués quedó á la voluntad del Rey: mas por haberle favorecido la Reina Germana, el Gran Capitán y otras señoras de Castilla se aplacó presto y fué restituido en la mayor parte de las cosas que se le habían quitado.» (26)

Tam bién el Doctor Don Cristóbal Lozano, al nombrar al Marqués de Priego Don Pedro Fernández de Córdoba, séptimo señor de la Casa de Aguilar, valiente y afamado caballero», refiere otro caso heróico, manifestando «que hallándose en la batalla de Sierra Bermeja, en que murió su padre Don Alonso de Aguilar recibiendo de los moros innumerables heridas, sacó á pesar de ellos en hombros el cuerpo de su padre y llevóle á dar sepultura á la capilla de sus progenitores. >>

Añade el Doctor Lozano que por sus hazañas y las de sus claros ascendientes le honraron los Reyes (Don Fernando y Doña Isabel) con este marquesado.» (27)

(26) Pág. 10 - lib. I de La historia del Emperador Carlos Quinto máximo fortísimo rey de las Españas que escribió en treinta y tres libros el M. D. Fr. Prudencio de Sandoval Cronista del Señor Rey D. Felipe III después Obispo de Pamplona. Abreviados y añadidos con diversas y curiosas noticias pertenecientes á esta historia por Don Joseph Martínez de la Pvente... Con privilegio. En Madrid. Por José Fernández de Buendía. Año de MDCLXXV.

(27) Lib. segundo.-Cap. 9 pág. 175 del libro intitulado así:

LOS REYES NVEVOS-DE TOLEDO DESCRIVENSE LAS COSAS MAS AVGVSTAS, Y NOTA - bles desta ciudad Imperial: quienes fueron los Reyes Nuevos, sus virtudes, sus hechos, sus proezas, sus hazañas: y la Real Capilla que funda-ron en la Santa Iglesia Mausoleo sumptuoso, donde --descansan sus cuerpos-AL REY NVEVO, CELESTIAL Y DIVINO Y REY DE TODOS LOS REYES-Christo Señor Nuestro-Le consagra y dedica la pluma del doctor D. Cristoual Lozano, Capellán de su Magestad...

Aparte de estos arrebatos de su espíritu fogoso, el Marqués de Priego era hombre de mucha Religión y de un claro entendimiento (28). Muy devoto también de las antigüedades parece que gustaba de emprender excursiones para buscarlas en compañía del Doctor Antonio de Morales (29) y que en sus casas logró reunir algunas de bastante interés. (30)

etc... DIVIDESE EN CVATRO LIBROS-SEGVNDA IMPRESSIONAño-1674-Con priuilegio: en Madrid: por Andrés García-A costa de Francisco Serrano de Figueroa, etc.

En el testo de esta obra se cita á Morales.

(28) Morales tratando de los huesos de los Mártires de Córdoba hallados en la iglesia de San Pedro, dice en el capítulo VIII del libro XVII de la Crónica:

«Esto movió al primer Marqués de Pliego Don Pero Fernández de Córdoba, hijo de Don Alonso de Aguilar, para querer mandar cavar allí y buscar estas santas reliquias. Y viejos hay vivos en Córdoba de cuanto trataba esto el Marqués y muchos otros que lo oyeron contar á sus padres. Y los unos y los otros dicen que el Marqués paró en no ejecutar su deseo con afirmarle los clérigos de San Pedro y otras muchas personas que pondría en peligro la torre...>

<< Tuvo aquel caballero un grande entendimiento adornado con algunas letras y grandísima afición á ellas y esto y su alto ánimo y religión le hacían desear la invención destas reliquias. Y demas de la tradición y del mármol refieren que afirmaba tener un libro por donde sabía estar allí el santo tesoro que buscaba. Si acaso tuvo el libro de San Eulogio de los Mártires, pudo de allí y de ser la iglesia de San Pedro la de los tres santos, rastrear con su ingenio algo de aquello. >

(29) En un ejemplar de Los cinco libros postreros de la Coronica perteneciente á la Cofradía de San Rafael, de Córdoba, figura al margen de las líneas que he transcrito en la nota anterior, la siguiente indicación manuscrita é inédita puesta por algún erudito que poseyó el ejemplar como se probará más adelante:

Era curioso de antigüedades (alúdese al Marqués de Priego) y asi truxo lindas Statuas de Porcuna á su castillo de cañete, y se audaua á ver antiguallas con el D.or Morales, p. del autor á quien dió la casa de Séneca q. es de san Benito en Cor.a como lo refiere el autor 1. p. lib. 9. c. 9 en lo

de Séneca.»

(30)

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Así se vé por un cippo grande que mucho tiempo vimos estar en

las casas del Marqués de Pliego. >

Amb. de Morales.-Antigüedades de España.--Córdoba, n.o 44.

En las casas de los Excmos. Marqueses de Priego permanecía en los tiempos de Morales otra basa de dos estatuas que fueron erigidas á dos libertos de Q. Herennio...

Pág. 147 de la Historia-general-de-Córdoba-compuesta—por el P. Francisco Ruano,-Sacerdote professo de la Compañía-de Jesús, natural de la misma-Ciudad.-Tomo I.-Impresso en Córdoba: En el Colegio-de nuestra Señora de la Assumpcion-con las licencias necessarias.-Por Francisco Villalón.

La casa que el Marqués de Priego cedió al Doctor Antonio de Morales, nombrada vulgarmente de los Sénecas, pertenecía á la collación de Santo Domingo de Silos y hallábase enclavada en lo más céntrico de la población, en la calle rotulada en la actualidad con el nombre de AMBROSIO DE MORALES. Hasta la mediación del siglo XVIII se infiere que bastaría mentar la Casa de los Sénecas para que, sin más pormenores, todos los cordobeses la conocieran; pero en nuestros tiempos se ha borrado de tal modo la tradición, en cuanto se relaciona con este punto, que todos los eruditos pueden determinar la calle y ninguno ha podido indicar con fundamento cual era la casa. Después de un detenido estudio paréceme que puedo señalarla con bastante probabilidad, bien que nunca con indiscutible certeza.

Saben todos los aficionados á las antigüedades cordobesas que la calle llamada hoy de Ambrosio de Morales con ser una, estaba dividida de por mitad con dos nombres distintos. Desde la Cuesta de Luján hasta la embocadura de la calle de Pompeyos fué conocida con el distintivo de calle del Cabildo y posteriormente con el de Cabildo viejo: y desde este punto hasta la plaza de Séneca (31) con el nombre de Cuesta de San Benito.

Debió la denominación de calle del Cabildo el primer tramo de ella, á la circunstancia de que se halló establecido el Ayuntamiento hasta el siglo XVII en la casa señalada con el numero 5, convertida después en fonda hasta la mediación del siglo XIX y al presente destinada á establecimiento público de recreo con el distintivo de «Café Suizo; y el tramo restante, debió la denominación de

(31) Dióse el nombre de Séneca á esta plaza en el pasado siglo XIX por hallarse muy próxima á la calle de Ambrosio de Morales donde es fama que habitó aquel sabio: mas no como pudiese parecer porque precisamente en esa plaza hubiera vestigio ni tradición que se relacionaran con Séneca,

Cuesta de San Benito, á la circunstancia de que hubo allí una ermita consagrada á este santo, en el mismo sitio donde se fundó después en los comienzos del siglo XVII el Convento de religiosas domínicas de Corpus Christi. (32) Pues bien; algunos escritores han asegurado, sin acordarse en este punto de la cuesta de San Benito, que la casa que cedió el Marqués de Priego al Doctor Antonio de Morales era la misma donde se halló un tiempo el Municipio; (33) pero es innegable que no pudo ser esta la casa de los Sénecas, donada por el espléndido Marqués, puesto que con harta claridad determinó el mismo Ambrosio de Morales que estaba junto con la del Ayuntamiento, esto es, inmediata á ella (34). Otros aficionados sostienen en conversaciones particulares que, como quiera que la casa

(32) Las monjas de esta comunidad conservan una obra manuscrita é inédita, la cual he tenido en mi poder, sobre la Fyndación deste convento d. dominicas descalças de Corpus Xpi de Cordova... escrita por Soror Lvisa Maria de lesvs Escribana d. dicho conbento.-Año de mil i seiscientos i cincventa i tres.

En alguna de sus curiosas páginas se apunta primeramente el propósito de las fundadoras de q. en la cuesta y ermita de S. Benito se podía acomodar casa i iglesia pues el S.or obispo podia mandar se desocupase q. en aquel tiempo le ocupaban los niños de la dotrina. Y en otro lugar se consigna que cedió el S.or obispo una ermita q. se llamaba de san benito en la qual abia una sacristia y un pozo en un cercadillo peq'ño y otros dos aposentillos en bajo y desbancillos; parecióles (á las religiosas) pasarse á esto aviendo comprado otra casilla por precio de seiscientos ducados mas arriba de la ermita con fin de comprar otra casa mayor q. avia sola entremedias con ventana á la ermita... la cual también adquirieron.

(33) Sirva de ejemplo D. Teodomiro Ramírez de Arellano y Gutiérrez que así lo consigna en sus Paseos por Córdoba.-Tomo III.—Córdoba, 1875 - pág. 117.

(34) Morales al hablar de Séneca en el libro IX de la Crónica general de España, capítulo IX, repite y amplía lo ya expuesto en la nota 25 del presente capítulo en la siguiente forma:

Fué natural de Córdoba, donde se muestra hasta agora una casa junto con la del Ayuntamiento de la ciudad, la cual creen fué de Séneca, y así la llaman. Y el primero Marqués de Pliego Don Pedro Hernández de Córdoba, padre desta señora, que agora tiene el Estado, compró aquella casa por la fama de haber sido de tal dueño, y luego la dió al doctor Morales mi padre, diciéndole que la casa de un cordobés sapientísimo no había de estar sino en poder de otro cordobés tan sabio. Y yo nací en aquella casa. Lo que les mueve en Córdoba á creer esto, es que ha venido de unos en otros, y se ha conservado así aquella opinión. También labrando

á que se alude es muy ámplia y para trocarse en fonda y café público ha sufrido desde que fué Ayuntamiento una absoluta transformación, no fuera extraño que la casa de Morales se refundiera con la del antiguo Municipio al cambiar de destino: y añaden que, en este caso, tampoco puede negarse la afirmación de los que juzgan que en el actual edificio del mencionado establecimiento estuvo la vivienda del Doctor Morales. Tampoco puede admitirse esta hipótesis por la razón que expondré muy pronto, ateniéndome á una indicación del P. Francisco Ruano. No existiendo padrones de aquella época ni principiando el registro de la propiedad de fincas hasta la mediación del siglo XVIII, segùn mis informaciones, no se puede precisar, en resolución. cual fuera la casa de Morales: el detalle de que señoreaba con las vistas gran parte de la ciudad y lo más hermoso del campo y del río puede aplicarse igualmente á todas las casas de la misma calle y singularmente á las de la acera donde estuvo el Cabildo, las cuales suelen tener elevadas azoteas sobre hallarse edificadas en la parte más alta de la ciudad. Las reformas

allí mi padre se hallaron una lucerna antigua de bronce, y cuatro figurillas de medio relieve en una tabla de piedra, metidas en sus encaxamentos y las hizo poner en una esquina de la pared frontera de aquella calle. Aunque después el Marqués de las Navas las llevó á su fortaleza de las Navas. Estos rastros de antigüedad confirmaron la opinión que antes desto se tenía. Y púdoles verdaderamente persuadir á los pasados, que pensaron haber tenido allí su casa Séneca, la excelencia del sitio, digno de ser escogido de un hombre tan sabio como él era para su morada. Porque excede notablemente á todo lo demás de la ciudad aquel sitio en ser saludable y en señorear con las vistas gran parte de la ciudad y lo más hermoso del campo y del río, y en pasar por allí el agua muy excelente que agora vá á San Francisco. >

Morales asegura á continuación que esta casa no pudo ser morada de Séneca: y se apoya para afirmarlo en la suposición para él indudable, pero errónea, de que Córdoba estaba entonces en el sitio que ahora se denomina Córdoba la vieja. Más bien inclínase á creer que habitara Séneca «en una huerta que llaman el lagar de Séneca muy cerca de la ciudad y de la Puerta llamada agora de Plasencia. Esta heredad-añade-bien pudo ser de Séneca, aunque no hay para probarlo más razón de que está poco más que una legua de Córdoba la vieja y el sitio y la fuente son muy naturales para escogerlos un hombre sabio y poner allí una casa de placer. >

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