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sus inmediatos discípulos usaron de varios Credos que diferían en la forma, aunque no en la substancia. De aquí era, que no existiendo una fórmula figa, todas las Iglesias estaban en libertad de formar su propio Credo, á la manera que formaban sus propias liturgias, no estando obligadas á ceñirse á una forma particular de palabras, con tal que se adhiriesen estrictamente á la analogía de la fe y doctrina enseñadas por los Apóstoles. Mas como despues se levantaron hereges que negaban las doctrinas fundamentales de la fe, fueron gradualmente alargándose los Credos para preservar la verdad de sus intentos insidiosos y falsas exposiciones.

El Dr. Grabe que examinó la cuestion sobre qué fórmulas se usaron aun en tiempo de los Apóstoles, vino á concluir que todos los artículos del Credo llamado comunmente Credo de los Apóstoles, fueron usados en las Confesiones de fe apostólicas, con escepcion de estos tres, "La Comunion de los Santos," "la Santa Iglesia Católica," y "el descendimiento á los Infiernos "."

Muchas Confesiones de fe se hallarán en los

2 Bingham, Eccles. Antiq. Lib. x. cap. iii. § 6, 7. De que estos artículos no ocurran en los mas antiguos ejemplares del Credo, no debe inferirse que fueron de invencion comparativamente moderna. De las doctrinas en ellos espresadas hay testimonio abundante en los mas antiguos escritos eclesiásticos. Una prueba de esto, por lo que respecta á "El Descendimiento á los Infiernos," puede verse en el Artículo III.

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escritos de los mas antiguos Padres, que corresponden muy aproximadamente á los Credos que poseemos en la actualidad: por ejemplo, en Justino Mártir, Ireneo, Tertuliano, Orígenes, Cipriano, las Constituciones Apostólicas. Tenemos tambien Credos de varías y diferentes Iglesias conservados hasta nosotros, conformes todos en la substancia, si bien variando ligeramente en la forma; como el Credo de Jerusalem, el de Cesarea, de Alejandría, Antioquía, Aquileya, &c. Pero hasta el tiempo del Concilio de Nicea no aparece haber existido ningun Credo especial, que prevaleciera de un modo universal, que estuviera redactado en idénticas palabras y recomendado por la misma universal autoridad.

Que prevaleció, sin embargo, alguna norma autoritativa en la Iglesia, si bien algo variada por la diversidad de espresion, resalta del lenguaje de muchos de los primeros escritores cristianos. Así Ireneo, Tertuliano, Clemente de Alejandría y otros, hablan de un "Cánon ó regla de fe, segun la cual creemos en un solo Dios Todopoderoso, y en Jesucristo su Hijo," &c. Y no cabe duda de ninguna especie que este Κανὼν ἀληθείας ο Regula fidei, no fue otra que el Credo de la Iglesia, espresado en una fórmula regular 3.

3 Estas Confesiones pueden verse estensamente en Wall, ubi supra; y en Bingham, Lib. x. cap. iv.

+ Veánse estensamente en Bingham, ubi supra.

5 Veáse Bingham, Lib. x. cap. iii. § 2; Bishop Marsh, Lectures,

El nombre mas comun con que se designaba el Credo, era el de Zúußoλov, ó Símbolo. La significacion de esta palabra es manifiestamente oscura. (1) Háse dicho que provino del hecho de haberse juntado los doce Apóstoles, y que contribuyo (ovvéBaλov) cada uno con un artículo al Credo; de ahí fue llamado Símbolo ó coleccion. (2) Háse dicho que significa Coleccion, ó Epítome, de la doctrina cristiana. (3) Háse supuesto que era, como la Tessera Militaris entre los soldados romanos, un símbolo ó signo por el cual los soldados de la Cruz se distinguiesen de los gentiles ó de los herejes. (4) Háse creido tambien que se tomó del juramento militar (sacramentum) por el cual los soldados romanos se obligaban á servir á su general. (5) Y finalmente, Lord King ha sugerido la idea, de que pudo haberse tomado de las prácticas religiosas de los antiguos gentiles, quienes daban á los iniciados en sus misterios, ciertos signos ó marcas (symbola), por las cuales se conociesen unos á otros y se distinguiesen de todo el resto del mundo.

No es muy fácil decidir cuál de estos cinco significados pueda con mas propiedad atribuirse á Camb. 1828, pag. 470; veáse tambien la significacion de las palabras "Regla de fe," discutida en el Artículo VI.

6 Symbolum cordis signaculum, et nostræ militiæ sacramentum. Ambros. Lib. iii. De Velandis Virginibus, en Suicer.

7 Suicer, palabra Zúμßoλov-Bingham, Lib. x. cap. iii.; King, On the Creed, pp. 6, 11, &c. Wheatley, el Dr. Hey, y otros han adoptado la derivacion de King.

Bingham la rechaza totalmente.

la palabra en cuestion. El primero es el menos probable, por cuanto la tradicion en que se apoya, consta no haber existido antes del siglo IV.

La palabra "Credo" con que se designan en español estos antiguos formularios de fe, es la palabra textual Credo, con que comienzan el Niceno y el de los Apóstoles.

SECCION II.

El Credo de los Apóstoles.

Rufino menciona una tradicion, trasmitida desde los antiguos tiempos, la cual enseña que, despues de la Ascension del Señor, los Apóstoles, habiendo recibido el don de lenguas y el precepto de ir y predicar á todas las naciones, estando para separarse unos de otros, determinaron establecer una regla de predicacion, con el fin de no enseñar á sus convertidos cosas distintas. Segun esto, hallándose reunidos, é inspirados por el Espíritu Santo, formaron el Credo de los Apóstoles, contribuyendo al acopio comun con lo que cada uno

S. Agustin dice que el nombre fue dado, “quia symbolum inter se faciunt mercatores, quo eorum societas pacto fidei teneatur. Et vestra societas est commercium spiritualium, ut similes sitis negotiatoribus bonam margaritam quærentibus."-Serm. ccxii. Opera, Tom. v. pag. 985, Paris, 1683.

creyó bueno'. El autor de los Sermones De Tempore, atribuidos impropiamente á Agustin', nos dice que "Pedro dijo, Creo en Dios Padre Todopoderoso; Juan dijo, Criador del cielo y de la tierra; Santiago dijo, Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; Andres dijo, Que fue concebido por el Espíritu Santo, y nació de María Vírgen; Felipe dijo, Padeciò bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; Tomas dijo, Descendió á los Infiernos, al tercero día resucitó de entre los muertos; Bartolomé, dijo, Subió á los cielos, y está sentado á la diestra de Dios Padre Todopoderoso; Mateo dijo, Desde allí ha de venir á juzgar á los vivos y á los muertos; Santiago hijo de Alfeo dijo, Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica; Simon Zelotes dijo, La Comunion de los Santos, el Perdon de los pecados; Judas hermano de Santiago dijo, La Resurreccion de la carne; Matías concluyó con, La Vida Perdurable."

Las objeciones principales á la verdad de estas tradiciones, que son fatales á la última, y casi fatales á las otras, son las siguientes:

9 Ruffinus, Expositio in Symb. Apost. ad calcem Cypriani, pag. 17. Oxf. 1682; King, pag. 24; Bingham, Lib. x. cap. iii. § 5. Las palabras de Ruffino son, "conferendo in unum quod sentiebat unusquisque;" Bingham traduce "each one contributing his sentence" (contribuyendo cada uno con su sentencia).

1 Serm. De Tempore, 115; Augustini Opera, Paris, 1683, Tom. v. Apend. pag. 395, Serm. ccxli.

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