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ARTICULO VII.

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Del Antiguo Testamento.

El Antiguo Testamento no es contrario al Nuevo, puesto que tanto en el Antiguo como en el Nuevo se ofrece la vida eterna al género humano por Cristo, que es el único Medianero entre Dios y los hombres, siendo Dios y Hombre. Por lo cual opinan malamente los que imaginan que los antiguos patriarcas tenían puesta su esperanza solo en promesas temporales. Aunque la Ley dada de Dios por Moises, en lo tocante á ceremonias y ritos, no obligue á los Cristianos, ni sus precepto civiles hayan de recibirse necesariamente en ningun Estado; con todo, no hay Cristiano alguno que se halle exento de la obediencia á los preceptos, que se llaman morales.

SECCION I.

Historia.

ESTE Artículo, al tenor en que está redactado al presente, se compone de dos de los Artículos de 1552, á saber, del sexto y del decímo nono. El sexto decía así:

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debe

No ha de desecharse el Antiguo Testamento, como si fuera contrario al Nuevo, sino que conservarse aun: puesto que tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se ofrece la vida eterna al género humano por Cristo solamente, quien es el único Medianero entre Dios y el hombre. Por lo cual no debemos escuchar á los que imaginan que los antiguos patriarcas tenian puesta su esperanza solo en promesas temporales."

El décimo nono era como sigue:

Aunque la Ley que fue dada de Dios por Moises, no obliga á los Cristianos en lo tocante á ceremonias y ritos de la misma, ni se requiere que sus preceptos y ordenanzas civiles hayan de recibirse en cualquiera Estado; con todo, ningun hombre (aunque por otro lado sea un cristiano perfecto) está exento y libre de la obediencia á

aquellos preceptos que se llaman morales; por consiguiente no se debe prestar oidos á los que afirman que la Sagrada Escritura se ha dado solo para los flacos, y se jactan continuamente del Espíritu, del cual, dicen, han aprendido lo que enseñan, aunque esto sea con evidencia lo mas opuesto á la Sagrada Escritura."

I. Debemos observar primeramente qué personas han negado la doctrina contenida en el sexto Artículo original, que forma la primera parte de nuestro presente Artículo; y despues quiénes se han opuesto á lo establecido en el décimo nono Artículo original, que en substancia está contenido en la última parte del actual Artículo séptimo.

En primer lugar pues, algunos herejes antiguos sostuvieron que el Antiguo Testamento era contrario en un todo al Nuevo.

Las sectas de los gnósticos, que creian en la malignidad de la materia, no querian admitir que el Criador del mundo fuera el Supremo Dios. Marcion en especial consta haber enseñado claramente, que el Antiguo Testamento era contrario al Nuevo, siendo el primero obra del Demiurgo ó Criador, y el último del Supremo é invisible Dios. Dícese que compuso una obra intitulada Antítesis, porque en ella adujo, como en oposicion unos á otros, pasajes de ambos Testamentos, con el propósito de inducir al lector á inferir de la aparente discordancia entre ellos, que la Ley y el Evangelio no procedieron del mismo Autor. Tertuliano escribió una obra contra Marcion, en cuyo capítulo

K

cuarto espone la inconsistencia de semejante empresa'. Opiniones parecidas prevalecieron, poco mas ó menos, entre los Valentinianos y otras sectas de los gnósticos: los cuales todos atribuian la creacion á seres inferiores, y de consiguiente rechazaban el Antiguo Testamento.

De igual modo los Maniqueos, que creían en dos principios eternamente opuestos entre sí, teniendo opiniones semejantes á las de los gnósticos acerca de la malignidad de la materia, se semejaron tambien á ellos en su desacato á las Escrituras del Antiguo Testamento. Y en esto es muy probable que fueron seguidos por aquellas sectas de la edad media, los bulgarianos, cátaros y otros, quienes parece estuvieron inficionados del maniqueismo'.

Lo mas probable sin embargo es, que los autores de este Artículo, tanto en su primera como en su última parte, tuvieron á la vista algunas de las sectas fanáticas del tiempo de la Reforma, especialmente los antinomianos que negaban la necesidad de la obediencia á la Ley de Dios, y los anabaptistas que referían todas las cosas á una iluminacion interna; y tanto unos como otros debieron

1 Tertull. adv. Marcion. Lib. iv. Bishop Kaye, Tertullian, pag. 499, &c.

2 "Deum, qui Legem per Moysen dedit, et in Hebræis prophetis locutus est, non esse verum Deum, sed unum ex principibus tenebrarum."-August. De Hares. 46. Tom. viii. pag. 16. Veáse tambien Sócrates H. E. cap. 22; Epiphan. Hæres. 66, cap. 43;

Lardner, Hist. of Manichees, tom. iii. cap. lxiii.

3 Veáse Mosheim, Eccl. Hist. 3. Cent. xii. Parte ii. cap. v. § 4.

Cent. xi. Parte ii. cap. v. § 2,

regularmente negar el valor y autoridad del Antiguo Testamento.

La opinion de que los patriarcas tuvieron puesta su esperanza solo en promesas temporales, ha sido sostenida no solo por herejes y fanáticos, sino tambien, con mas ó menos estension, por algunos cristianos en lo esencial ortodoxos. El Obispo Warburton, en su famosa obra, The Divine Legation of Moses, se ha esforzado en probar que Moises ocultó estudiadamente á los hebreos todo conocimiento de una vida futura: y este constituye uno de los argumentos por donde procura probar la inspiracion y autoridad divina de los Libros de Moises. Aunque concede que los judíos posteriores, durante la Cautividad y despues de ella, tuvieron un conocimiento progresivo de la inmortalidad del alma; con todo, respecto de los primeros tiempos de la nacion judaica, parece ha negado tal conocimiento, aun á los patriarcas y profetas *.

II. Con mirar el texto del décimo nono Artículo original, se verá claro, que la última parte del presente Artículo se dirige con especialidad contra los fanáticos que afirman, que "la Sagrada Escritura se ha dado solo para los flacos, y se jactan continuamente del Espíritu, del cual, dicen, han aprendido lo que enseñan."

Esta pretension de una iluminacion interna, y el consiguiente desprecio de la enseñanza de la

4 Veáse Warburton, Divinė Legation, Lib. v. § 5, 6.

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