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VULGATA
VULGATA

EATIN A

TRADUCIDA EN ESPAÑOL,

Y ANOTADA

CONFORME AL SENTIDO DE LOS SANTOS PADRES
Y EXPOSITORES CATÓLICOS,

POR EL ILUSTRÍSIMO SEÑOR

DON PHELIPE SCIO DE SAN MIGUEL,
EX-PROVINCIAL DEL ÓRDEN DE LAS ESCUELAS PIAS DE
CASTILLA, PRECEPTOR DEL SERENÍSIMO SEÑOR PRÍNCIPE
DE ASTURIAS, Y OBISPO DE SEGOVIA.

DEDICADA

AL PRÍNCIPE DE ASTURIAS

NUESTRO SEÑOR.

TERCERA EDICION.

TOMO III

DEL ANTIGUO TESTAMENTO.

EL DEUTERONÓMIO, JOSUÉ, JUECES Y RUTH.

MADRID M.DCCC.VII.

EN LA IMPRENTA DE LA HIJA DE IBARRA.

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ADVERTENCIA

SOBRE EL DEUTERONÓMIO.

El Libro quinto y último del Pentateuchô se llama por los

Hebréosan bx, Estas las palabras, que son las que en el texto original le dan principio. Los Griegos, y con ellos los Latinos le llaman Deuteronomio, que quiere decir segunda Ley; no porque sean cosas nuevas las que Moysés ordena aquí á su pueblo, sino porque habiendo faltado ya todos aquellos que habian sido alistados para las armas, y que habian oido la ley dada en el monte Sínai, se habia formado un nuevo pueblo de sus hijos; y Moysés tuvo órden del Señor para que intimara á estos de nuevo la ley, y los exhortara eficaz y fervorosamente á su puntual. observancia. En esta segunda promulgacion hace Dios una nueva alianza con Israél: Cap. xxix. 1. y Moysés estando ya cercano al término de su vida, repite y encarece aquellos mismos avisos,, que les dexa como un testamento y declaracion de su última voluntad; y para que se mantuviera siempre en pie la observancia y memoria de los divinos Mandamientos, encarga á los Reyes, Capít. XVII. 18. que luego que entren en posesion de la corona, se hagan escribir el Deuteronómio: ordena tambien que se grabe en piedras ; Cap. xxvII. 2., &c. y por último que se lea al pueblo todos los años Sabáticos.

Moysés en las llanuras de Moáb, teniendo en su presencia congregado á todo Israél, le pone á la vista lo que el Señor habia obrado en su favor desde que marchó del monte Sínai, donde habia sido establecida la primera alianza, y donde con tanta solemnidad y estruendo se habia confirmado la ley y pasando despues á justificar toda su conducta, y lo que habia hecho para gobernarlos y encaminarlos á la tierra de Chanaan, repite la ley con nuevas exposiciones é ilustraciones, y manda su observancia, como condicion puesta por el Señor. Pronuncia terribles castigos y amenazas contra los transgresores; y promete toda suerte de felicidades y bendiciones á los que fielmente la guarden. En un cántico, que profiere ántes de morir, pinta con los mas vivos colores las misericordias que habia usado Dios con su pueblo, y la infidelidad y mala correspondencia de éste para con él: vaticina la ingratitud con que en lo venidero le corresponderia; el rigor con que el Señor vengaria sus agravios; y por último le asegura de la misericordia y bondad con que le acogeria, quando

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arrepentido se convirtiera á él. Nombra á Josué por su sucesor en el gobierno; dá la bendicion á todas las tribus; sube al monte Nebo, desde donde dando una ojeada á la tierra prometida, muere en él, y trasladando un Angel su cuerpo, que entierra en el valle, todo Israél le llora amargamente.

Aunque en muchos lugares de este Libro se ve prophetizada la nueva alianza y ley de gracia, y entre las sombras y figuras de la Synagoga se divisa la grandeza y la gloria de la Iglesia de Jesu-Christo; pero mas señaladamente en el Cap. XVIII. 15. en el que promete Moysés á su pueblo un nuevo Propheta y Legislador, encargándole al mismo tiempo que le escuche y le obedezca. Toda la antigua Synagoga reconoció, que el Propheta prometido por Moysés, era el Messías; pero los mismos Judíos, que no reconocian á otro, que al Messías en las palabras de Moysés, desecháron al verdadero Propheta, que es Jesu-Christo, en quien se ven cumplidas todas las prophecías y sombras de la ley antigua. Moysés, por cuya boca hablaba el Espíritu Santo, instruyendo y exhortando como Caudillo y Legislador al pueblo de Israél, hablaba al mismo tiempo con otro nuevo pueblo, que debia tener por Cabeza á Jesu-Christo. Los Christianos pues debemos tener entendido, que con nosotros hablan las verdades, bendiciones, amenazas y maldiciones de Moysés: que la dureza de los Israelitas era una imágen de la nuestra, siempre que fuéremos rebeldes á la bondad y misericordia de nuestro Divino Legislador; y que serémos en esto tanto mas culpables, quanto son sin comparacion mayores y mas copiosas las gracias, que hemos recibido nosotros.

El fundamento con que algunos han pretendido persuadir, que el Deuteronómio se atribuye falsamente á Moyses, no merece consideracion ni respuesta. Véase lo que sobre esto dexamos dicho en la Advertencia al Génesis. Ni cabe en ello la menor duda; y un Cathólico no puede ignorar, que este es del número de los Libros Canónicos de la Escritura, reconocidos por tales en todos tiempos; primero de la Synagoga, y despues de toda la Iglesia Christiana; y por consiguiente, que es palabra de Dios, la qual debe ser recibida con la mas profunda veneracion, obsequio y humildad.

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EL DEUTERONOMIO.

CAPÍTULO I.

Se hace una recapitulacion de los principales sucesos, que aconteciéron á Israel en el desierto por espacio de quarenta años.

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mo oro 5:

2

6

A once jornadas de Horéb por el camino del monte Seír hasta Cadesbarne.

3 En el año quadragésimo 7, en el undécimo mes, el primer dia del mes habló Moysés á los hijos de Israél todas las cosas, que le mandó el Señor que les dixera:

para que la guardaran con el mayor desvelo, y la leyeran al pueblo en los tiempos, que allí se señalan.

3 En los llanos de Moáb. Númer. XXII. I.

4 Aunque á una distancia bien considerable. MoysÉs hace mencion aquí del mar Roxo, para traher á la memoria los asombrosos milagros, que hizo allí el Sefor en favor de su pueblo.

5 Donde hay muchas minas de oro. 6 Que dista once jornadas de Horéb. Aquí se cuentan los dias que caminaron, no los que empleáron en diversas mansiones, con el fin de traherles á la memoria, que hubieran podido llegar eu breve tiempo á la tierra prometida, si sus rebeliones no lo hubieran retardado.

7 De la salida de Egypto, y poco ántes de la muerte de Moysés, que aconteció el dia séptimo del mes duodécimo.

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