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In manus. En los responsorios VI y IX do maitines se decia Verbela, esto es, la prosa rimada que ya que ya he dicho varias veces. Antes de los laudes versiculo propio; como ahora en mi órden, al cual llamaban Declinatorium. En todas las fiestas el invitatorio se cantaba en voz baja hasta el tercer versículo, como el introito de la misa hasta el Gloria Patri, del mismo modo que aun hoy usan en Barcelona y otras partes. Al fin de completas aspersion del agua bendita con el responsorio Asperges me. El Asperges, ó como llamaban Salispasso, en las dominicas comenzaban en el altar mayor por el preste, quien de allí iba al coro rociando el pueblo á uno y otro la do, y en el coro decia la oracion.

Decíase todo el año el oficio parvo de nuestra Señora, es á saber, los maitines rezados (legendo) y las vísperas cantadas á voz baja. Mas en el tiempo de Adviento los responsorios de maitines se decian rezados hasta su última palabra, la cual se cantaba; seguia el versículo con canto, despues del cual la presa rezada, hasta la última palabra de ella que se volvia á cantar. El autor de la Consueta de Sanctis, ms. à principios del siglo XVI, dice que preguntó á los ancianos de la iglesia la razon de esto; y que le respon

dieron haber oido decir á sus antepasados que esto se habia introducido para imitar el canto de la sinagoga, cuyos sacerdotes deseaban ardientemente la venida del Mesias. Aliam rationem, dice, non invenimus.

Siempre que celebraba misa pontifical el Obispo de esta iglesia le acompañaban doce presbiteros con ornamentos sacerdotales, es á saber, los cinco curas de la ciudad, los capellanes de los hospitales de San Andrés, San Antonio de Padua y Santa Maria Madalena, con cuatro presbiteros de la catedral. Asi lo establece la Consueta de mediados del siglo XIV, en que se supone ya este rito muy antiguo, y de él hacen mencion las constitu ciones pro choro del Obispo Berenguer Batlle, hechas en 1535, como vimos en el episcopologio. Segun esto, ¿qué diremos del cronista Damelo Ꭹ de los demas que aseguran que esta solemnidad comenzó en el Obispo Gil Muñoz á mitad del siglo XV, como privilegio y distincion concedida á sus sucesores por haber él obtenido bien ó mal los honores pontificios?

Las fiestas en que el Obispo celebraba de esta manera eran la de Navidad, de jueves santo, de Pascua, de Pentecostés, de la Asuncion de nuestra Señora y la de Todos

Santos. Dichos doce presbiteros con capas pluviales acompañaban al Obispo á la procesion claustral, concluida la tercia y para la misa vestian todos casullas. Con este acompañamiento salia el Obispo al altar, y dicha allí la confesion, se subia inmediatamente á la silla que está detrás del altar mayor, de que te hablé en los correos anteriores, y allí comenzaba la misa, entonaba la Gloria, etc. hasta el Dominus vobiscum, despues del Credo, y mientras en el coro se cantaba el ofertorio bajaba al altar á continuar la misa hasta el fin.

Despues del Pater noster y de la fraccion de la hostia, dicho Per omnia sæculorum, antes de decir Pax Domini, etc., se entonaba en el coro el versículo Princeps ecclesiæ, y luego el diácono, tomando el báculo pastoral, vuelto al coro decia el versículo Cum mansuetudine, etc., y el coro respondia el versículo Humili voce, etc. Hecho esto, el Obispo, que habia dejado sobre la patena las partículas de la hostia, y el cáliz cubierto, tomando la mitra y el báculo en la mano derecha, se volvia de cara al pueblo, apoyando el codo derecho sobre la espalda del diácono, y el izquierdo sobre la de su socio, vestido de capa. Este socio iba en todos los pontificales, á la iz

quierda del Prelado, en lugar del subdiácono, que tenia otros objetos. En esta aptitud daba la bendicion al pueblo, como se prescribia en el Ordinario. Concluida la cual proseguia la misa hasta el fin.

En el dia de jueves santo se celebraba con el mismo aparato la consagracion de los óleos, aunque la hiciese un Obispo auxiliar, único dia en que se concedia esta distincion á los que no eran Obispos propios de esta iglesia. Y como de estos Prelados titulares solia haber muchos á un tiempo en esta isla en los siglos XIV y XV, las Consuetas tienen gran cuidado de distinguirlos para esto del Obispo propio, á quien llaman Episcopus proprius: lo Bisbe major. A esta misa pontifical solemne llaman las mismas en lemosin fer seu (hacer silla), en alusion à la de las espaldas del altar.

De paso advierto que de esta solemnidad, que estaba en práctica á fines del siglo XIV, debe inferirse cuál seria el altar que se construyó y consagró en 1346 por el Obispo Berenguer Batlle, es decir, mas bajo que la silla episcopal, desde la cual el Prelado debia ser visto del pueblo por encima del altar. De esto se dijo ya en lo de la fábrica.

En la eleccion y entrada de los Obispos no

hay cosa que notar. En su muerte se sacaba su retrato en yeso para la estátua, que despues de enterrado se ponia en una de las salas de palacio, en su féretro, con ornamentos pontificales, á donde el clero, formado, iba todos los dias, concluidas las completas, á cantar un responsorio, hasta que se verificasen sus exequias, rodeando la estátua todos los parientes y familiares del difunto, encapironats. El dia de las exequias llevaban la estátua en procesion por la ciudad, haciendo la vuelta del dia del Angel Custodio; á cáda uno de sus lados iba un home encapironat e cascu aportera un ventall de ploma de paguo, y anira aventant la dita estatua. Concluida la procesion cada comunidad cantaba su responsorio al rededor de la estátua, la cual quedaba en la catedral para la misa de cuerpo presente, que se celebraba al otro dia. Todo esto es de la Consueta de la sacristia, manuscrita á principios del siglo XVI.

Viniendo ahora á tratar de los ritos particulares de cada fiesta, seguiré el órden del año eclesiástico. En el cual, lo primero que ocurre es la fiesta del Obispillo, en el dia de San Nicolás, cuya eleccion hacian todos los niños que servian en la iglesia, inmediatamente antes de las vísperas del Santo, en las

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