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grande acompañamiento, salvas de artilleria y mucho regocijo del pueblo. En el juramen. to, que prestó en el lugar acostumbrado, uno de los testigos fué el Obispo de Alguer, de quien hablé mas arriba.

Correspondió el Prelado á las esperanzas de su pueblo. Porque luego trató de hacer una visita general de su diócesi, comenzando por la de la iglesia catedral, la cual emprendió el dia 13 de mayo de 1562, precediendo en la noche anterior repique general de campanas, y saliendo á recibirle el clero, con cruz alta, á las puertas de su palacio. Las Actas de esta visita, que estan en los libros de la curia, me han servido bien para algunas curiosidades rituales, y para conocer el estado de la fábrica de la iglesia catedral en aquel año. De todo se hablará otro dia. Ahora solo notaré que en el altar mayor de la catedral mandó renovar la Eucaristia cada quince dias, como hasta allí solo se hiciese cada mes: mandó hacer cien purificadores, no hallando ninguno, ni que se usase limpiar los cálices. con ellos item que se hiciesen bolsas para los corporales, que no habia. Subió á la libreria, et vidit illam bene stare. Hallando que en la sacristia habia un libro, donde, junto con otras cosas, se notaban los nombres de

los, bautizados; pero sin expresar el de sus. padrinos, mandó que se hiciese libro aparte, donde se notasen los padrinos y la parroquia de donde eran. Asimismo que hubiese libros de confirmados, y de los que confesaban y comulgaban por Pascua. Nada ballo mandado acerca de matrimonios, aunque por otra parte consta que se hizo de su órden. Quitó el abuso de dejar los santos óleos en casa de los enfermos, á quienes se daba la uncion cuando les parecia que no se habian de sobresaltar; y mandó que se llevasen de la iglesia con toda veneracion, cuando fuesen menester. La mayor parte de estas cosas, singularmente. lo de los libros, se halla ordenado en la visita de todas las parroquias. En la de Santa Eulalia de esta ciudad ordenó quod nullo modo adhibeatur auctoritas ipsis scolaribus ad sacramenta ministranda: que las vinageras para la misa fuesen grandes: cosa que tambien de bia mandarse hoy dia en algunas iglesias, donde reina en este punto, y en el de las luces, mas economia de la que es debida: que se hiciese una piscina para arrojar el agua con que se levaban los corporales, qui locus, dice, appellatur Sacrarium: y que se concluyese la iglesia, que aun estaba por concluir. Baste de esto, que seria nunca aca.

bar, en lo cual se vé el celo de este Prelado. No menos se descubre en los innumerables edictos que publicó durante su pontifi cado sobre reforma del clero, respeto á las iglesias, destierro de usuras, etc. Quiero acotar lo mandado en uno de 6 de julio de ese mismo año 1562 por la noticia que nos da de los trajes de aquellos tiempos. Mandó, pues, que los clérigos « daqui avant degan paportar la clotxa closa fins baix als talons, »y capiro, y les robetes largas fins baix dels »genolls, segons per los capitols sinodals es astat ordenat, ó manteu y sotana larchs fins »als talons; y que no aporten calses, ni saba »tes tallades, ni letuguetes en els colls y bra>>ços de les camises; y que porten la barba »feta de tal manera que no se puga notar es>>ser larga.» Tambien es digno de notarse lo que mandó en otro edicto, que el que ayuda á misa no do pau á algu fins que lo sant sa crament dels Cors precios é Sanc de Jhu. Xpst, no sia assunt, é que no presumexca dar pau ab la patena.

Por esta muestra de lo mucho que este Obispo trabajó en este solo año 1562, y por el esmero y diligencia que en ello se vé con que atendia á todo, conocerás cuán sensible me es el no haber dado con ninguno de los

sinodos que seguramente debió celebrar. Y sin duda lo era una congregacion de todo el clero de la diócesi en este mismo año, que reunido en el Capítulo de esta iglesia dió en subsidio caritativo 1,500 escudos de oro, á razon de treinta libras por escudo. Pero constitucion sinodal no he visto ninguna.

Dejando algunas otras memorias hallo que nuestro Obispo asistió al concilio provincial de Valencia, celebrado en 1565, para el cual nombró el Capítulo por sus procuradores y de todo el clero al canónigo Rafael de Villalonga y al presbítero Juan de Abrines. Este último es el santo confesor de la hoy Beata Catalina Tomás, que despues fué hecho canónigo en 1570.

De otro sinodo suyo del año 1567 hay memoria, cuya celebracion debia ser en la semana de Pascua, segun la antigua costumbre de la iglesia. Mas el Capítulo le rogó dia 14 de marzo que lo difiriese para el mes de setiembre, por ser aquel tiempo mas oportuno para la reunion de los párrocos. Llegado este tiempo el Obispo insinuó al Capítulo, dia 29 de agosto, que aunque los canónigos no tienen por el derecho voto decisivo en los sínodos, desearia, sin embargo, que asistiesen que iba á celebrar. Disputóse sobre este

al

derecho, y sin resolverse nada, el dia 3 de sey tiembre el Obispo, prescindiendo del derecho de los canónigos, les rogó de nuevo que asistiesen al sinodo para aconsejarle en las cosas tocantes á la salud de las almas. Se resolvió

que asistiesen los que quisiesen.

A fines de 1568, no me acuerdo que dia, se leyó al Capítulo y este admitió el indulto del Papa Pio V para que los beneficios eclesiásticos de estas islas se diesen solo á sus regnicolas cosa ya mandada por Eugenio IV, pero que desde esta última época se ha observado constantemente hasta el dia de hoy.

Tambien se admitió aquí con mas docilidad que en otras iglesias el nuevo Breviario Romano, segun el mandato de San Pio V: resolucion que tomaron á 7 de diciembre de 1569, dándose comision á algunos canónigos para que se escribiesen libros corales y se buscasen los demas códices necesarios para la mudanza del rito. Pasáronse casi tres años en estas diligencias, necesarias para poder cumplir lo mandado, que ademas debian ser muy gravosas á la iglesia; y á 5 de setiembre de 1572 resolvieron que el nuevo oficio empezase á regir desde el próximo Adviento.

En tanto el Obispo se dispuso para un viage, para el cual, Y durante su ausencia, el

TOMO XXII.

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