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semejanza, no por propiedad. No se reiría de mí todo el mundo, si yo dijese, por ejemplo, que los ciento cuarenta y cuatro mil sellados en la frente, de que se habla en el capítulo vii del mismo Apocalipsis, han de ser sellados con algun sello material? ¿No se reiría de mí todo el mundo, y no tendria razon para reirse, si yo dijese, que el Anticristo y su pseudoprofeta han de ser dos hombres con la figura esterior de bestias, como los describe S. Juan? Pues aplicad la semejanza, ó dadme la disparidad. Tan metáfora es la una como la otra. Siendo, pues, toda una metáfora, parecerá sin duda, visible y claro á cualquiera que quisiere mirarlo, que el caracter ó nombre, ó distintivo de que habla la profecía, no puede significar otra cosa, obvia y naturalmente, que una profesion pública y descarada de aquel ABRENUNTIO, 6 hago profesion de renegado, que parece el caracter, ó el espíritu, ó el distintivo propio de toda la bestia. Así, el tomar este caracter no será otra cosa que un tomar partido por la libertad: un dividir á Jesus, público y manifiesto: una formal apostasía de la religion cristiana, que antes se profesaba. Se dice que este carácter lo llevará en la frente ó en las manos, para denotar la publicidad y descaro con que se profesará ya entonces el anticristianismo; pues la frente y las manos son las partes mas públicas del hombre, y al mismo tiempo son dos símbolos propísimos, el primero del modo de pensar : el segundo del modo de obrar. Desatados de Jesus, desatados de la verdad y sabiduría eterna, no hay duda que quedarán la frente y las manos; esto es, los pensamientos y operaciones en una suma libertad; mas libertad, no ya de racionales, sino de brutos; y se podrá decir entonces lo que se anuncia en el salmo xlviii: el hombre, cuando estaba en honor, no lo entendió: ha sido comparado á las bestias insensatas, y se ha hecho semejante á ellas *.

245. Se dice que no podrán comprar ni vender los que no lleven este caracter, para denotar el estado lamentable

* Homo, cùm in honore esset, non intellexit: comparatus est jumentis insipientibus, et similis factus est illis. — Ps. xlviii, 13.

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de desprecio, de burla, de ódio, de abandono en que quedarán los que quisieren conservar intacta su fe: y tambien para denotar la tentacion terrible, y el sumo peligro que será para ellos este desprecio, burla, ódio, y abandono, viéndose escomulgados de todo el linage humano. El mismo Jesucristo nos asegura en particular, que en aquellos tiempos de tribulacion, los mismos parientes y domésticos serán los mayores enemigos de los que quisieren ser fieles á Dios, y el hermano entregará al hermano ... y se levantarán los hijos contra los padres, y los harán morir. Y sereis aborrecidos de todos por mi nombre: mas el que perseverare hasta la fin, este será salvo*. Esta tentacion y peligro debe ser sin duda muy grande; pues á los que perseveraren y salieren victoriosos, se les anuncia y promete un premio tan particular: los que no adoraron la bestia (dice S. Juan) ni á su imájen, ni recibieron su marca en sus frentes, ó en sus manos, y vivieron, y reinaron con Cristo mil años. Los otros muertos no entraron en vida, &c +.

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246. Se dice en fin, que la segunda bestia de dos cuernos; no la primera, será la causa inmediata de esta grande tribulacion: Y á todos... hará tener una señal en su mano derecha, ó en sus frentest. De lo cual se infieren dos buenas consecuencias. Primera que así como la bestia de dos cuernos es toda metáfora, como lo es la primera; así el carácter de esta, la accion de tomar este carácter, y de llevarlo en la frente, y en las manos, son espresiones puramente metafóricas, que solo pueden ser verdaderas por semejanza, no por propiedad. La segunda

* Tradet autem frater fratrem,

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et insurgent filii in parentes, et morte eos afficient: Et eritis odio omnibus propter nomen meum: qui autem perseveraverit usque in finem, hic salvus erit. 21 et 22.

Mat. x,

+ Qui non adoraverunt bestiam neque imaginem ejus, nec acceperunt characterem ejus in frontibus, aut in manibus suis, et vixerunt, et regnaverunt cum Christo mille annis. Ceteri mortuorum non vixerunt, &c.— Apoc. xx, 4 et 5.

...

Et faciet omnes habere characterem in dextera manu sua, aut in frontibus suis. Apoc. xiii, 16.

cosa que se infiere es, que el tomar y llevar públicamente este carácter, debe ser un acto libre, y voluntario, no forzado: la razon es, porque la potencia de esta bestia no puede consistir en otra cosa, que en sus armas, y estas armas que son de cordero, esto es, sus cuernos, las del dragon, milagros, &c. no son á propósito para obligar por fuerza y violencia, sino para mover, y persuadir con suavidad. En suma, lo que se nos dice por todas estas semejanzas, no parece otra cosa, sino que la segunda bestia tendrá la mayor parte, y la máxima culpa en la perdicion de los cristianos. Ella será la causa inmediata con sus obras inicuas, y sus palabras seductivas, de que los cristianos entren en la moda, y se acomoden al gusto del siglo, rompiendo aquella cuerda de la fe, que los tenia atados con Jesus, y declarándose por el Anticristo.

á

247. Aora, amigo mio, este reniego, este dividir á Jesus, este abandonar la fe, esta formal apostasía de las gentes cristianas, os parece que será algun fantasma imaginario semejante à vuestro Anticristo? ¿Os parece que será á lo menos alguna cosa incierta, dudosa y opinable? ¿Os parece que yo lo avanzo aquí libremente sin fundamento, sin razon, solo por llevar adelante mis ideas? Ojalá fuera yo un hombre que no tuviese espíritu, y que antes hablase mentira*. La cosa es tan clara, y tan repetida en las santas Escrituras, que no lo neigan del todo, aunque procuran mitigarlo cuanto les es posible, aun aquellos mismos doctores, empeñados con óptima intencion en beatificar de todos modos al pueblo de Dios, que aora se recoje de entre las gentes, y en anunciarle segurísimamente la perpetuidad de su fe. De esto hablamos ya, aunque de paso, en el párrafo iv, y hablarémos mas de propósito en el fenómeno vi. Por aora nos basta tener presente aquella pregunta del Señor: cuando viniere el Hijo del Hombre, i pensais que hallará fe en la tierra +?

* Utinam non essem vir habens spiritum, et mendacium potius loquerer. Mich. ii, 11.

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↑ Verumtamen Filius Hominis veniens, ¿ putas, inveniet fidem in

terra?

Luc. xviii, 8.

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REFLEXION.

PARRAFO XIII.

248. Todas estas ideas que acabamos de dar del Anticristo y de todo su misterio de iniquidad, podrian ser utilísimas á todo los cristianos (aun entrando en este número todos los que pertenecen al falso cristianismo) si les mereciesen alguna atencion particular: si las mirasen desde aora, no digo ya como ciertas é indubitables, sino á lo menos como verosímiles. Preparados con ellas, y habiendo entrado siquiera en alguna sospecha, les seria ya bien facil estudiar los tiempos, confrontarlos con las Es crituras, advertir el verdadero peligro, y por consiguiente no perecer en él. No se perdieran tantos como ya se pierden, y como ciertamente se han de perder: estuvieran en mayor vigilancia contra los falsos profetas que vienen ... con vestidos de ovejas, y dentro son lobos robadores*: sobre todo, se llegáran mas á Jesus: se unieran mas estrechamente con Jesus procuráran asegurarse mas con Jesus, ciertos de que no hay salud en ningun otro*. Se aplicáran, en fin, mas seriamente á redoblar y fortificar siempre mas aquella cuerda tan necesaria y tan precisa, en que consiste el ser cristianos; sin la cual, es imposible, &c. Mas el trabajo es, que no siendo estas las ideas del Anticristo que se hallan en los doctores, no tenemos gran fundamento para prometernos este bien.

249. Este temor parece, sin duda, mas bien fundado respecto de aquellos doctores que ya habian tomado su partido sobre la inteligencia general de Apocalipsis. Por ejemplo, los que hubieren adoptado como bueno aquel sistema que propuso con su sólida elocuencia Monseñor Bosuet, á quien siguió el P. Calmet, buscando, como él dice, el sentido literal de esta profecía. Estos doctores, por tantos títulos grandes y respetables, pretenden con grande aparato de erudicion, que dicha profecía se verificó ya toda

* Qui veniunt... in vestimentis ovium, intrinsecùs autem sunt lupi rapaces. - Mat. vii, 15.

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ó casi toda, en las antiguas persecuciones de la Iglesia y en sus perseguidores: especialmente todo cuanto se dice desde el capítulo xii hasta el xx inclusive: esto es, la mujer vestida de sol, los misterios de la bestia, tantos y tan grandes: las phialas, la meretrix, la venida del Rey de los reyes con todos los ejércitos del cielo, la ruina entera de la bestia, la prison del diablo, la vida y reino de los degollados, por mil años, &c., todo esto, dicen, se verificó en la última persecucion de Diocleciano, y en Diocleciano mismo. Este emperador, prosiguen diciendo, es el que viene aquí significado y anunciado en una bestia terrible de siete cabezas y diez cuernos.

250. Si preguntamos, ¿qué significan en un mismo emperador siete cabezas? nos responden, que significan siete emperadores, que ya juntamente con Diocleciano, ya despues de su muerte, persiguieron á la Iglesia de Cristo, continuando la misma persecucion. Estos fueron Diocleciano, Maximiano, Galerio, Maximino, Severo, Majencio y Licinio. Reparad aquí dos cosas importantes. Primera: que en esta lista falta Constancio Cloro, el cual fué emperador juntamente con Diocleciano, Maximiano, y Galerio : y dominó en las provincias mas occidentales del imperio, esto es, España, Francia, Inglaterra, &c, ¿ Por qué, pues, se omite este emperador? ¿Acaso porque no quiso admitir el edicto de persecucion ni persiguio á la Iglesia en su departamento con persecucion formal, y declarada? Sí, amigo, por esto: porque esto no puede componerse bien con lo que dice el testo sagrado de la bestia: Y le fué dado poder sobre toda tribu, y pueblo, y lengua, y nacion: y le adoraron todos los moradores de la tierra...*. Segundo reparo: si las siete cabezas de la bestia significan los siete emperadores que persiguieron á la Iglesia junto con Diocleciano, y despues de Diocleciano continuando la persecucion: luego duró muchísimo mas de

* Et data est illi potestas in omnem tribum, et populum, et linguam, et gentem: Et adoraverunt eam omnes qui inhabitant terram. -Apoc. xiii, 7 et 8.

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