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IV concilio de Milan (p. 1. tit. de sacr. reliq.) á que señalase la pascua de Resurreccion entre las grandes solemnidades á que limitó la pública manifestacion de las reliquias.

Tampoco es reciente la práctica de mostrarse estas sagradas reliquias desde el púlpito ó de algun otro lugar elevado, como se hizo con la sangre de s. Estéban, de la qual dice un antiguo escritor (auctor. lib. de mirac. s. Steph. qui Evodio trib. cap. II.): cùm ad ecclesiam perduxissent, atque supra pulpitum elevassent. Y mas abaxo (cap. III.): cùm.... super cathedram velatam essent reliquiæ constituta. Desde el púlpito de la iglesia vaticana mostró al pueblo el papa Gregorio IX las cabezas de s. Pedro y s. Pablo (Raspon. descript. eccl. later. lib. IV. c. 19). Los monges de Corbie mostráron tambien las reliquias de s. Adalardo ascendentes gradus pulpiti (Mabill. acta ss. Benedict. p. I. p. 370). Otro tanto se lee haber hecho el cardenal Ursino con las reliquias haIladas en la iglesia de Benevento (acta concil. II. prov. Benev. an. 1698 p. 47). Pudiéramos alegar exemplos de otras iglesias por donde ha venido á ser casi general esta costumbre en Italia: pluribus modo Italia urbibus, dice Pedro Moreto (de ritu ostension. sacrar. reliq. cap. XXVII. p. 55).... usus viget è pulpitis reliquias monstrandi. Rome monstratas vidi è pulpito die sanctorum Philippi et Jacobi in basilicâ XII apos

tolorum.

(3) Al mismo tiempo lee un sacerdote &c. De esta práctica de ir señalando en alta voz cada una de las reliquias que se proponen á la veneracion pública, tenemos un antiquísimo exemplo en la iglesia de Jerusalen, cuyo obispo al mostrar al pueblo la santa cruz, decia: ecce inventus qui fuerat absconditus salutis thesaurus: ecce

signaculum in quo signati sumus: ecce crux per quam cogniti sumus crucifixo.

Por el II sínodo de Benevento (n. 24.) consta que uno de los obispos que asistieron á él, vestido de pontical, al tiempo de mostrar las reliquias al pueblo, iba leyendo su catálogo altà et intelligibile voce.

En Aix la Chappelle se anuncian tambien las reliquias al pueblo por boca de un personage (Petr. Beeckius in Aquisgran. cap. IX.), de cuya dignidad dice Moreto: illum esse censerem presbyterum aut saltem ecclesiasticum virum superpellicio amictum voce præstantem. Rome utique ita observatur. Neque ministerium illud dignitate insigni homini inconveniens (de ritu ost. reliq. cap. LVII). Al presbítero que publica las reliquias en Nuremberg, llama vocalissimum Pirckeimero (historic. cap. VIII.), que era sin duda algun sochantre, como se practica en Civitella.

Del uso de la lengua vulgar en la manifestacion de las reliquias dice Moreto : idiomate utuntur denuntiationis ministri quod ab omnibus vel ferme omnibus percipi valeat. Hinc frequentiùs vulgare est (loc. laud. cap. LVII). En la iglesia de s. Juan de Letran se hace esta ceremonia anualmente el dia de pascua en italiano y en latin.

El entonar en esta ocasion himnos ó motetes ó antífonas, y hacer otras demostraciones públicas de alegria, es rito confirmado con exemplos de la antigüedad eclesiástica (Moret. ib. c. LVIII.), y aprobado y prescrito por san Cárlos Borromeo en el IV concilio provincial de Milan, donde se manda que al tiempo de exponerse las reliquias á la pública veneracion: hymnus vel de apostolis, vel de martyribus, vel de confessoribus, vel de virginibus canatur, prout sunt sancti sanctorumque reliquiæ que

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exponuntur; tum antiphona et alia ejusmodi ad rem accommodata; ultimoque loco oratio de sanctis illis : si verò sanctus sanctave est, cujus proprius hymnus, antiphona, oratiove, extat, illa canatur.

(4) De la camisita de Jesus. Sentencia es comun, aun entre los mas severos críticos, que la santísima Vírgen empleó sus benditas manos en labrar esta clase de ropas á su santísimo Hijo Jesus. Conforme á lo qual decia Juan Bautista Mantuano:

Cùm primùm dulces infans proferre loquelas
Capit, et adversis vestigia figere plantis;
Mater ei tunicas habiles ordita novumque
Vestis opus, niveo puerum velavit amictu.

Del paradero de una de estas sagradas reliquias dice Juan Jac. Chiffletio (de lint. sepulchral. Christi cap. VI. pag. 32): inconsutilem enim tunicam Filii, operâ mi`rabili texuisse creditur; necnon lineam ejus adhuc pueri subuculam consuisse, quæ è crassiore lino facta Roma servatur in æde sacra sancti Joannis Lateranensis.

Otros vestigios quedan de las labores de manos de esta especie en que se ocupaba la santísima Vírgen, como consta del testimonio de Nicéforo (lib. XIV. c. 2),

y

del venerable Beda (lib. de locis sanctis c. V). Tal vez pertenece á esta clase el manto ó capa del niño Jesus, que se conservaba desde el siglo x11 en el monasterio de Argenteuil (Saussaii panoplia sacerdot. append. de cappâ pueri Jesu), á la qual reliquia llama Baudrand túnica inconsútil, diciendo que por ella vino á ser famoso aquel pueblo Christi veste inconsutili celebre (Baudr. nov. lexic. geogr. v. Argentolium).

:

Otra igual reliquia se conserva en Tréveris, la qual los anales de Brouver llaman unas veces tunica inconsu

tilis, y otras sacrata Domini vestis. Parece haberse comenzado á exponer á la pública veneracion el dia 3 de Mayo del año 1512 (Brouver. annal. Trevir, lib. IX. n. 48. tom. II. pág. 329): tambien consta haberse mostrado en Enero del año 1594 á Ernesto, archiduque de Austria, en un viage que hizo á aquella ciudad: XV Januarii Christi Domini tunica inconsutilis archiduci cæterisque proceribus in ade summa extra ordinem exhi bita (id. ib. lib. XXII. t. 2. pág. 427).

de or

(5) Una muela de extraordinaria magnitud tenida por de s. Christóbal. Escolano (hist. de vul. lib. V. c. 3) fundado en la legitimidad de esta muela de s. Christóbal conservada en el relicario de Valencia, pretende probar contra Baronio haber sido aquel santo mártir verdadero gigante. Dice lo primero, que aquella muela fue dádiva de los reyes de Aragon, añadiendo, que los reyes dinario reciben las reliquias de los sumos pontífices y de grandes prelados. Lo segundo, que en la villa de Estrada ó Coria, en Castilla, muestran otra muela como la nuestra, con nombre tambien de s. Christóbal. Lo tercero, que en la aprobacion de la santa muela, uno de los príncipes extrangeros que acompañaban á los reyes Felipe III y doña Margarita en su viage á Valencia, refirió que en cierta ciudad que declaró habia visto la mitad del casco de s. Christóbal tan espantoso, que podian caber en ella tres celemines de trigo. Lo quarto, que no pudiéndose negar que esta muela fue de cabeza humana, sin fundamento se asegura que fue de otra, y no de la de san Christóbal. Lo quinto, que acaso s. Christóbal los demas gigantes no naciéron con el número de muelas, tes y clavos que nacemos todos, sino con aquellos que bastan para gastar la comida, y para no hacer una cabeza desigual y disforme; esto es, con una de aquellas

y

dien

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muelas en cada quixada, y quando mucho, dos por banda. Lo sexto, que el negar esto, es contradecir á la comun pintura con que generalmente pintaban al santo en toda España con figura de gigante.

Estas conjeturas han dado ocasion á que se crean auténticas otras semejantes reliquias de s. Christóbal que se conservan en España. De algunas que se veneraban en Toledo, supone Tamayo con la autoridad del falso cronicon de Juliano, que fuéron llevadas á aquella iglesia poco despues del martirio del santo, y que el año 828 fuéron trasladadas á Valencia (V. Nicol. Ant. cens. de hist. fabul. l. XII. c. 10. §. 8). Tal vez creyó ser de este número el diente que se guarda en el convento de Predicadores de aquella ciudad y la muela perdida, la qual vió Luis Vives entre las reliquas de la iglesia metropolitana molarem dentem : pugno majorem, • quem dicebant esse illius. Bivar en sus comentarios al falso cronicon de Máximo dice que en la iglesia catedral de Astorga vió el año 1631 una parte de la mandíbula de s. Christóbal, que pesaba trece libras de á diez y seis onzas. Gil Gonzalez Dávila (teatro ecles. t. I. p. 20) dice que en Santiago de Galicia se venera un brazo de s. Christóbal, del qual asegura Molina (descripcion de Galicia fol. 5. 6) ser de extraña magnitud. Tamayo, con testimonio de Gil Gonzalez Dávila (t. II. fol. 441), dice que en la iglesia de Coria se conserva un colmillo (dens columellaris) de san Christóbal, proporcionado al brazo de Compostela. Otro diente grande de s. Christóbal se halla en Milan en un antiguo templo de este santo mártir, el qual permitió s. Cárlos Borromeo que se expusiese á la veneracion pública (J. A. Castellion. p. I. sac. 2. fascic. IX. pag. 232. seq.). Bernardo Breydenbach en su peregrinacion á Jerusalen (p. I.), hablando de las reliquias de Venecia,

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