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haber florecido en ella las ciencias, como consta de la historia de la literatura nacional. Desde su fundacion comenzó á reinar en ella el nebrisense, y con él el buen gusto en las humanidades, singularmente en las lenguas orientales. Verdad es que hubo aquí, como en otras escuelas de España, maestros de mal gusto, enemigos de las buenas letras. Uno de ellos, que lo fue de Juan Luis Vives logró que este jóven emplease su ingenio en componer declamaciones contra Nebrija, yerro que enmendó despues con ventajas, singularmente desde que en Lovaina comenzó á estudiar, olvidando lo que habia aprendido en París. Es notorio lo que este célebre español contribuyó con sus luces y egemplo á los progresos de las ciencias y artes en su patria: y por otra parte son muy conocidos en Europa los dignos hijos de esta academia en los tres siglos que cuenta de duracion.

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Otro beneficio mas general hizo á este establecimiento su digno hijo el Ilmo. Sr. D. Francisco Perez Bayer, enriqueciéndola con su copiosa y esquisita biblioteca, de la cual, por un raro egemplo, se desprendió para este fin antes de su muerte. Por este medio ha venido á poseer la universidad, no solo la gran coleccion de libros raros y singulares que poseia aquel célebre literato, sino tambien las obras magistrales de todas las ciencias y artes, que agregó él despues, á costa de grandes espensas, para completar una biblioteca pública digna de esta academia, que le debia su nuevo lustre, y de esta ciudad, que tal vez será la mas sobresaliente de España en el número de bibliotecas copiosas, así de monasterios, como de personas particulares. Nos falta añadir que del origen de las diez y ocho cátedras que hay en esta universidad con el título de pavordias, habla Ortí largamente. Se reduce á que D. Fr. Andrés de Albalat estableció en esta iglesia hacia el año mil doscientos cincuenta y nueve doce prepósitos ó ecónomos, á cuyo cargo estuviese recoger y administrar las rentas de la iglesia, repartiéndose esta carga por los meses del año, de los cuales tomaron el nombre con que se distinguian. De otras semejantes prebendas, erigidas en Tours, hace mencion Ducange, y en Barcelona los estatutos de esta iglesia de mil trescientos treinta y dos, que publicó Martene. Con el tiempo crecieron los de aquí en rentas y esenciones, y así permanecieron hasta Sto. Tomás de Villanueva, el que en mil quinientos cincuenta y tres las suprimió todas, aplicando sus rentas á la mensa capitular, á escepcion de

la que llamaban del mes de Febrero, cuyos frutos á fin del mismo siglo se aplicaron á diez y ocho cátedras de esta universidad, que conservaron el nombre antiguo de proposituras ó pavordías.

Finalmente, la escogida biblioteca de D. Francisco Javier Borrull y del difunto último marqués de Dos-aguas han aumentado la rica coleccion de obras que se hallan en esta universidad, donde han podido conservarse muchas de las que abundantemente poseian las casas religiosas.

LIBRO VI.

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Sucesos estraordina

D. Carlos I. Principio de la guerra de la Germania.: rios. El Panadero. Conducta de los nobles. Primera junta de los plebeyos. Juan Lorenzo. Guillem Sorolla. — El cardenal Adriano. — Ordenes del rey.= Germania de Játiva. De Murviedro. Alzamiento de todo el reino. El marqués

de Zenete.

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· Anarquía. — Eleccion de jurados.-D. Diego Hurtado de MendoJuan Caro y Vicente Peris. Audacia de Sorolla. Tumulto. = Germania de Elche. Junta de Albatera. Morella. Desórdenes de Játiva. Asesinato de Francin. Disposiciones de los Trece. Sitio de S. Mateo. El duque de Segorbe. Espedicion de Estellés. Batalla de Oropesa. Sitio de Mogente. Nuevos tumultos en Valencia. Derrota del virey. Comuneros de Orihuela.El infante D. Enrique. Rendicion de Valencia. Resistencia de Alcira. De Játiva. Prision del marqués de Zenete.: Muerte de Vicente Peris.- El Encu

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bierto. Fin de la Germania.

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AMOS á entrar en una época de nuestra historia, en que los acontecimientos se suceden con rapidéz, y se multiplican de una manera simultánea y portentosa. Nobles son los altos hechos con que los españoles ilustraron este memorable período de nuestras glorias; período, al cual nos complacemos en volver la vista á cada paso; período, á que recurrimos por término de comparacion siempre que se trata de magnanimidad y de heroismo; período, cuyo recuerdo no han podido amortiguar los trastornos y estraordinarios sucesos de tres siglos; y período, en fin, que ha hecho el nombre español inmortal para siempre; pero que en Valencia dejó un recuerdo eterno en sus anales.

Hallándose el rey D. Carlos I en Barcelona con el objeto de reunir las cortes y celebrar su proclamacion, comenzó Valencia á esperimentar uno de aquellos espantosos sacudimientos que suelen azotar á los pueblos, cuando conmovidas sus masas por un impulso estraño y misterioso, se lanzan por una senda ensangrentada, cuyo término no está en la política del hombre preveer. Los historiadores de aquel tiempo, en particular Beuter y Viciana, antes de dar principio á la relacion de la guerra de la Germania, refieren algunos casos estraños que la credulidad y la inmensidad TOM. I.

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