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SUBIDA

DEL MONTE CARMELO,

POR

EL BEATO PADRE SAN JUAN DE LA CRUZ,

ARGUMENTO.

TODA la doctrina que entiendo tratar en esta Subida del monte Carmelo está incluida en las siguientes canciones, y en ellas se contiene el modo'de subir hasta la cumbre de él, que es el alto estado de la perfeccion, que aquí llamamos union del alma con Dios. Y porque tiene de ir fundado sobre ellas lo que dijere, las he querido poner aquí juntas, para que se entienda, y vea junta toda la sustancia de lo que se ha de escribir. Aunque al tiempo de la declaracion convendrá poner cada cancion de por sí, y ni mas ni menos los versos de cada una, segun lo pidiere la materia y declaracion.

CANCIONES

EN QUE CANTA EL ALMA LA DICHOSA VENTURA QUE TUVO EN PASAR POR LA OBSCURA NOCHE DE LA FE, EN DESNUDEZ Y PURGACION SUYA, A LA UNION DEL AMADO.

1. En una noche obscura,
Con ansias en amores inflamada,

¡Oh dichosa ventura!

Sali sin ser notada,

Estando ya mi casa sosegada.
2. A obscuras y segura,

Por la secreta escala, disfrazada,

¡Oh dichosa ventura!

A obscuras, en celada,
Estando ya mi casa sosegada.
3. En la noche dichosa,
En secreto, que nadie me veia,
Ni yo miraba cosa,
Sin otra luz ni guia,

Sino la que en el corazon ardia.
4. Aquesta me guiaba

Mas cierto que la luz de mediodía,
Adonde me esperaba
Quien yo bien me sabia,
En parte donde nadie parecia.

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E.xvii.

PRÓLOGO.

PARA haber de declarar y dar á entender esta noche obscura, por la cual pasa el alma para llegar á la divina luz de la union perfecta de amor de Dios (cual se puede en esta vida), era menester otra mayor experiencia y luz de ciencia que la mia; porque son tantas y tan profundas las tinieblas y trabajos, así espirituales como corporales, que suelen pasar las dichosas almas para poder llegar á este estado de perfeccion, que ni basta ciencia humana para saberlo entender, ni experiencia para decirlo; porque solo el que por ella pasa lo sabrá sentir, mas no decirlo. Y por tanto, para tratar algo de esta noche obscura, no me fiaré ni de experiencia ni de ciencia, porque lo uno y lo otro puede faltar y engañar, sino de la divina Escritura, por la cual si nos guiamos, no podemos errar, pues el que en ella habla es el Espíritu Santo. No obstante que me ayudaré de las dos cosas, de ciencia y experiencia, que digo. Y si yo en algo errare por no entenderlo bien, no es mi intencion apartarme del sano sentido y doctrina de la santa madre Iglesia católica; porque en tal caso, totalmente me resigno y sujeto, no solo á su luz y mandato, sino á cualquiera que con mejor razon de ello juzgare.

Para lo cual me ha movido, no la posibilidad que veo en mí para cosa tan alta y ardua, sino la confianza que en el Señor tengo, que ayudará á decir algo, por la mucha necesidad que tienen muchas almas; las cuales comenzando el camino de la virtud, y queriéndolas nuestro Señor poner en esta noche obscura, para que por ella pasen á la divina union, ellas no pasan adelante, a veces por no querer entrar o dejarse entrar en ella, y á veces por no entender y faltar las guias idóneas y diestras que las lleven hasta la cumbre. Y así, es lástima ver muchas almas á quien Dios da talento y favor para pasar adelante (que si quisiesen animarse, llegarian á este alto estado), quedarse en un bajo modo de tratar con Dios, por no querer ó no saber, ó no las encaminar y enseñar á desviarse de aquellos principios. Y ya que en fin nuestro Señor las favorezca tanto, que sin esto y sin esotro las haga pasar, llegan muy mas tarde, y con mas trabajo y menos merecimiento, por no haberse ellas acomodado á Dios, dejándose poner en el puro y cierto camino de la union; porque, aunque es verdad que Dios, que las lleva, puede llevarlas sin estas ayudas, con todo eso, no dejándose ellas llevar, caminan menos, resistiendo á quien las lleva, y no merecen tanto, porque no aplican la voluntad, y en eso mismo padecen mas; que hay almas que, en vez de dejarse á Dios y ayudarse, antes estorban á Dios, por su indiscreto obrar ó repugnar: hechos semejantes á los niños, que, queriendo sus madres llevarlos en brazos, ellos van pateando y llorando, porfiando por ir por su pié, para que no se pueda andar nada, y si se anduviere, sea al paso del niño. Y así, para este saberse dejar llevar de Dios, cuando su Majestad los quiere pasar adelante, así á los principiantes como á los aprovechados, con su ayuda darémos doctrina y avisos para que sepan entender, ó á lo menos dejarse llevar de Dios. Porque algunos confesores y padres espirituales, por no tener luz y experiencia de estos caminos, antes suelen impedir y hacer daño á semejantes almas, que ayudarlas: hechos semejantes á los edificadores de Babilonia, que, habiendo de administrar un material conveniente, daban otro muy diferente, por no entender ellos la lengua, y así no se hacia nada: Venite igitur, descendamus, et confundamos ibi linguam eorum, ut non audiat unusquisque vocem proximi sui, etc. Atque ita divisit eos Dominus. Por lo cual es recia y trabajosa cosa en tales ocasiones no entenderse un alma ni hallar quien la entienda; porque acontecerá que la lleve Dios por un altísimo camino de obscura contemplacion y sequedad, en que á ella le parece que va perdida; y que estando así llena de obscuridad, trabajos y aprietos y tentaciones, encuentre quien la diga lo que á Job sus consoladores: que es melancolía y desconsuelo, ó condicion, y que podrá ser alguna malicia oculta suya, y que por eso la ha dejado Dios así; y luego suelen juzgar que aquella alma debe ser ó haber sido muy mala, pues tales cosas pasan por ella. Y tambien habrá quien la diga que vuelve atras, pues no halla gusto ni consuelo, como antes, en las cosas de Dios. Y así doblan el trabajo á la pobre alma; por

que acaecerá que la mayor pena que ella sienta sea del conocimiento de su propria miseria, en que le parezca mas claro que la luz del dia que está llena de males y pecados, porque se lo da Dios así á entender en aquella noche de contemplacion, como adelante dirémos. Y como halla quien conforme con su parecer, diciendo que será por su culpa, crece la pena y el aprieto del alma sin término, y suele llegar á mas que morir. Y no contentándose con esto, pensando los tales confesores que procederá de pecados, hacen á las tales almas revolver sus vidas y que hagan muchas confesiones generales, y crucificanlas de nuevo; no entendiendo que aquel por ventura no es tiempo de eso ni de esotro, sino de dejarlas así en la purgacion que Dios las tiene, consolándolas y animándolas á que quieran aquello hasta que Dios quiera; porque hasta entonces, por mas que ellos hagan y ellos digan, no hay remedio. De esto hemos de tratar adelante con el favor divino, y de cómo se ha de haber el alma entonces, y el confesor con ella, y qué indicio habrá para conocer si aquella es la purgacion del alma, y si lo es, si es del sentido ó del espíritu (lo cual es la noche obscura que decimos), y cómo se podrá conocer si es melancolía ó otra imperfeccion acerca del sentido ó del espíritu; porque podrá tambien haber algunas almas que pensarán ellas ó sus confesores que las lleva Dios por este camino de la noche obscura de la purgacion espiritual, y no será por ventura sino alguna imperfeccion de las dichas; y porque hay tambien muchas almas que piensan no tienen oracion, y tienen mucha; y otras, por el contrario, que, pensando tienen mucha, es poco mas que nada.

Hay otras que es lástima lo que trabajan y se fatigan, y vuelven atrás, porque ponen el fruto del aprovechar en lo que no aprovecha, sino antes estorba; y otras que con descanso y quietud van aprovechando mucho. Hay otras que con los mismos regalos y mercedes que Dios les hace para caminar adelante, se embarazan y estorban en este camino; en el cual á los seguidores de él acaecen muchas cosas de gozos, penas, esperanzas y dolores: unos que proceden de espíritu de perfeccion, otros de imperfeccion; de todo lo cual, con el favor divino, procurarémos decir algo, para que cada uno que esto leyere, en alguna manera eche de ver el camino que lleva, y el que le conviene llevar si pretende subir á la cumbre de este monte.

Y por cuanto esta doctrina es de la noche obscura, por donde el alma ha de ir á Dios, no se maraville el letor si le pareciere algo obscura. Lo cual entiendo yo que será al principio que la comenzare á leer; mas, como pase adelante, irá entendiendo mejor lo primero; porque con lo uno se va declarando lo otro. Y si lo leyere la segunda vez, entiendo le parecerá mas claro y la doctrina mas segura. Y si algunas personas con esta letura no se hallaren bien, hacerlo á mi poco saber y bajo estilo; porque la materia, de suyo buena es y harto necesaria. Pero paréceme que, aunque se escribiera mas acabada y perfectamente de lo que aquí irá, no fuera apetecida de muchos; porque aquí no se escribirán cosas muy morales y sabrosas para los espirituales, que gustan de ir por las que son dulces á Dios; sino doctrina sustancial y sólida, así para los unos como para los otros, si quisieren pasar á la desnudez de espíritu que aquí se escribe. Ni aun mi principal intento es hablar con todos, sino con algunas personas de nuestra sagrada religion de los primitivos del monte Carmelo, así frailes como monjas, por habérmelo ellos pedido; á quien Dios hace merced de meter en la senda de este monte; los cuales, como ya están bien desnudos de las cosas temporales de este siglo, entenderán mejor esta doctrina de la desnudez de espíritu.

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