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pugnarla, mientras no sale de los límites de pura y mera generalidad; pues yo tambien siento y digo lo mismo. Con todo eso, si la proposicion no se esplica mas, queda necesariamente confusa y oscurísima. La profecía habla clara y espresamente de una ciudad, que despues de edificada de piedras vivas y escojidas, en el cielo ó en los cielos, ó en los cielos de los cielos (palabras todas y espre siones generales, que significan una misma cosa general, muy fuera y lejana de nuestro globo, como esplicarémos, en su propio lugar), debe bajar al mismo globo nuestro, y asentarse en él, firmarse y establecerse sólidamente: y esto con regocijo de toda la tierra*. Este es el punto capital, que en cualquier sistema que sea, se debe examinar y esplicar en primer lugar.

103. Sobre este punto capital (fuera del cual, aunque se trabaje mucho, nada se hace) confieso ingenuamente, que hallo casi nada en todos cuantos intérpretes he leido del Apocalipsis. Algunos dicen ó suponen, sin esplicarse mas, que dicha ciudad: esto es: la patria celestial, y la gloria de los santos, se le mostró á S. Juan, como en acto de bajar del cielo, para que la viese mejor, y pudiese descubrir su grandeza, su longitud y latitud, su estructura, su felicidad y gloria, &c. Bien: esta es una verdad que ninguno disputa: mas, ¡ no hay aquí otro misterio que este? La ciudad se le mostró á S. Juan como en acto de bajar del cielo solamente, para que la viese á su satisfaccion? ¿ No bajará algun dia, real y verdaderamente, del cielo á nuestra tierra? ¡O, que pregunta tan imprudente! Movidos tal vez del temor de esta imprudentísima pregunta, responden otros, confesando y afirmando sin dificultad, que la ciudad bajará real y verdaderamente del cielo á la tierra. Mas cuando y como? ¿No lo ¿ sabeis, amigo? ¿No lo habeis oido y leido tantas veces? Bajará, dicen, la ciudad del cielo á nuestra tierra el dia del juicio universal, y por pocas horas. Quieren decir:

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que el dia del juicio y resurreccion universal, todas las almas de los justos vendrán con Cristo á nuestra tierra, y tomando sus propios cuerpos, formarán en el aire, encima del pequeño, y al mismo tiempo grandísimo valle de Josafat, una especie de ciudad, á manera de anfiteatro; el cual anfiteatro, á manera de ciudad, se volverá al cielo el mismo dia, antes de anocher.

104. No es esta, amigo mio, la idea general y casi universalmente recibida? Mas esta idea general i no es evidentemente falsa? No es inacordable con la profecía ¿ misma, que actualmente observámos, con todo su contesto y con todas sus espresiones y palabras? Veis aquí algunos pocos ejemplares, por los cuales os será fácil advertir y observar muchísimos otros.

PRIMERO.

105. Dice S. Juan, que la ciudad santa y nueva de Jerusalén, de que habla en todo el cap. xxi, la vió bajar á nuestra tierra del cielo de Dios, en el mismo tiempo en que vió una nueva tierra y un nuevo cielo : Y ví un cielo nuevo y una tierra nueva. Porque el primer cielo, y la Y yo primera tierra se fuéron, y la mar ya no es. Juan vi la ciudad santa, la Jerusalén nueva, que de parte de Dios descendía del cielo*. Segun esto, es claro y palpable, que llegando el tiempo feliz en que se cumplan las promesas de Dios, de una nueva tierra y nuevo cielo (lo cual esperámos segun sus promesas†), se deberá ver en nuestra tierra, lo primero de todo, la córte del nuevo Rey, ó la ciudad santa y nueva de Jerusalén, que baja del cielo á nuestra tierra. En este supuesto, volved á leer, caro Cristófilo, nuestro cap. iv. En él hallaréis, sin poder racionalmente negarlo, que las promesas de Dios, de nueva

* Et vidi cœlum novum, et terram novam. Primum enim cœlum, et prima terra abiit, et mare jam non est. Et ego Joannes vidi sanctam civitatem Jerusalem novam descendentem de cœlo à Deo.Apoc. xxi, 1 et 2.

+ Secundùm promissa ipsius expectamus.—2 Pet. iii, 13.

tierra y nuevo cielo, no son ni pueden ser para el dia de la resurreccion y juicio universal. ¿Por qué? Porque estas promesas, que solamente del cap. lxv de Isaías, ver. 17, bablan para este mismo tiempo, de generacion y corrupcion, de vida y muerte, de justicia y pecado, de vidas largas y cortas (y las mas cortas de 100 años); de edificacion de casas, de plantío, de árboles y viñas; de bueyes, de leones, de serpientes, que vivirán amigablemente, comiendo en una misma mesa, y sustentándose de de unas mismas viandas, &c. Todo lo cual, no tiene lugar ni puede tenerlo en el dia de la resurreccion y juicio universal, ni mucho menos despues de este dia último, como es claro y conocido por sí mismo. De donde se infiere legítimamente, que si la tierra nueva y nuevo cielo no se anuncian en la Escritura santa para despues de la resurreccion y juicio universal, tampoco puede anunciarse para esta última época la ciudad santa y nueva de Jerusalén, que verificado el cielo nuevo y tierra nueva, debe bajar al punto del cielo á nuestra tierra.

SEGUNDO.

Yoí una grande voz del trono, que decia: Ved aqui el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos*. Esta espresion: morará con ellos, no suena ciertamente una visita de pocos momentos, como la que suelen hacer los médicos, sino una demora, ó un domicilio estable y permanente. ¿Quien ignora que habitar en una ciudad. no es pasar por ella, ni hospedarse en ella una noche ó un dia?

TERCERO.

Y tenia un muro grande y alto con doce puertas: y en las puertas doce Angeles, y los nombres escritos que son los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel. Por el Oriente tenia tres puertas, &c. +

Et audivi vocem magnam de throno dicentem. ecce tabernaculum Dei cum hominibus, et habitabit cum eis. Apoc. xxi, 3. ↑ Et habebat murum magnum, et altum, habentem portas duo

¿Qué quiere decir esto? En el juicio universal, ó despues del juicio universal, ni aun siquiera allá en el último cielo, quo llamais empíreo, ó lo que es lo mismo igneo, ó lucido (palabra que no se halla en la Escritura divina, y que es tomada evidentemente de las doctas fábulas de los antiguos Griegos). Para que es este muro alto? ¿Para que son estas doce puertas? ¿Para que son estos doce Angeles uno á cada puerta? ¿Para que inscripto ó esculpido en cada puerta el nombre de cada una de las doce tribus de Israel? Para que vienen aquí nombrados el Oriente y el Occidente, el Austro y el Aquilon? Aquí decis que no se habla de juicio universal, ni tampoco del cielo empireo, sino de la Iglesia cristiana, á la cual se pueden acomodar estas cosas, y se acomodan bastante bien. Mas como? ¿No acabais de decir que la ciudad santa, de que habla la profecia bajará del cielo á la tierra, solamente el dia del juicio universal? Luego todavia no ha bajado. Si todavia no ha bajado ¿á qué propósito se trae aquí la Iglesia cristiana? ¿No la tenemos ésta en nuestra tierra diez y ocho siglos ha? Yo sé y creo que muchos sucesos ya pasados en los antiguos dias, fueron figuras ó sombras de otros futuros y mayores: mas ninguna cosa he podido hallar en las Escrituras que siendo futura ó anunciada para otros tiempos remotisimos sea tambien figura y sombra de otra cosa pasada é inferior á ella.

CUARTO.

Y andarán las gentes en su lumbre: y los reyes de la tierra llevarán á ella su gloria y honra*.

106. Estas palabras, no solamente aluden, sino que son las mismas que leemos en Isaías, cap. lx. Levántate, esclarécete Jerusalén porque ha venido tu lumbre, y la gloria del Señor ha nacido sobre tí. Porque he aquí que

decim, et nomina inscripta, quæ sunt nomina duodecim tribuum filiorum Israel: ab oriente portæ tres, &c.—Apoc. xxi, 12, 13.

Et ambulabunt gentes in lumine ejus: et reges terræ afferent gloriam suam, et honorem in illam. - Apoc. xxi, 24.

las tinieblas cubrirán la tierra, y la oscuridad los pueblos: mas sobre ti nacerá el Señor, y su gloria se verá en tí. Y andarán las gentes á tu lumbre, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. Lo mismo en sustancia se dice en Jeremías. En aquel tiempo llamarán á Jerusalén trono del Señor; y serán congregadas á ella todas las naciones en el nombre del Señor en Jerusalén, y no andarán tras de la maldad de su corazon pésimo †. Lo mismo se lee en el salmo lxxi: dominará de mar á mar, y desde el rio hasta los términos de la redondez de la tierra... Los reyes de Tarsis, y las islas le ofrecerán dones: los reyes de Arabia, y de Sabá le traerán presentes: Y le adorarán todos los reyes de la tierra: todas las naciones le serviránt. Lo mismo en Daniel cap. vii. Lo mismo en Zacarías cap. xiv: y generalmente hablando, la misma idea sustancial en todos los Profetas, y en la mitad de los salmos, cuando menos. Decídme aora, Cristófilo mio, ¿ en el juicio universal, ó despues del juicio universal, allá en vuestro cielo empireo, podrán verificarse, ó tener algun lugar dodas estas cosas? Sé de cierto que aquí recurrís otra vez à la Iglesia presente; mas en aquel sentido alegórico, arbitrario, acomodaticio, y por eso levísimo, por las cuales cosas nuestra alma ya padece bascas.

Surge, illuminare Jerusalem: quia venit lumen tuum, et gloria Domini super te orta est. Quia ecce tenebræ operient terram, et caligo populos: super te autem orietur Dominus, et gloria ejus in te videbitur. Et ambulabunt gentes in lumine tuo, et reges in splendore ortûs tui. — Isai. lx, 1, 2, 3.

In tempore illo vocabunt Jerusalem solium Domini: et congregabuntur ad eam omnes gentes in nomine Domini in Jerusalem, et non ambulabunt post pravitatem cordis sui pessimi. — Jerem. iii, 17.

Dominabitur à mari usque ad mare: et à flumine usque ad terminos orbis terrarum... Reges Tharsis et insulæ munera offerent reges Arabum, et Saba dona adducent: Et adorabunt eum omnes reges terræ: omnes gentes servient ei. — Ps. lxxi, 8, 10, et

TOMO III.

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