fesamos francamente, que se hallan en las Escrituras muchos lugares, que por mas que se lean y relean, no se les puede entender su sentido literal. La oscuridad de tales misterios, principalmente en los vaticinios, proviene, ó porque todavía no ha llegado el tiempo de entenderlos, ó porque prevenidos de nuestras ideas, lo que no es conforme á ellas, no nos acomodámos á entenderlo. Si no ha llegado el tiempo, ¿como entender lo que Dios con infinita sabiduría tiene revelado sí, pero con tan oscuras metáforas, que no bastan ni el ingenio, ni el estudio, ni la santidad de vida, sino que es menester el espíritu de inteligencia, que Dios dará segun su divino beneplácito, cuando, y á quien quiera? Si el gran Dios quiere, lo llenará del espiritu de inteligencia*. Impugnacion (ibidem). "Nuestro autor, con la suma claridad que nos predica de las Escrituras, me parece mui próximo á declararse abiertamente (hasta aora lo ha hecho con rebozo) por la consiguiente doctrina anatematizada de aquellos de quienes adopta los antecedentes: esto es, de no juzgar necesario, ni reconocer en la Iglesia un juez con autoridad suprema é infalible, que decida y declare la genuina inteligencia de la Escritura." Obra (fenom. vi, parr. i). "La Iglesia Cristiana fundada por el divino maestro el Mesias, regada con su preciosa sangre, fecundada con las aguas vivas del Espíritu Santo, &c. es una, única verdadera iglesia de Dios, columna y apoyo de la verdad†: fiel é incorrupta, depositaria de la verdad, á quien toca enseñárnosla como maestra, juzgar como juez, y sentenciar sobre el legítimo sentido de las Escrituras." Impugnacion (número 9). "El (autor) quebrantando gravísimamente los venerabilísimos decretos de la Iglesia solemnemente publicados en los generales concilios, resucita y renueva un hediondo sistema (el de los Milenarios) * Si enim Dominus magnus voluerit, spiritu intelligentiæ replebit illum. + Columna et firmamentum veritatis. mucho tiempo ha ya podrido en un sepulcro de reprobaciones y anatemas." Y en el número xxxix. "Has visto, amigo, de donde cogió nuestro autor, que desde aora llamarémos Milenario, su sistema: has visto que es un error heretical condenado por la Iglesia, &c." Obra (part. i, disert. i, de los milenarios). "En tan grave materia y delicada, examinémos tres cosas: 1. Si la Iglesia ha decidido y pronunciado algo sobre este punto: porque si ella ha hablado, no hai que buscar mas: una palabra suya basta para que esté terminada la causa. 2, &c." Luego en el art. i, examina este punto, y solo abraza su sistema, despues de haber visto que ningun concilio lo condena. Como pues se dice que es un transgresor de los decretos de los generales concilios, y un defensor de un error heretical condenado por la Iglesia? 15. No soi amigo de cuentos, mas viendo que V. en su impugnacion gusta de ellos, por complacerlo, por divertir un poco la imaginacion de otras sérias reflexiones, y porque puede servir de simil para esplicar mejor lo que decimos, le contaré un casito. Teniamos un célebre P. Gutierrez, tan ingenioso para las ciencias liberales, como negado para todo lo mecánico, y de una sencillez que apenas podrá caber igual. Venido el tiempo de nuestras vacaciones, un estudiante que quiso divertirse con el padre, le fué á decir, que otro padre se habia tomado la mula blanca en que él solia montar para irse á la campaña. Apenas lo oyó, fué á quejarse con el padre de que le quisiese quitar su mula. Por mas que le dijo y redijo el padre, no fué posible sacarlo de su prevencion: y finalmente no hallando otro medio, le dijo: venga V. R. conmigo, y verá, que es otra mui diversa la bestia que yo he tomado: bajaron al patio y mostrándola, le dijo: véala con sus ojos: éste es un macho, y la de V. R. es una mula: éste es negro, y la de V. R. es blanca. Mas ni esto bastó para que no creyese mas bien á su prevencion, que á sus ojos, y le digese con mas empeño: este macho negro es mi mula blanca. ¡ Dios nos libre de una prevencion! que mas que uno se muestre Católico de todos cuatro costados á los ojos de todo el mundo, siempre se le dirá, que será sí, pero solo delante de Dios, y no delante de los hombres, y que el macho negro es la mula blanca. : 16. No es mi asunto defender al compendio, ni examinar si está bien ó mal impugnado: juzguenlo otros si quieren, que yo en esto no entro: lo que sí digo es, que las proposiciones de la impugnacion no son adaptables á la obra y que despues de haberla visto, debia hacérsele justicia al autor de declararlo inocente de ellas, y reputarlo Católico; no solo en sí, y delante de Dios, sino tambien delante de los hombres: pues si basta la fe interior del corazon para justificarnos delante de Dios, es tambien necesaria cuando ocurre la confesion esterna de las palabras delante de los hombres para salvarnos, como nos lo enseña S. Pablo Porque de corazon se cree para justicia: mas de boca se hace la confesion para la salud*, y S. Lucas nos dice que Jesus nuestro maestro y egemplar crecia en edad, sabiduría y gracia, no solo delante de Dios, sino tambien delante de los hombres y Jesus crecia en sabiduria y en gracia delante de Dios, y de los hombrest. De aquí conocerá V. que es mui dimidiada y ratera la gracia que hace al autor, cuando lo tiene por Católico solo en sí, y delante de Dios, pero no delante de los hombres. Me hago cargo que ha habido y hai herejes tan astutos, y solapados, que para no parecer lobos se visten pieles de oveja, y con apariencias de virtud y verdad esconden sus vicios y errores: Teniendo apariencia de piedad; pero negando la virtud de ella; pero las palabras con las cuales en la obra protesta el autor su fe, no son equívocas, no son capciosas, no admiten doble sentido; son claras, Hanas, * Corde enim creditur ad justitiam; ore autem confessio fit ad salutem.Rom. x, 10. Et Jesus proficiebat sapientia et ætate, et gratia apud Deum, et homines. S. Lucas, ii, 52. Habentes quidem speciem pietatis: virtutem autem ejus abnegantes.2 ad Timot. iii, 5. patentes á los ojos de todos, ¿por qué pues no tenerlo por Católico, no solo en sí, y delante de Dios, sino tambien delante de los hombres? Es tan interesante la materia, que no me tendrá V. por importuno si añado todavia dos palabras. Finjamos que el autor hubiese dicho lo que nunca ha soñado: finjamos que hubiese realmente dicho en el compendio todos los errores que V. le hace decir en la impugnacion esto es, qué hubiese despreciado á todos los maestros Católicos: que hubiese afirmado, que eran claras clarísimas las Escrituras, que hubiese negado un juez supremo, é infalible en la Iglesia, &c. &c.; pero si en su obra lo retractára todo, y con sincero corazon dijera, que respetaba con la mayor veneracion á los maestros Católicos, que la Escritura era en muchos pasos de dificil inteligencia, que reconocia una suprema autoridad en la Iglesia, &c. &c.; ; no sería una temeridad no tenerlo á los ojos de todos por verdadero Católico? Aora, ¿cuanto mas digno de crédito será, si quien confiesa estas verdades, nunca las ha negado, y es un religioso, un jesuita, un sacerdote, un apóstol Americano? Si alguno despues de estas evidencias se ostinára en decirme que seria Católico, pero solo delante de Dios, y no delante de los hombres, yo le diría lo que Neptuno a los vientos en la Eneida. 17. Volvamos á nosotros y prosigamos: cuanto V. se ha mostrado severo con el autor en la restriccion antecedente, tanto se muestra aora todo suavidad y caridad, escusándolo en lo siguiente: "Ni el solo motivo, dice V., de leerse en sus escritos proposiciones escandalosas y que huelen mal, lo tengo por suficiente para dudar (de su catolicismo). No hai pecado donde no hai malicia (ciertísimo, y por esto no peca la mula). Ni deja de ser verdadero Católico quien yerra, pero sin contumacia: (si no hai error, ¿qué contumacia puede haber?) Uno y otro puede ser efecto de la inadvertencia y engaño." (No se puede negar, que la caridad no piensa el mal: es paciente; es benigna*). Charitas non cogitat malum: patiens est; benigna est. Pero estas reglas de perfeccion solo son para V: para otros resuelve V.: " que no seria juez mui temerario, quien en este caso se gobernase por lo que nos enseña Cristo para no errar en nuestros juicios: los conocereis por sus frutos*." Ya hemos visto los frutos, y nada queremos mas, sino que por ellos se conozca y se haga juicio del autor. Ciertamente la regla no puede ser mejor; pero sáqueme V. de una duda: y si los frutos del arbol son como el maná, que saben á cada uno segun el gusto de su paladar: Acomodándose á la voluntad de cada uno, se volvia en lo que cada uno queria‡, y lo que para mí es muy dulce, es para otro intolerablemente amargo, como gobernarse para no errar uno en su juicio? Pienso me dirá V. que juzgue cada uno segun su gusto, y que á quien saben mal los frutos, que juzgue mal, y que á quien saben bien, que juzgue bien. Es tan justa la regla, que los dos sin saber que la seguiamos, nos hemos acomodado á ella en el juicio que hemos hecho de la obra. V. á cuyo paladar era la obra intolerablemente amarga, ha juzgado de ella intolerablemente mal: yo que la gustaba muy dulce, he juzgado muy dulcemente de ella. Pudiera algun curioso impertinente adelantarse á preguntar: ; cual de los dos tenia mejor gusto? Pero para taparle la boca bastaria decirle : que sobre gustos no hai disputa. 18. A mí ciertamente esta cuestion de los gustos nada me embaraza: la que sí me embaraza un poco, es la que V. me pone de los ojos. Me dice en la suya: que para que V. viese en la obra con sus ojos, lo que yo veo con los mios, deberia yo haberle mandado con la obra mis ojos; porque sus ojos no ven lo que yo veo." Ya sabia yo que habia mucha variedad en los gustos; pero que en los ojos sanos hubiese tanta variedad, que uno viese lo que otro no veía, ciertamente no lo sabía. Aquí no hai medio: 6 V. no ve lo que hai, ó yo veo mas de lo que hai. * Ex fructibus eorum cognoscetis eos. Yo nunca + Deserviens unius cujusque voluntati ad quod quisque volebat convertebatur. Sap. xvi, 21. |