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citos, y á celebrar la fiesta de los tabernáculos. Y acaècerá: que aquel que sea de las familias de la tierra, y no fuere á Jerusalén á adorar al Rey, que es el Señor de los egércitos, no vendrá lluvia sobre ellos: Y si alguna familia de Egipto no subiere, ni viniere; tampoco lloverá sobre ellos, y les vendrá la ruina, con la cual herirá el Señor á todas las gentes que no subieren á celebrar la fiesta de los tabernáculos *. Hecha esta amenaza general, sigue inmediatamente el vaticinio diciendo: Este será el pecado de Egipto, y este el pecado de todas las gentes que no subieren á celebrar la fiesta de los tabernáculos †.

351. De modo, que considerando atentísimamente el testo de este Profeta con todo su contesto, y combinado con el testo del Apocalipsis, se ve y aun se toca con las manos toda la sustancia del misterio general de que vamos hablando, y tambien algunas de sus principales circunstancias. Se ve, digo, lo primero: que este resíduo de las gentes, y toda su posteridad por muchos siglos, será obligada como por una ley fundamental é indispensable, á presentarse una vez al año en Jerusalén (sin duda por medio de dos ó tres envidados de cada tribu, pueblo 6 nacion), á adorar al Rey, que es el Señor de los egércitos, y á celebrar la fiesta de los tabernáculos. Esta festividad de los tabernáculos, y los fines que tuvo Dios en su institucion, se pueden ver en el Deuteronomio ‡.

* Et omnes, qui reliqui fuerint de universis gentibus, quae venerunt contra Jerusalem, ascendent ab anno in annum, ut adorent Regem, Dominum exercituum, et celebrent festivitatem tabernaculorum. Eterit: qui non ascenderit de familiis terre ad Jerusalem, ut adoret Regem, Dominum exercituum, non erit super eos imber: Quòd et si familia Ægypti non ascenderit, et non venerit: nec super eos erit, sed erit ruina, quà percutiet Dominus omnes gentes, quæ non ascendent ad celebrandam festivitatem tabernaculorum.Zachar. xiv, 16, 17, et 18.

+ Hoc erit peccatum Ægypti, et hoc peccatum omnium gentium, quæ non ascenderint ad celebrandam festivitatem tabernaculorum.— Zachar. xiv, 19.

t Cap. xvi.

352. Lo segundo: se ve que pasados muchos y aun muchísimos siglos, que S. Juan encierra en el número perfecto de mil, como lo hacen otras escrituras; pasado, digo, este tiempo feliz, en inocencia, en simplicidad, en bondad, en fe, &c., comenzará á entrar poco a poco, ya en este, ya en aquel país de nuestro globo, cierta especie de tibieza, y por consiguiente, de flojedad, ó de tédio en lo que toca á las peregrinaciones anuas á Jerusalén. Esta tibieza, como es naturalísimo, irá creciendo de dia en dia, pues no es verosimil ni creible que el mundo se pervierta de repente, ni en pocos años. La perversion ó corrupcion del corazon humano no ha sucedido jamás, ni es posible que suceda sino por grados: mucho menos en aquellas personas que han sido en algun tiempo inocentes y justas.

353. Llegada, pues, esta tibieza de las gentes á cierto término ya indisimulable, empezará el Señor á castigarlas suavemente, con aquella especie de castigos de que suele usar un buen padre con un hijo inobediente y rebelde. Empezará, digo, á escasearles y aun negarles casi todo el sustento necesario, ó lo que parece un mismo modo de hablar, les enviará la carestía. Esta carestía la esplica el Profeta con estas simples palabras, fuera de las cuales dificilmente se hallarán otras mas proporcionales: Y acaecerá: que aquel que sea de las familias de la tierra, y no fuere á Jerusalén á adorar al Rey, que es el Señor de los egércitos, no vendrá lluvia sobre ellos. ¿Qué quiere decir esto? ¿La falta de lluvias no se ha mirado siempre como una tribulacion, como una plaga, como uno de los mayores castigos de nuestro padre Dios? ¿ A esta tribulacion horrible, no siguen natural y necesariamente otras iguales y aun mayores? Pues todas estas se comprenden en aquellas brevísimas palabras: no vendrá lluvia sobre ellos.

354. Lo tercero: se ve, unido un testo con el otro, que no bastando estos castigos personales para hacer volver á las gentes á su antigua devocion y fervor (ni bastando otros muchísimos medios suaves ó fuertes, de que usará la

bondad infinita del padre Dios, como debémos suponer, aunque no lo hallémos espreso en la Escritura santa) llegará finalmente el tiempo en que, llenas todas las medidas del sufrimiento, se use con ellos el último rigor. Es decir: llegará el tiempo de abrir las puertas del abismo, y dar otra vez al dragon entera libertad: despues de esto conviene, que sea desatado por un poco de tiempo... Y cuando fueren acabados los mil años, será desatado Satanás, y saldrá de su carcel, y engañará las gentes, &c. * ¿No veis ya, ó amigo, por todo lo que acabámos de observar, el eslabon ó anillo que falta indubitablemente en el testo de S. Juan? ¿Os parece factible ni posible, que perseverando las gentes en la misma justicia y en la misma inocencia y fervor con que habian comenzado, y en que habian vivido mil ó sean cien mil años, pueda suceder esta soltura del dragon, y esta nueva seduccion de todas las gentes que están en los cuatro ángulos de la tierra?

PARRAFO II.

355. Habiendo hallado en Zacarías el anillo que falta en el testo del Apocalipsis, unidlo aora con este mismo testo en su propio lugar, y vereis con esto solo seguida y continuada la cadena de todo el misterio. S. Juan nos dijo, que despues de concluidos sus mil años, se dará otra vez libertad al dragon (el cual habrá estado todo este tiempo encerrado en el abismo, cerrada y sellada la puerta de su cárcel, sin saber cosa alguna de todo cuanto debe pasar en esos mil años sobre la superficie de la tierra); mas no nos dice ni aun siquiera insinúa, por qué razon, ó por qué causa, ó por qué culpa nueva del linage humano, se dará otra vez libertad á su mayor enemigo. Zacarías señala claramente la razon, la causa, la verdadera culpa, casi general á toda la tierra, de donde tendrán origen otras muchísimas por consecuencia necesaria: Este será

Et post hæc oportet illum solvi modico tempore... Et cum consummati fuerint mille anni, solvetur Satanas de carcere suo, et exibit, et seducet gentes, &c. - Apoc. xx, 3, et 7.

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el pecado de Egipto, y este será el pecado de todas las gentes.

356. Con estas palabras concluye el Profeta su pequeña cadena sin dar un paso mas adelante: sin decirnos una sola palabra sobre las resultas de este pecado general á todas las gentes; mas el amado discípulo, que omite absolutamente este pecado (no sabemos por qué razones) señala al punto sus resultas y todas sus funestísimas consecuencias: es á saber, la soltura del dragon y la nueva seduccion de todo nuestro orbe: llevando luego desde aquí seguido y continuado hasta su último fin, todo el misterio de Dios con los hombres: Y cuando fueren acabados los mil años, será desatado Satanás, y saldrá de su cárcel, y engañará las gentes, que están en los cuatro ángulos de la tierra, á Gog, y á Magog, y los congregará para batalla, cuyo número es como la arena de la mar, &c.

357. Aora, amigo mio Cristófilo, para que podamos entendernos bien y formar una idea clara de estos misterios, imaginémos aquí (vos de un modo y yo de otro, ó si es posible ambos de un mismo modo) imaginémos, digo, que despues de muchísimos siglos de paz, de inocencia, de justicia y fervor, empiece á entrar en las gentes, ya en este pais, ya en el otro, cierta especie de distraccion en lo que toca al servicio de Dios. A esta distraccion deberá seguir naturalmente un poco de tibieza: á esta tibieza, un poco de amor á la comodidad 6 sensualidad: á esta comodidad ó sensualidad seguirá naturelmente el amor al lujo, á la vana ostentacion : á esta un poco de avaricia: á esta avaricia no pocas injusticias. Finalmente, á todos los males, porque no se adviertan, deberá seguirse una grande y bien estudiada hipocresía. ¿No es este el órden con que siem pre ha ido creciendo el mal moral de dia en dia, en todas las gentes, tribus y lenguas? La esperiencia de las cosas ya pasadas nos instruye admirablemente sobre lo que serán ó podrán ser las venideras. ¿Qué es lo que fué? (se dice en el Eclesiastés) lo mismo, que ha de ser. ¿ Qué es lo

que fué hecho? lo mismo, que se ha de hacer *. Tan cierto es que todos los hombres, todos los pueblos, tribus y naciones dejados á su libre alvedrio (ó á su propia y natural pobreza) y puestos en las mismas circunstancias, deben naturalmente producir unas mismas ideas sustanciales, aunque varien tal vez algun poco sobre los accidentes.

358. ¿Qué tenemos aora que estrañar, qué tenemos que maravillarnos (como de una cosa insólita, nueva, nunca vista y por eso increible) que despues de mil años, ó sean cien mil, ó un millon de años, de justicia é inocencia, se vuelva otra vez à pervertir el orbe de la tierra? ¿No serán los hombres en el siglo venturo tan viadores como en el siglo presente?

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359. ¿ No serán como lo son aora, dotados de su libre alvedrio? No andarán entónces como andamos aora por fe, y no por vision? ¿No serán por consiguiente árbitros del bien ó del mal, de pecar ó no pecar, de merecer ó desmerecer?

360. Esta sola reflexion que ya apuntámos en el cap. iv, basta y aun sobra para satisfacer plenamente el argumento de algunos sábios con Bosuet contra el reino milenario, que llaman terrible é indisoluble. El argumento reducido á pocas palabras, se puede proponer fidelísimamente con toda su fuerza ó esplendor en estos términos.

361. Si se entiende literalmente el cap. xx del Apocalipsis, deberá Jesucristo mismo con todos sus santos ya resucitados reinar efectivamente en Jerusálen sobre todo el orbe de la tierra, y esto por mil años, ó determinados ó indeterminados. Si esto se admite, deberá admitirse por necesaria consecuencia todo lo que se dice en el mismo testo; pues no hay mas razon para lo uno que para lo otro. Deberá, pues, admitirse, que pasados estos mil años (sean determinados ó indeterminados) del reino pacífico de Jesucristo en inocencia, en simplicidad, en bondad, en justicia,

¿Quid est quod fuit? ipsum quod futurum est. ¿Quid est quod factum est? ipsum quod faciendum est.-Eccl. i, 9.

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