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CAPITULO XII.

CONFLUENCIA DE TODAS LAS GENTES DE TODO EL ORBE ACIA UN CENTRO COMUN.

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PARRAFO I.

305. LLEGADO finalmente el reino de Dios á nuestra tierra renovada esta enteramente en lo fisico, y en lo moral relegado, encarcelado, y encadenado en el abismo el tentador, que engaña á todo el mundo... para que no engañe mas á las gentes*: convertidas á Cristo las reliquias de las gentes: instruidas, pacificadas, bautizadas las que no lo eran: santificadas todas por la sangre de su cruz+: (ó del modo bien facil é inteligible que insinuámos ya, ó de otro modo igualmente bueno ó mejor, sobre lo que no disputámos) para conservar en estas reliquias y en toda su posteridad por muchos siglos una fe pura, una inocencia de costumbres, una devocion, un fervor muy semejante al de nuestros padres Abrahan, Isaac, y Jacob: uno de los medios mas eficaces, parece que será, segun las Escrituras, la peregrinacion á Jerusalén, entónces centro de unidad de toda la tierra.

306. De esta peregrinacion à la futura Jerusalén (viadora) hablan muchas veces los Profetas y Salmos, como de una cosa frecuentísima en aquellos tiempos, ó como de una ley general é indispensable para todos los pueblos de la tierra. Ved aquí algunos lugares de los mas claros, sobre los cuales despues de bien considerados, podreis hacer las mas serias reflexiones: como tambien sobre la inteligencia * Qui seducit universum orbem... ut non seducat amplius gentes. - Apoc. xii, 9; et xx, 3.

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+ Per sanguinem crucis ejus. Ad Colos. i, 20.

puramente acomodaticia y conocidamente violentísima que se les pretende dar en el sistema vulgar: en los últimos dias (se lee en Isaías) estará preparado el monte de la casa del Señor en la cumbre de los montes, y se elevará sobre los collados, y correrán á él todas las gentes. E irán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subámos al monte del Señor, y á la casa del Dios de Jacob, y nos enseñará sus caminos, y andarémos en sus senderos: porque de Sión saldrá la ley, y la palabra del Señor de Jerusalén*, &c. Lo mismo se lee en Miqueas cap. iv, y lo mismo en el Salmo lxxi todo entero, y en el lxiv y lxv, &c. En el mismo Isaías cap. lx, le anuncia á Jerusalén evidentemente futura, entre otras cosas, esta: Entonces verás, y te enriquecerás, y tu corazon se maravillará y ensanchará, cuando se convirtiere á tí la muchedumbre del mar, y la fortaleza de las naciones viniere á tí: Inundacion de camellos te cubrirá†.

307. Y en el cap. xlix se le habia anunciado ver. 21: dirás en tu corazon: ¿Quién me engendró estos? yo estéril, y sin parir, echada de mi patria, y cautiva; ¿y estos quién los crió? yo desamparada y sola: ¿ y estos en donde estaban‡? Y en el ver. 18: vivo yo, dice el Señor, que de todos estos serás vestida como de vestidura de honra, y te los rodearás como una esposa. Porque tus desiertos, y tus soledades, y la tierra de tu ruina, aora serán angostos para los muchos moradores, y serán

Et erit in novissimis diebus præparatus mons domûs Domini in vertice montium, et elevabitur super colles, et fluent ad eum omnes gentes. Et ibunt populi multi, et dicent: Venite et ascendamus ad montem Domini, et ad domum Dei Jacob, et docebit nos vias suas, et ambulabimus in semitis ejus: quia de Sion exibit lex, et verbum Domini de Jerusalem, &c. - Isai. ii, 2 et 3.

Tunc videbis, et afflues, et mirabitur et dilatabitur cor tuum, quando conversa fuerit ad te multitudo maris, fortitudo gentium venerit tibi: Inundatio camellorum operiet te. — Isai. lx, 5 et 6.

Et dices in corde tuo: Quis genuit mihi istos? ego sterilis, et non pariens, transmigrata, et captiva: et istos quis enutrivit? ego destituta et sola: ¿ et isti ubi erant? — Isai. xlix, 21.

echados lejos los que te sorbian*. Todo lo cual observamos difusamente en el fenómeno v, aspecto tercero.

308. En Tobías, cap. xiii, ver. 13, se le dice á la misma Jerusalén Brillarás con luz resplandeciente: y todos los términos de la tierra te adorarán. Vendrán á tí las naciones de lejos: y trayendo dones, adorarán en tí al Señor, y tendrán tu tierra por santuario. Porque dentro de tí invocarán el grande nombre...+.

309. Finalmente, por abreviar, en Zacarias (cap. viii, ver. 20) se dice: Hasta que vengan los pueblos, y moren en muchas ciudades (ó como leen los LXX, y con poca diferencia Pagnini, y Vatablo de un modo mas claro y mas inteligible hasta aora vendrán muchos pueblos, y los habitantes de muchas ciudades): y vayan los moradores cada uno diciendo al otro; Vamos á orar, y orémos en la presencia del Señor, y busquémos al Señor de los egércitos: iré yo tambien. Y vendrán muchos pueblos, y gentes fuertes á buscar al Señor de los egércitos en Jerusalén, y á orar en la presencia del Señor. Esto dice el Señor de los egercitos: En aquellos dias, en que diez hombres de todas las lenguas de las gentes tomarán á un Judio, y le asirán de la franja de su ropa, y le dirán : Irémos con vosotros: porque hemos oido que Dios está

con vosotros.

* Vivo ego, dicit Dominus, quia omnibus his velut ornamento vestiêris, et circumdabis tibi eos quasi sponsa. Quia deserta tua, et solitudines tuæ, et terra ruinæ tuæ nunc angusta erunt præ habitatoribus, et longè fugabuntur qui absorbebant te. — Isai. xlix, 18 et 19.

+ Luce splendidâ fulgebis: et omnes fines terræ adorabunt te. Nationes ex longinquo ad te venient: et munera deferentes, adorabunt in te Dominum, et terram tuam in sanctificationem habebunt. Nomen enim magnum invocabunt in te.. — Tob. xiii, 13, 14, et 15.

Usquequo veniant populi, et habitent in civitatibus multis [adhuc venient populi multi, et habitatores urbium multarun], et vadant habitatores, unus ad alterum dicentes: Eamus, et deprecemur faciem Domini, et quæramus Dominum exercituum: vadam etiam ego. Et venient populi multi, et gentes robustæ ad quærendum

310. Y en el cap. xiv acabada de anunciar la consumacion y ruina total de nuestro siglo ó tierra presente, anuncia luego inmediatamente no solo que quedarán relíquias de todas las gentes, sino tambien lo que estas reliquias y su descendencia deberán hacer en el siglo venturo: todos los que quedaren de todas las gentes que vinieron contra Jerusalén (ó, todo el residuo de todas las gentes, como lee Pagnini: ó, cualesquiera que hubieren sido dejados de todas las naciones, como leen los LXX), subirán de año en año á adorar al Rey, que es el Señor de los egercitos, y á celebrar la fiesta de los tabernáculos*, &c.

311. Por esta última profecía leida y considerada hasta el fin del capítulo, y por tantas otras, parece algo mas que verosimil, que esta confluencia de todas las reliquias de las gentes á Jerusalén, será libre á todos los individuos, que quisieren ir por su devocion: mas será tambien obligatoria y como una ley fundamental á todos los pueblos, 6 tribus, ó reinos, de presentarse cada año en Jerusalén, por medio de algunos diputados, para que estos adoren en nombre de toda la nacion al supremo Rey, le protesten su vasallaje, y reciban sus órdenes particulares por medio de sus legítimos ministros.

312. Así á los unos como á los otros les será en aquellos tiempos facilísimo el viaje á Jerusalén: ya porque la tierra nueva y nuevo cielo quedarán en mejor disposicion y en mejor temperamento de lo que aora están, ya porque ni por mar ni por tierra hallarán embarazo alguno; pues ya no habrá en todo el orbe ni piratas, ni ladrones, ni milicias

Dominum exercituum in Jerusalem, et deprecandam faciem Domini. Hæc dicit Dominus exercituum: In diebus illis, in quibus apprehendent decem homines ex omnibus linguis gentium, et apprehendent fimbriam viri Judæi, dicentes: Ibimus vobiscum: audivimus enim, quoniam Deus vobiscum est.- Zachar. viii, 20 ad 23.

* Et omnes qui reliqui fuerint de universis gentibus, quæ venerunt contra Jerusalem (sive omne residuum de universis gentibus sive, quicumque relicti fuerint de cunctis gentibus): ascendent ab anno in annum, ut adorent Regem, Dominum exercituum, et celebrent festivitatem tabernaculorum, &c. - Zachar. xiv, 16.

estranjeras que impidan el paso: ya tambien porque la mútua caridad y hospitalidad entre todas las gentes estará entonces en toda su perfeccion, principalmente en Jerusalén y en Judá, en donde, como añade el mismo Zacarias, todas las ollas ó calderos serán santificados al Señor: esto es, destinados á la hospitalidad, ó comunes para todos los forasteros: toda caldera en Jerusalén y en Judá será santificada al Señor... y no habrá mas mercader en la casa del Señor de los egércitos en aquel dia*. Este será á mi parecer uno de los fines y frutos de los sacrificios de animales: los cuales despues de ofrecidos al Señor servirán para el sustento necesario de tantos peregrinos. En cierta ocasion dijo el Señor: Compasion tengo de estas gentes: porque tres dias ha que están conmigo, y no tienen que comer: Y si los enviare en ayunas á su casa, desfallecerán en el camino: pues algunos de ellos han venido de lejost. Y no habiendo entónces otra esperanza por medios ordinarios, les puso, no obstante, la mesa en el desierto con un gran milagro. Será entonces menos misericordioso y provido en aquel dia? Jesucristo ayer y hoy: él mismo tambien en los siglos‡.

PARRAFO II.

313. Estas peregrinaciones de las gentes á Jerusalén, á adorar al Rey que es el Señor de los egércitos, no serán entonces estériles ó de poco fruto, como lo han sido siempre, por la mayor y máxima parte, las peregrinaciones de aora, de las cuales dice no sin gran razon el venerable Tomás de Kempis: los que andan en tierras estrañas,

Et erit omnis lebes in Jerusalem, et in Juda sanctificatus Domino... et non erit mercator ultra in domo Domini exercituum in die illo. Zachar. xiv, 21.

+ Misereor super turbam: quia ecce jam triduo sustinent me, nec habent quod manducent: Et si dimisero eos jejunos in domum suam, deficient in via: quidam enim ex eis de longè venerunt. - Mar. viii, 2 et 3.

↑ Jesus Christus heri, et hodie: ipse et in sæcula. Ad Hebr. xiii, 8.

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