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pues jamás ha dado Dios en un solo tiempo todo cuanto puede dar.

289. Entre estos nuevos medios de que hablámos, el primero que se ofrece á nuestra consideracion es la presencia de Cristo mismo en nuestra tierra, no solamente como lo tenemos aora en el misterio todo de fe, ó en el sacramento de la Eucaristía (el cual sacramento ó misterio, 6 sacrificio incruento, no faltará en aquellos tiempos), sino tambien en su propia presencia y magestad, como está aora en los cielos. Estos dos modos de la presencia real de Jesucristo, como diversísimo entre sí, los distinguen bastante bien los teólogos, á los que me remito. Pues esta presencia real y personal de Jesucristo, como sumo Sacerdote, como Rey ó Juez universal de toda nuestra tierra, y la presencia tambien de sus santos ya resucitados, como jueces ó cooreinantes, no puede menos que producir grandes y maravillosos efectos en toda la tierra, y llenarla toda, como anuncia Isaías de la ciencia del Señor, así como las aguas del mar, la cubren *.

que

290. Es bien creible y algo mas que verosimil, que el benigno y humanísimo Rey (y á su egemplo todos sus santos) se deje ver algunas veces de los viadores, ya en una, ya en otra parte de la tierra, ya de una persona, ya de muchas; y esto, ó por vision corporal en su propia persona, 6 á lo menos, por aquella especie de vision no menos clara y cierta, que llaman los místicos imaginaria, como aun aora lo ha hecho tantas veces, segun nos dicen las historias fidedignas de muchísimos santos. Estas apariciones, 6 del uno ó del otro modo, parece que serán mucho mas frecuentes en aquellos tiempos. La esperiencia de lo que sucedió en todo el tiempo que el Señor estuvo en nuestra tierra despues de resucitado, nos enseña bien, y nos da á conocer su carácter propio y natural, que no puede jamás mudar. En aquellos cuarenta dias apareció muchas veces ya á uno solo, y á dos, ya á los once Apóstoles, ya tambien como añade

Sicut aquæ maris operientes. — Isai. xi, 9.

S. Pablo, despues fué visto por mas de quinientos hermanos estando juntos, &c*. De los santos que resucitáron entonces con Cristo nos dice S. Mateo, que despues de su resurreccion apareciéron á muchos : (estas son sus palabras): saliendo de los sepulcros despues de la resurreccion de él, viniéron á la santa ciudad, y apareciéron á muchost. No dice el evangelista, que esto sucedió en el mismo dia, ó mañana de la resurreccion de Cristo, y solo en aquel dia (como se han figurado tantos doctores, especialmente aquellos que les dan á estos santos resucitados la injusta y cruel sentencia de segunda muerte) solo dice simplemente, que estas apariciones sucediéron despues de la resurrecion de Cristo por las cuales palabras nos deja libres todos los cuarenta dias, en todos los cuales 6 en muchos de ellos pudiéron haber sucedido: así como sucedieron las apariciones del mismo Cristo, apareciéndoseles por cuarenta dias §. Esta reflexion no es inútil, sino bien importante, contra los doctores de que acabamos de hablar, que hacen morir segunda vez á estos santos en la misma mañana de su resurreccion. Mas sea de esto lo que fuere, Jesucristo y sus santos que han de venir con él, serán en el siglo venturo cuando vuelvan del cielo á la tierra, menos humanos, menos benignos, menos caritativos de lo que fueron aquel poco tiempo que estuvieron en nuestra tierra, antes de subir á los cielos?

291. El segundo medio, aunque negativo, no por eso será menos conducente: quiero decir, la ausencia del dragon, que se llama diablo y Satanás, que engaña á todo el mundo ||; el cual en aquellos tiempos estará bien asegura

* Deinde visus est plus quàm quingentis fratribus simul, &c. 1 ad Cor. xv, 6.

+ Et exeuntes de monumentis post resurrectionem ejus, venerunt in sanctam civitatem, et apparuerunt multis. — Mat. xxvii, 53. Post resurrectionem ejus. Mat. xxvii, 53.

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§ Per dies quadraginta apparens eis- Actor. i, 3.

Qui vocatur diabolus, et Satanas, qui seducit universum orbem. - Apoc. xii, 9.

do en el abismo, atado estrechamente con una grande y fortísima cadena proporcionada á su naturaleza: cerrada y sellada la puerta de su cárcel para que no engañe mas á las gentes, hasta que sean cumplidos los mil años*. El cual misterio se lee tambien en el cap. xxiv, de Isaías ver. 21, como observámos en otra parte. El gran bien que debe resultar á toda la tierra de la falta total de este enemigo, no necesita de gran ponderacion: basta considerar los infinitos males que ha hecho siempre en el mísero linage de Adán, desde el principio del mundo hasta hoy, los que hace al presente, y los que todavia debe hacer segun las Escrituras, hasta la venida del Señor; porque el diablo desde el principio peca+ ·

292. Juntamente con el dragon y sus ángeles faltarán del todo en la nueva tierra los que llama la Escritura pseudo-profetas: por los cuales se entiende bien toda suerte de falsos maestros, de seductore de hipócritas iniquísimos, que vienen á vosotros con vestidos de ovejas, y dentro son lobos robadores. Estos han sido en todos tiempos los principales instrumentos, ó los ministros tenebrosos de la potestad de las tinieblas. Estos han hecho á su príncipe conquistas admirables, que solo despues de vistas, se ha podido creer que eran posibles. Estos han hecho, hacen y harán en adelante, hasta la siega §, daños lamentables é irreparables así como está escritó, pues estos son, y no otros los que Jesucristo llama zizaña. Pues estos sin quedar sobre la tierra uno solo, juntamente con su príncipe y con toda suerte de ídolos (bajo cuyo nombre se comprende bien toda suerte de falsas religiones) faltarán absolutamente en aquellos tiempos (así como está escrito): Y será en aquel dia, dice el Señor de los egércitos: Borraré de la tierra los

* Ut non seducat ampliùs gentes, donec consummentur mille anni. — Apoc. xx, 3.

+ Quoniam ab initio diabolus pecat.— Ep. 1; Joan. iii, 8.

↑ Qui veniunt ad vos in vestimentis ovium, intrinsecùs autem sunt lupi rapaces. · Mat. vii, 15.

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nombres de los ídolos, y no se nombrarán mas: y esterminaré de la tierra los falsos profetas, y el espíritu impuro*. Esta promesa de Dios ¿ se ha verificado jamás? ¿Cuando? Si jamás se ha verificado, ¿ no deberá llegar algun tiempo en que se verifique plenísimamente? ¿Este tiempo podrá ser, segun las Escrituras, antes de la vendi mia, ó de la mies, ó de la consumacion del siglo ?

PARRAFO II.

293. Desde el principio del mundo hasta el dia presente así como no se ha visto jamás una justicia universal en todo nuestro orbe, así no se ha podido ver una paz universal : estas dos cosas parecen absolutamente inseparables, como que dependen mutuamente la una de la otra: ó las dos han de vivir en el mismo orbe, como dos buenas hermanas en la misma casa, ó las dos han de faltar del todo, porque es imposible viva la una sin la otra. Aun entre los dos primeros hermanos que hubo en el mundo, no pudo conservarse la paz, porque el uno era justo y el otro no; y rota la paz, se debió ver luego la injusticia.

294. Este es, pues, el tercer medio que tiene Dios reservado en sus tesoros, para la justicia universal de la nueva tierra; esto es, la paz universal. Esta paz universal, segun las espresiones de la Escritura santa, debe ser como la basa, y como la ley primaria y fundamental del reinado de Cristo. Así se halla anunciada, y prometida para aquellos tiempos, no menos que la justicia universal : la justicia, y la paz se besaron: ó como lee la version arabiga: se vieron cara á cara†, y se anuncia en el salmo lxxxiv, el cual leido con mediana atencion se halla todo entero, desde la primera á la última palabra inacomodable

*

[Sicut scriptum est]: Et erit in dia illa, dicit Dominus exercituum: Disperdam nomina idolorum de terra, et non memorabuntur ultra: et pseudoprophetas, et spiritum immundum auferam de terra. - Zach. xiii, 2.

↑ Justitia, et pax osculatæ sunt [Viderunt se facie ad faciem 1]. - Ps. lxxxiv, 11.

á otros tiempos fuera de los tiempos futuros, ó del orbe futuro, del que se habla. En el salmo xlv, se ve la misma idea: Venid (dice), y ved las obras del Señor, las maravillas que puso sobre la tierra: Que aparta las guerras hasta la estremidad de la tierra. Hará trizas el arco, y quebrará las armas: y quemará al fuego los escudos*. Lo mismo en el salmo lxxv. Y está hecho su asiento

en la paz, y su morada en Sión. Alli quebró las fuerzas de los arcos, el escudo, la espada, y la guerra †. Sígase hasta el fin la consideracion de este breve salmo, y se entiende al punto así lo que anuncia, como los tiempos de que habla.

y

295. En Isaías se dice del Mesías indubitablemente para su segunda venida (pues en la primera ni ha sucedido, ni ha podido suceder segun las mismas predicciones), que juzgará á las naciones, y convencerá á muchos pueblos ; de sus espadas forjarán arados, y de sus lanzas hoces: no alzará la espada una nacion contra otra nacion, ni se ensayarán mas para la guerra‡. Y en el cap. ix, ver. 6 dice: será llamado su nombre... Príncipe de paz. Se estenderá su imperio, y la paz no tendrá fin (ó término): se sentará sobre el solio de David §, &c.

296. En Miqueás: Juzgará entre muchos pueblos, y castigará á naciones poderosas hasta léjos: y convertirán sus espadas en rejas de arados, y sus lanzas en azadones:

* Venite, et videte opera Domini, quæ posuit prodiga super terram: Auferens bella usque ad finem terræ. Arcum conteret, et confringit arma: et scuta comburet igni, — Ps. xlv, 9 et 10.

↑ Et factus est in pace locus ejus: et habitatio ejus in Sion. Ibi confregit potentias arcuum, scutum, gladium, et bellum. - Ps. lxxv. 3 et 4.

Et judicabit gentes, et arguet populos multos: et conflabunt gladios suos in vomeres, et lanceas suas in falces: non levabit gens contra gentem gladium, nec exercebuntur ultrà ad prælium. — Isai. ii, 4.

§ Vocabitur nomen ejus... Princeps pacis. Multiplicabitur ejus imperium, et pacis non erit finis [sive terminus]: super solium David... sedebit, &c.- Isai. ix, 6 et 7.

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