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jen aquí al récurso ordinario, que es la alegoría, diciendo: para que se edifiquen los muros muros de Jerusalén... Esto es, la iglesia de Cristo *, en la cual aceptará Dios el sacrificio de justicia que no puede ser otro que el que le ofrecen los Cristianos. Aora, los holocaustos y becerros ¿ que se ponen sobre el altar de Dios deberán ser tambien holocaustos y becerros alegóricos ?

SEGUNDO.

247. En Isaias, capitulo sesenta, se dicen cosas tan grandes de la Jerusalén futura, que es imposible leerlas con mediana atencion, sin formar una idea la mas sublime asi de la gloria, ó magnificencia de dicha ciudad, como de la justicia de todos sus habitadores: entre las muchas cosas, que le anuncia el Señor, una de ellas es esta: Todo el ganado de cedar se recogerá para tí, los carneros de Nabaioth serán para tu servicio: serán ofrecidos sobre mi altar de propiciacion, y haré gloriosa la casa de mi magestadt. Decis aqui, que todo este capitulo habla en sentido alegórico de las glorias de nuestra Iglesia presente, y en sentido anagógico de la Iglesia triunfante: y yo os respondo, que no me opongo á estos sentidos; mas en sentido verdadero, y propio (que es el que se llama literal, y el que solo buscamos al presente) la profecia habla claramente con una Jerusalén, que hasta ahora no se ha visto en nuestra tierra, ni puede verse, segun las Escrituras, sino en otra tierra nueva, ó renovada, que esperamos segun sus pro

mesas.

TERCERO.

248. En Malaquias se dice: He aquí viene... ¿ Y quién podrá pensar en el dia de su venida, y quién se parará

* Ut ædificentur muri Jerusalem: id est, ecclesia Christi - Vide fol. præcedent.

↑ Omne pecus ceder congregabitur tibi, arietes Nabajoth ministrabunt tibi, offerentur super placabili altari meo, et domum majestatis meæ glorificabo.

- Isai. lx, 7.

para mirarlo? Porque él será como fuego derretidor, y como yerba de bataneros: Y se sentará para derretir, y para limpiar la plata, y purificará á los hijos de Levi, y los afinará como oro, y como plata, y ofrecerán el Señor sacrificios con justicia. Y será agradable al Señor el sacrificio de Judá y de Jerusalén, como los dias del siglo, y como los años antiguos *. No ignoro, Cristófilo, la inteligencia tan oscura como violenta que pretendéis dar á estas palabras, para acomodarlas del modo posible á la primera venida dél Señor. Vuestro principal y único fundamento que muestra alguna apariencia favorable es este: que Jesucristo mismo hablando de S. Juan Bautista, citó el primer versículo de este mismo cap. iii de Malaquías, diciendo espresamente que habla de S. Juan: Porque este es, de quien está escrito: He aquí yo envio mi ángel ante tu faz, que aparejará tu camino delante de tit.

249. A este argumento fundamental se responde: que Jesucristo citó el primer versículo de este Profeta con suma razon, y con suma propiedad y verdad; pues en él se habla manifiestamente de S. Juan Bautista. Esto ¿quién lo puede dudar? Mas en este primer versículo; se habla únicamente de S. Juan Bautista? Esto és lo que yo niego lo que se deberia probar y establecer sólidamente antes de edificar sobre este único fundamento. Pues ¿de qué otro ángel, ó enviado estraordinario se habla aquí? Se habla, señor mio, manifiesta y propiamente del profeta Elías, y de su mision todavia futura, y al mismo tiempo aunque

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Ecce venit... Et quis poterit cogitare diem adventûs ejus, et quis stabit ad videndum eum? Ipse enim quasi ignis conflans, et quasi herba fullonum: Et sedebit conflans, et emundans argentum, et purgabit filios Levi, et colabit eos quasi aurum, et quasi argentum, et erunt Domino offerentes sacrificia in justitia. Et placebit Domino sacrificium Juda et Jerusalem, sicut dies sæculi, et sicut anni antiqui. — Malach. iii, 1, 2, 3, et 4.

+ Hic est enim, de quo scriptum est: Ecce ego mitto angelum meum ante faciem tuam, qui præparabit viam tuam ante te.-Mat xi, 10, et Luc. vii, 27.

indirecta y secundariamente de la mision de S. Juan Bautista; el cual vino como dice el evangelio, con el espíritu, y virtud de Elias*. S. Marcos empieza su evangelio con la predicacion de S. Juan Bautista, para lo cual cita no solamente el testo de Malaquías, del que aora hablámos, sino tambien el versículo 3 del cap. xl de Isaías: Voz del que clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor, enderezad en la soledad las sendas de nuestro Dios +. Esta cita de S. Marcos del testo de Isaías es verdadera y fiel, no menos que la del testo del primer versículo del cap. iii de Malaquías, pues en ambos testos se anuncia la mision de S. Juan Bautista (no cierto con el espíritu, y virtud de sí mismo, sino con el espíritu, y virtud de Elías): así como es cierto, que en ambos testos se anuncia primariamente la mision de Elías, el cual vendrá á su tiempo, no en espíritu y virtud de Juan Bautista, como este vino con el espíritu y virtud de Elías.

250. ¿Y dudáis, Cristófilo, que en ambos testos de Malaquías y de Isaías, se anuncian ambas misiones de Elías y de Juan; del primero directa y primariamente, del segundo indirecta y secundariamente? Leed todo el contesto de uno y otro Profeta, y me persuado que con esto solo abriréis los ojos. El contesto de Malaquías lo acabáis de leer en lo que sigue al ver. 1 hasta el 5: el contesto de Isaías lo podéis ver en lo que precede y sigue al testo particular que cita S. Marcos, que es el ver. 3 del dicho cap. xl. Basta leer estos tres primeros versículos, para conocer al punto los tiempos de que habla este profeta directa é indirectamente; esto es, de los tiempos de la mision futura de Elías, y secundariá é indirectamente, de los tiempos ya pasados de la mision de S. Juan, que apareció en el mundo con el espíritu y virtud de Elías ‡.

In spiritu, et virtuta Eliæ. - Luc. i, 17.

+ Vox clamantis in deserto: Parate viam Domini, rectas facite in solitudine semitas Dei nostri. Isai. xl, 3.

In spiritu, et virtute Eliæ. - Luc. i, 17.

Consolaos, consolaos, pueblo mio, dice vuestro Dios. Hablad al corazon de Jerusalén, y llamadla: porque se ha acabado su afán, perdonada es su maldad: recibio de la mano del Señor al doble por todos sus pecados. Voz del que clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor, enderezad en la soledad las sendas de nuestro Dios*.

251. En tiempo de S. Juan Bautista no se habia concluido la malicia de Jerusalén (ó de Israél de donde cra capital), ni se le habia remitido su iniquidad, ni habia recibido al doble por todos sus pecados; pues este al doble lo sufre hasta el dia de hoy, y todavia sigue sin saber hasta cuando deberá durar. Voz del que clama en el desierto, &c. se verificó ciertamente en la mision de S. Juan, y se verificará mejor todavia en la mision de Elías, por medio de la cual será llamada Jerusalén, y todo lo que se comprende bajo de este nombre. Se le hablará entónces al corazon, y se le perdonará toda su iniquidad pasada, como que ya habrá recibido al doble por todos sus pecados.

252. Este parece el sentido manifiesto y palpable de esta profecía (lo mismo digo de la de Malaquías, el cual sentido lo confirmó espresamente el mismo Jesucristo cuando dijo hablando de S. Juan Bautista: ya vino Elías, y no le conocieron, antes hicieron con él cuanto quisiéront; mas para que ninguno equivocase el espíritu y virtud de Elías con que vino S. Juan, como precursor de su primera venida, con la persona misma de Elías, que vendrá como precursor de la segunda, añadió: Elías en verdad ha de venir, y restablecerá todas las cosas‡: con

* Consolamini, consolamini, popule meus, dicit Deus vester. Loquimini ad cor Jerusalem, et advocate eam : quoniam completa est malitia ejus, dimissa est iniquitas illius: suscepit de manu Domini duplicia pro omnibus peccatis suis. Vox clamantis in deserto. Parate viam Domini, rectas facite in solitudine semitas Dei nostri, &c. Isai. xl, 1, 2, et 3.

+ Elias jam venit, et non cognoverunt eum, sed fecerunt in eo quæcumque voluerunt. — Mat. xvii, 12.

Elias quidem venturus est, et restituet omnia. — Id. ib. 11.

lo cual, prosigue S. Mateo, conocieron los discípulos, que hablando de Elías, hablaba tambien de Juan: Entonces entendiéron los discípulos, que de Juan el Bautista les habia hablado*. Así que el primer versículo de] Malaquías habla ciertamente de la predicacion de S. Juan, y al mismo tiempo de la predicacion futura de Elías: los cuatro versículos siguientes ya no pueden competer á los tiempos de Juan, ó á la primera venida del Señor, porque en estos tiempos no se verificó, ni se ha verificado hasta aora nada de lo que anuncian: He aquí viene...¿Y quién podrá pensar (ó como leen los LXX, quién podrá resistir) en el dia de su venida, y quién se parará para mirarlo? Porque él será como fuego derretidor, &c.: y purificará á los hijos de Levi, y los afinará como oro, y como plata, y ofrecerán al Señor sacrificios con justicia. Y será agradable, &c.+

253. Todas estas espresiones parecen muy impropias, y agenas sumamente de aquel modo dulce y pacífico, humilde y llano, con que apareció el Señor en la tierra la primera vez, cuando vino en carne pasible. Entónces, lejos de purificar á los hijos de Leví, como se purifica el oro y la plata, los dejó por la mayor parte en toda su inmundicia, en la cual perseveran hasta el dia de hoy. Entonces, no ofreciéron á Dios sacrificios en justicia: entónces, los sacrificios que ofrecian á Dios no le agradaban tanto como en otros tiempos anteriores; y esto por la iniquidad y malicia que abundaba casi universalmente en los hijos de Levi, &c. Poned aora los ojos en la segunda venida del Señor, á la cual debe preceder la mision y predicacion de Elías al punto entendéis con ideas claras todas estas

* Tunc intellexerunt discipuli, quia de Joanne Baptista dixisset eis. Mat. xvii, 13.

Ecce venit... Et quis poterit cogitare [quis ferre poterit] diem adventùs ejus, et quis stabit ad videndum eum? Ipse enim quasi ignis conflans, &c.: et purgabit filios Levi, et colabit eos quasi aurum, et quasi argentum, et erunt Domino offerentes sacrificia in justitia. Et placebit, &c. Malach. iii, 1, 2, 3, et 4.

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