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primer lugar, á aquellas cosas que son propias, y no las que son de Jesucristo*, segun lo dejó anunciado él mismo, ya espresamente, ya mucho mas en parábolas+.

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10. Imagínese por un momento, para que podamos entendernos mejor, que un gran monarca habiendo estado por largo tiempo ausente de su reino, y siendo ya tiempo de volver á él, vuelve lleno de gloria á la frente de un poderosísimo egército. Al llegar á los confines de su reino, lo halla todo por noticias ciertas é indubitables en un sumo desórden y en una deplorable confusion: las leyes del estado, y aun las naturales y divinas, despreciadas y aun conculcadas: los tribunales corrompidos: oprimida la inocencia: la iniquidad protegida: la injusticia y la prepotencia entronizadas y los grandes del reino que habia dejado en su lugar con todas sus veces y autoridad, unos dormidos, descuidados ó distraidos: otros que comen y beben con los que se embriagant; otros ocupados enteramente en bagatelas y puerilidades: y los mas declarados contra su legítimo señor, diciendo formal y públicamente: No querémos que reine éste sobre nosotros §. En este caso, parece necesario que este monarca, que suponémos sapientísimo y potentísimo, entre en su reino con la espada desnuda; que empieze su juicio por los mas culpados ó por las cabezas principales de la rebelion, congregadas para pelear con él; que esterminados éstos, estermíne del mismo modo á los infieles ministros, que en lugar de oponerse á ellos como un muro fortísimo, se coligaron con ellos, y les dieron un auxilio potentísimo, que ellos mismos apenas podian esperar: á estos ministros, digo, cuya ambicion, cuya avaricia, cuya negligencia, cuyos intereses particulares fueron la causa principal de tantos desórdenes: que castigue del

21.

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* Ad ea quæ sua sunt, non quæ Jesu Christi.-Vide ad Philip. ii,

+ Math. xxi.

↑ Manducantes, et bibentes cum ebriosis.-Math. xxiv, 49. § Nolumus hunc regnare super nos.-Luc. xix, 14.

|| Congregatos ad faciendum prælium cum illo.-Apoc. xix, 19.

mismo modo á proporcion de la muchedumbre atrevida; perdonando al mismo tiempo benignamente una gran parte de ella, en quien la culpa habia sido mas de ignorancia que de malicia: que honre, en fin, y premie, como correspondia á la magnificencia de un rey*, aquellos pocos siervos fieles, y verdaderos amigos que halla declarados por él, y por esta única causa perseguidos, oprimidos y atribulados: y hecho este primer acto de su juicio, que pertenece á la justicia vindicativa, parece tambien necesario, en el caso y circunstancias de que hablámos, que nuestro sábio y potentísimo rey empieze al punto á poner en el mejor órden y armonía todas las cosas; promulgando suave y pacíficamente nuevas leyes, renovando y perfeccionando muchas de las antiguas, y produciendo nuevos medios, nuevas y sabias precauciones para que estas leyes se observen en adelante con mayor perfeccion, en bien universal, sólido y verdadero de todo el estado.

11. Aora, si estudiamos con mediana atencion las Escrituras, así del antiguo, como del nuevo testamento, nos será preciso decir y confesar, que de esta manera será el dia, en que se manifestará el Hijo del Hombret. Jesucristo cuando hallará ciertísimamente toda nuestra tierra en la misma forma, pues así lo dejó anunciado él mismo, y despues de él sus discípulos, confirmando lo que ya habian anunciado los Profetas; hallará, digo, toda la tierra como estaba poco antes del diluvio, esto es, corrompida delante de Dios, é hinchada de iniquidad‡: por consiguiente, sin fe, sin justicia, sin religion, en un sumo desórden, y en un lamentable descuido. Así le será como inevitable y necesario entrar en su reino como lo describe Isaías, cap. lix: se puso vestidos de venganza, y cubrióse de celo como de un manto. Como para hacer venganza, como para re

• Ut magnificentiâ regiâ dignum erat.-Esther i, 7.

+ Secundùm hæc erit quâ die Filius Hominis revelabitur.-Luc. xvii, 30.

↑ Corrupta.. coram Deo, et repleta...iniquitate.-Gen. vi, 11.

tornar indignacion á sus enemigos*... y en el cap. lxiii, dice el mismo Señor: Y rehollé á los pueblos en mi furor, y los embriagué de mi indignacion, y derribé en tierra la fuerza de ellost: entrar, digo, en su reino con la espada desnuda: Y salia de su boca una espada de dos filos para herir con ella á las gentes‡. Y como lo dice su padre David, hablando con él en espíritu: El Señor está a tu derecha, quebrantó á los reyes en el dia de su ira., Juzgará á las naciones, multiplicará las ruinas: castigará cabezas en tierra de muchos §. Dice muchos, no todos; y aunque la esplicacion de este lugar, así como la de otros semejantes, v. g. el ver. 2 del cap. xii de Daniel, esplican algunos de muchos: esto es: de todos, qué serán muchísimos; mas esta esplicacion es conocidamente violentisima, ni estriba sobre otro fundamento que sobre una suposicion arbitraria y falsa, que ni se prueba, ni es posible probar.

12. Concluido este primero y necesario acto del juicio de Cristo sobre los vivos, ó esta especie de vendimia terrible (de que se habla de propósito en el cap. xxiv de Isaías, y en el cap. xiv del Apocalipsis) aunque la viña de la tierra, y la tierra toda quedará despoblada, casi tanto como quedó despues del diluvio; no por eso dejarán de quedar dispersos acá y allá algunos pequeños racimos, así como sucede siempre en una gran vendimia: como si algunas pocas aceitunas, que quedaron, se sacudieren, de la oliva; y algunos rebuscos, despues de acabada la ven

Indutus est vestimentis ultionis, et opertus est quasi pallio zeli. Sicut ad vindictam, quasi ad retributionem indignationis hostibus suis.-Isai. xlix, 17 et 18.

+ Et conculcavi populos in furore meo, et inebriavi eos in indignatione mea, et detraxi in terram virtutem eorum, &c.-Isai. lxiii, 6.

Et de ore ejus procedit gladius ex utraque parte acutus: ut in ipso percutiat gentes.-Apoc. xix, 15.

§ Dominus á destris tuis confregit in die iræ suæ reges. Judicabit in nationibus, implevit ruinas: conquassabit capita in terra multorum.-Ps. cix, 5 et 6.

dimia*. Estos pocos residuos (prosigue Isaías en el lugar citado), pasada la gran borrasca levantarán la voz, y alabarán á su Señort. Cuando éste fuere glorificado con la destruccion y ruina de todos los inicuos, clamarán y suspirarán por él, con deseo y ansia de conocerlo y adorarlo, aun los que se hallaren en los últimos fines de la tierra, separados de este continente por vastísimos mares: cuando fuere el Señor glorificado, alzarán la gritería desde el mar... Desde los términos de la tierra oímos alabanzas, la gloria del justo. Este lugar de Isaías unido con todo el contesto de este capítulo, no comprendo como se pueda acomodar á la predicacion de los Apóstoles, y vocacion de las gentes, que parece el único asunto interesante que tienen en mira los intérpretes de la Escritura.

13. Pues en estos pocos que quedarán vivos sobre la tierra, y en toda su numerosísima posteridad, proseguirá por muchos siglos (que S. Juan llama con el número redondo de mil años) el juicio de Cristo sobre los vivos ó lo que parece lo mismo su reino sobre los vivos, y viadores, hasta que éstos falten del todo, segun verémos á su tiempo.

* Quomodò si paucæ olivæ, quæ remanserunt, excutiantur ex olea: et racemi, cùm fuerit finita vindemia.—Isai. xxiv, 13.

+ Hi levabunt vocem suam, atque laudabunt.-1sai. xxiv, 14. Cùm glorificatus fuerit Dominus, hinnient de mari...A finibus terræ laudes audivimus, gloriam justi, &c.-Isai. xxiv, 14 et 16.

CAPITULO II.

IDEA GENERAL DEL JUICIO DE CRISTO SEGUN LAS

ESCRITURAS.

14. ESTAS dos palabras, reino y juicio, ó rey y juez, en frase de todas las Escrituras canónicas, y en la inteligencia universal recibida de todos los pueblos, tribus y lenguas que viven en sociedad, me parece á mí que no significan, ní pueden significar dos cosas diversas, sino una sola. Un rey 6 príncipe soberano recibido y reconocido por tal de todos sus respectivos súbditos, no es otra cosa que un juez en quien reside todo el juicio respecto de estos mismos súbditos, ni su reinado es otra cosa que su juicio. Aunque no todo juez merece el nombre de rey, ni de príncipe, ni de soberano; mas todo rey, todo principe soberano, merece el nombre de juez, y se le debe de justicia, pues lo es en realidad. Tú me escogiste, le decia á Dios el mas sábio de los reyes, por rey de tu pueblo, y por juez de tus hijos, é hijas*: y en el cap. vi, hablando con todos los reyes de la tierra, les da promiscuamente el nombre de reyes y jueces: Oid, pues, reyes, y entended: aprended vosotros, jueces de toda la tierrat. Lo mismo hace su padre David en el salmo ii. Y aora, reyes, entended: sed instruidos los que juzgais la tierra‡; y es bien facil observar esto mismo casi á cada paso en las Escrituras. La palabra misma rey, se deriva evidentemente del verbo regir, que significa gobernar, dirigir, ordenar, mandar,

Yaora,

de

* Tu elegisti me regem populo tuo, et judicem filiorum tuorum, et filiarum.-Sap. ix, 7.

↑ Audite ergo reges, et intelligite, discite judices finium terræ — Sap. vi, 2.

Et nunc reges intelligite: erudimini qui judicatis terram.Ps. ii, 10.

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